El Polígono Industrial
No siempre he trabajado en el distrito financiero de Madrid. Un sitio muy glamuroso con rascacielos, directivos y ejecutivos muy fashion y esa percepción en el ambiente de money, money … ay, es todo tan sofisticado.
Debes sabe que tengo un pasado poligonero (que no choni), trabajando en sitios muy cutres con jefes dinosaurios que no están obligados a cumplir algunas medidas laborales básicas Por supuesto, nunca oyeron hablar de la fidelización del talento y la felicidad en el trabajo.
Mi experiencia laboral como poligonera
Durante un año trabajé en un Polígono Industrial en Rivas-Vaciamadrid, que está a unos 15 km de Madrid, en la carretera de Valencia.
El trayecto Madrid – Rivas en bus
Para llegar al polígono tenía que tomar el bus en Conde de Casal. La compañía de autobuses se llamaba La Veloz. Aunque de veloz nada porque en esa carretera hay mucha densidad de tráfico y unos atascos increíbles.
Atascos especialmente en puentes e inicio de vacaciones de verano porque por ahí se llega a la playa más cercana a Madrid (a unos 400 km). Se puede tardar una hora en recorrer esos 15 km desde/hasta Madrid.
La carretera tiene otros atractivos turísticos (léase con ironía):
- La Cañada Real. Un gueto de venta de droga muy peligroso.
- El Parque Tecnológico de Valdemingomez, que es una forma muy cuqui de denominar al vertedero donde va la basura de toda la ciudad de Madrid.
No te puedes imaginar lo mal que olía la zona. Había días que no se podían abrir la ventanas de la oficina porque el aroma a vomito podrido se colaba dentro.
El horario de trabajo
Cuando conseguías llegar al polígono, después de comerte el atasco, haber viajado con los yonkies y anestesiado con la peste del vertedero, al abrir la puerta de la oficina, allí estaba el de RRHH:
– Erika, has llegado 10 minutos tarde.
Lo gracioso es que el horario era de 9 a 7 con una hora para comer. Si echas cuentas era una hora de más. ¿Registro de horario? ¿Pagar las horas extras? jajajaja
En realidad, las jornadas eran más largas pues había un día a la semana que salíamos entorno a las 12 de la noche. Estas horas extra sí las pagaban … en negro.
Entre los horarios, los atascos y estar a freír espárragos de Madrid, era muy difícil tener una vida social, llegar al supermercado antes del cierre o incluso ir al médico.
¿Flexibilidad laboral? ¿Conciliación familiar? ¿vida más allá del trabajo? jajajaja
Miedo al salir de trabajar
Me moría de miedo los días que salía a medianoche de trabajar. No había nadie por la calle que, además estaba muy oscura porque apenas había farolas.
De vez en cuando pasaba algún camión y el conductor bajaba la ventanilla y gritaba:
– ¡¡Rubiaaaa!!
Vamos, corría como un gamo … por miedo y también porque el último autobús pasaba a las 00:00 horas y si lo perdía no había forma de regresar a Madrid (en aquellos tiempos el metro no llegaba a Rivas y no existían Uber, Cabify, Zity ni nada parecido).
La oficina
Las instalaciones estaban en la típica nave industrial con fachada de lata. En verano se recalentaba la nave y parecía que trabajabas en el infierno.
En el interior eran tabiques prefabricados de pladur más finos que el papel de fumar. Solo tenían despacho el jefe/dueño de la empresa y los de RRHH. El resto de los mortales trabajábamos en un espacio compartido … decir que era un open space sería algo muy exagerado.
Almorzar en el polígono
En los alrededores solo había un restaurante donde comían mayoritariamente camioneros. Cuando entrábamos mis compañeras y yo, todos se giraban y nos escaneaban de arriba a abajo y de abajo a arriba. Qué situación más incómoda.
La comida era zafarrancho total. Pedías una ensalada y te miraban como si fueras de Marte.
Decidimos llevar la comida en una tartera y comer en la oficina. Terminé odiando ir con la tartera a cuestas y comer comida recalentada. Por eso, en las empresas que he trabajado después siempre he exigido tickets restaurante.
El jefe, el amo supremo
El jefe era el dueño de la empresa. Allí se hacía lo que él decía y de la forma qué quería. A nadie se le ocurría proponer o sugerir alguna mejora. Eso se consideraba una insolencia y te apuntaba en la lista negra por insurgente.
Lectura recomendada: cómo ser un jefe excepcional
Sin medios para trabajar
Un día tuvo una fantástica idea. Decidió no volver a comprar material de oficina. Los bolis, el papel, etc. te los tenías que llevar tú de tu casa.
Para mí esto es lo mismo que si tuvieras que comprarte y llevar la mesa, la silla y el ordenador al trabajo. Ojo, que hay mucha gente que se tiene que llevar un calefactor o un ventilador a la oficina porque en su empresa lo de la calefacción y el aire acondicionado son lujos.
Miré a mi responsable, mostrándole el boli que tenía en la mano y le dije:
– ¿Ves lo que le queda de tinta al boli?
– Sí
– Creo que me llega para escribir un mes. Antes de ese plazo me habré ido de aquí.
– Erika, ¿qué dices? Si no pasa nada porque te traigas el boli y el papel de casa. Venga, no te enfades.
– Sí, sí que pasa. Pueden comprar el material de oficina con el dinero que se ahorran al no pagarnos a todos la hora extra diaria cada día.
A mí o me ponen todas las herramientas de trabajo necesarias para desarrollar mis funciones o cambio de empresa. Así de simple y de radical. Tonterías las justas.
Me indignan estas cosas mucho. Luego habrá quién se pregunte cómo retener al talento, por qué los empleados no se comprometen, bla, bla, bla.
Mi protesta particular
A modo de protesta porque el jefe no pagaba el material de oficina, comencé a hacer mi guerra particular.
El horario
Empecé a llegar todos los días una hora tarde y cuando salía la de RRHH con el cronómetro en mano, le decía:
– Cuando me paguéis la hora que trabajo gratis todos los días, empezaré a llegar puntual como un reloj suizo. Mientras tanto, haré la jornada legal de 8 horas diarias. Si no te parece bien, me despedís. No pasa nada, hay más empresas en el mundo.
Material de oficina
Un día mi responsable necesitaba un clip, pero se habían acabado. Como soy una chica resolutiva, me metí el dedo en la nariz y me saqué un moco. Le dije:
– Toma, pega las hojas con esto
Me miró alucinado, sin reaccionar
– ¡Ah! Que te da asco tocar mi moco. No te preocupes, ya lo pego yo. … Ale, hojas pegadas. ¿Necesitas algo más?
Pobre, no se me olvidará nunca la cara que puso. Cada vez que lo recuerdo se me caen los lagrimones de la risa ¡qué momentazo!
Buscar trabajo en otro sitio
La hora que llegaba tarde a trabajar, la aprovechaba para hacer entrevistas de trabajo. Tres semanas tardé en encontrar un nuevo empleo, casi el tiempo que le dije a mi responsable que me iba a durar la tinta del boli, jejeje.
Desde entonces siempre he trabajado en el centro de Madrid. No perder una hora o más en cada trayecto desde/hasta casa se ha convertido en otro factor clave para elegir empresa para trabajar, junto con los cheques de comida y el material de oficina, claro.
¿Y tú qué?
¿Tienes un pasado oscuro de poligonero como yo?
¿Te pagan el material de oficina?
Imagen destacada del post: Polígono Industrial vía Shutterstock
Marigem Saldelapuro
15 junio, 2015 @ 05:55
Yo también me he hecho fan del momento moco, jejejejeje, esto hay que patentarlo.
Un besito y me he reído mucho, tu pasado es genial, siempre me sorprendes.
Carlos Dearma
15 junio, 2015 @ 05:56
Los jefes de ese estilo son lo peor, verdaderas ratas empresariales. Parece increíble pero existen también aquí en Argentina. No tengo la experiencia de oficina pero amigas y amigos me hablan de ellos. Hasta en los colegios en que he trabajado se daban esas situación por insumos (tizas, borradores etc) o colaciones (té, café, azúcar y otros) … Igual rescato tu sentido del humor ante ello y tu dignidad sobre todo. Me ha gustado la entrada, besines amiga.
Ricardo Mazzoccone
15 junio, 2015 @ 05:56
Hola Erika.
A pesar de las dificultades de la distancia y del desconocimiento de tu país, siempre te las ingeniás para engancharme con tus anécdotas.
Lográs que te imagine en las situaciones planteadas.
Buena anécdota de un trabajo anterior.
Beso.
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 17:40
mañana mismo voy al registro de patentes y marcas. Paso todos los días por la puerta porque me pilla de paso a mi empleo actual.
¿Te imaginas, Marigen? Hola, buenos días, vengo a patentar el uso de los mocos como clips jajaja
Un beso y muy buena semana
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 17:45
Me temo que este tipo de jefes existen en todas partes, Carlos. Miran por su beneficio económico y no piensan en nada más.
Aunque ahora estamos aquí con el jiji-jaja, en realidad es muy triste que tu también hayas pasado por situaciones así en los colegios en los que has trabajado.
Un besote, amigo
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 18:15
Hola Carolina,
vuestros comentarios son siempre fuente de inspiración para mis post. Pero concretamente el tuyo me llamó mucho la atención, por eso, lo he pegado tal cual.
Pienso que gran parte del abuso que hay en las empresas ahora, en el pasado y en el futuro, se debe en gran parte a nosotros mismos que lo consentimos. Tengo comprobado que en el momento en el que le dejas claro a tus superiores que no tienes miedo a perder el trabajo y que no estás desesperado (aunque se mentira), te empiezan a respetar y te dejan de hacer la vida imposible. Es darle la vuelta a la tortilla e insinuar que los afortunados son ellos por tenerte en su plantilla. Una locura, lo sé. Pero se quedan en shock y comienzan a verte como un jugador fuerte que no se deja amedrentar.
Es cierto, me siento afortunada por vivir en una gran ciudad con más probabilidades de encontrar un nuevo empleo. Si no es en una oficina será en otro tipo de negocio o incluso fregando escaleras. Sin embargo, aunque viviera en una más pequeña o en un pueblo, tampoco me dejaría achantar. No sé, supongo que va en el carácter de cada uno.
Lo de las entrevistas de trabajo da para otro post jaja. Los reclutadores muchas veces se creen pequeños dioses todopoderosos con tu vida en sus manos. Algún día escribiré sobre ello ¿Ves me has vuelto a inspirar? jejeje
En cuanto a las herramientas de trabajo, hay muchísimas empresas que no lo pagan, incluso grandes multinacionales con facturaciones e ingresos millonarios. El bolígrafo o el coche. No les importa.
Mil gracias a ti por inspirarme y por todos los aportes que haces en este rinconcito.
Besotes
PD el hombro mucho mejor :-))
Carolina
15 junio, 2015 @ 17:26
Hola Erika,
yo que te iba a escribir que no hacía falta que escribieses, que te cuides el hombro y llego aquí y me mencionas, muchas gracias!!!
Pero esa gente que nombras, de qué van… no comprar material de oficina, eso no se puede hacer. Luego lo que tú hiciste del moco y tal a mí me ha dejado un gusto agridulce, pero ¿sabes por qué? Porque hoy por hoy nadie se atrevería a sublevarse por perder el empleo porque saben que no encuentran otro. Hasta donde hemos llegado… Que igual tú ahora harías lo mismo, que depende mucho de la persona, pero en general estamos en una situación que atenta contra la dignidad de cualquiera.
Y además a mí en una entrevista me lo dijo un tío que me trató con mucha chulería. Que antes buscabas gente para trabajar y no encontrabas. Todo el mundo quería cobrar más de lo que se le ofrecía. Y ahora la gente está desesperada y lo aguantan todo. Tengo pendiente un post de crítica social fuerte, por cierto…
Lo bueno de Madrid es que tenéis por el centro bastantes oficinas. En las provincias no te digo que tienes que morir al palo de un polígono sí o sí, pero por la ciudad con transporte público no hay gran cosa. Incluso el polígono donde hay más empresas, no hay ni bus ni nada, coche tuyo. Y a la gente le parece tan normal. ¿Pero cómo se come que alguien que acaba de terminar los estudios, o que está en paro, tenga coche? Además como la mayoría son pymes, pues peor para el tema de organizar transportes y demás.
Muchas gracias de nuevo por haberte acordado de mí para el post, eso se llama aprovechar los comentarios 🙂
Besos 🙂
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 17:34
Hola Holden,
el momento moco fue uno de los grandes hits en mi vida laboral. He tenido otros momentos de chulería a lo largo de todos estos años pero nunca he superado esa proeza jaja.
Estoy de acuerdo contigo. El que se lleva el material de casa es un trepa, un vendido o un cobarde. Con la crisis mucha gente no se atreve a plantar cara frente a los abusos y así nos va.
Importa la idea jaja es barata, ecológica y biodegradable jejej
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 17:37
Hola Ricardo,
por favor, dime que en Argentina os pagan el material de oficina siempre …
Me alegro de poder lograr que te imagines las situaciones. Eso es muy motivador en cuanto a mi forma de redactar. Mil gracias.
Un beso
Erika Martin
15 junio, 2015 @ 20:10
¿Tu también fuiste "poligonera"? jajaja ¡qué bueno!
Sigo siendo rebelde, lo llevo en la sangre. Como bien dices, las dos partes deben cumplir y ser profesionales. No se trata de protestar por protestar.
Un beso, guapa
Entre suspiros y un café
15 junio, 2015 @ 20:06
Yo comparto ese pasado poligonero jejejejeje. Era muy "divertido" pasar por delante de trabajadores de fábricas cercanas y escuchar "piropos" a diario. Ir corriendo siempre para no perder el metro. Ir andando-corriendo pensando que si a alguien le daba por raptarme en un tramo poco frecuentado, nadie se iba a enterar…
Me alegra saber que has sido así de "rebelde". Yo también creo que hay que saber cumplirar en el trabajo, por ambas partes.
¡Un beso Erika!
Holden
15 junio, 2015 @ 21:45
MUY fan del momento moco. Por diox, que se acaben en mi oficina pero ya, que a mí me gusta importar ideas cuando son buenas.
Yo opino como tú en lo del material: quieres que haga algo, dame los recursos necesarios para ello. Vamos, por ahí no paso y te digo más: los que pasan no son de fíar. Estoy 100% de que todo aquel al que no le importe llevarse su propio boli y papel para hacer el trabajo (ojo, porque sea indispensable usarlo) es un trepa, un esquirol y un vendido. Y así nos va: ya no se hace piña ni para que nos paguen más, hasta está mal visto reclamar lo que te deben.
Paula Koval
16 junio, 2015 @ 05:32
Your story would make me laugh more than I have if it were not true, Erika. I have worked at some less-than-stellar jobs but never have I been told to bring in my own office supplies or heater.
Your mucus response was one of the best that I have ever heard. Snot funny because it's true?
You, my dear, are the best. Keep on posting! Sending kisses!
Cindy Groulx
16 junio, 2015 @ 05:33
Yo trabajo malos empleos? ¿De verdad quieres saber? Probablemente tomar varias entradas del blog a escribirlas. Algún día lo haré, cuando yo traigo Frizzy Lizzy de nuevo en acción en mi blog {;o) Estoy feliz por ti que, por lo menos tienes un mejor trabajo, y con menos tiempo de viaje, y un usted sé cómo manejar jefe. Gracias por compartir sus historias con nosotros. Me gusta leerlos sus historias
Gracias hermana
Mariano Manuel
16 junio, 2015 @ 05:33
Me trae recuerdos cutres de mi paso por el polígono industrial de Finanzauto en Arganda del Rey, pero eso ya es historia.
ramrock
16 junio, 2015 @ 17:31
Distrito financiero, useasé, "El Azca" ¿no?.
Yo anecdotas de esas poco porque salvo trece meses que estuve de interino en el Ministerio Hacienda (yo no he subido los impuestos, que conste, estaba en recepción-envio de paqueteria-mensajeria) y los tres últimos años antes de pasar al paro casi definitivo (me temo que, o cambian mucho las cosas o yo no volveré a trabajar) mis curres han sido mas de pasar las mañanas en la calle, la mayor parte de las veces (cinco años como oficial de procurador de los tribunales, otros cinco en la asesoria juridica de una constructora-inmobiliaria) realizaba lo que pomposamente llamabamos en aquellos tiempos (no se como lo llamarán ahora) "gestiones de calle".
No estaba mal, un trabajo marchoso para un tipo que es, bueno, era, como el rabo de una lagartija.
Eso si, siempre he tenido suerte en una cosa, como he tenido bastante autonomia, entre "presentar oficio en el Ayuntamiento, llevar una orden de anotación preventiva de embargo al registro de la propiedad, etc., etc., me metia cada jarra de cerveza helada que… Y nunca me trincaron.
Y entre medias, trabajos mas bien "en negro", reparto de publicidad, mensajero a pié y transporte público, cosas de esas raras.
Lo peor fue el último trabajo, no, no es que tuviera un jefe de esos chungos, pero si tenia un compañero, ex-coronel del ejercito, que era el típico "batallitas", franquista hasta el tuetano que… y lo peor de todo, una situación que no le deseo a nadie, llevaba ya un mes y medio sin cobrar pero fuí lento de reflejos. Era una pequeña inmobiliaria de esas de local a pie de calle, muy céntrica, en Dr. Federico Rubio y Galí, yo tenía también llave para abrir y cerrar y un viernes, cierro, me voy, pensando además en que tenía que pensar en un abogado o un sindicato para demandarlos y al llegar el lunes, me encuentro con el local vacio y el candado cambiado.
Me habian dejado tirado, no se presentaron siquiera en magistratura y tuve que cobrar del fondo de garantia salarial.
Se pasa mal y así terminó, tal vez por el momento o casi mas bien que para siempre, mi historial laboral.
Así que, ¡¡¡hala!!, como digo siempre, Long life to rock!!!
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 17:44
Seguro que tu y yo hemos coincidido más de una vez esperando el bus en Conde de Casal, Mariano. A mi esta historia me ocurrió en 2001.
Un beso
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 17:51
Por supuesto que quiero saberlo, Cindy. Por favor, cuéntalo en tu blog. Me encantaría leerlo.
Así es, he ido probando en varias empresas para ir mejorando en condiciones de trabajo y también en desarrollo profesional. De esta forma aprendes también a manejar a jefes y compañeros 😉
Muchas gracias por venir, hermana.
Un besazo
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 18:16
Alexandra,
El momento moco fue increíble. Nunca más he vuelto a superarme en ese grado de insumisión jajaja. La cara de mi jefe fue de total sorpresa.
Mucho miedo pasé a esas horas por esos lares. No llevaba spray de pimienta pero un taconazo bien dado en caso de defensa propia también puede hacer mucha pupa jeje. Definitivamente ese no era un lugar para mi.
Siento que hayas despertado a la niña con la carcajada. Espero que sea de sueño fácil y que se haya dormido rápidamente después. Aunque es genial saber que te has reído con mis recuerdos laborales.
Un beso para ti y otro para la nena
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 18:37
Hola!!
Has acertado. Trabajo en Azca que es glamuroso a primera vista pero si te fijas, las aceras están hechas una mierda y los edificios por dentro están bastante anticuados.
¿Seguro que no fuiste tu el de la subida de impuestos? Jajaj Tenías que haberle dado un día al ministro con la puerta en las narices y haberle dicho “uy, perdón, no vi que venía detrás”
No sé si ha cambiado la denominación de “gestiones de calle” aunque me informaré y te cuento.
Pero mola eso de estar en la calle, al menos así lo veo yo que estoy todo el día entre cuatro paredes. Lo mejor es que de vez en cuando te escaqueas a tus cosas jajaja como lo de la cerveza ¡qué grande!
Tenemos en común que yo también trabajé en una inmobiliaria “gratis” durante varios meses. Hablaré de ello en esta serie de empresas cutres por donde he pasado.
¡Qué cabrón el ex coronel! Mira que cambiarte el candado de la noche a la mañana y hacerte pasar por el trago de ir a magistratura. Hay que ser desgraciado.
Bueno, seguro que encuentras trabajo, no te desanimes. Si tienes cv online y quieres insertar aquí el link, hazlo con toda libertad. Lo mismo hay alguien que lee esto y te llama 😉 Espero que así sea.
Long life to rock!!! Muy buena la canción m/
Lovely day!
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 18:42
Claro, Chelo, cuéntalo jajaja quizás alguien pueda usar este "método" tan ecológico en su trabajo.
Tienes razón, para decirles a los jefes que no te importa perder el trabajo, primero tienes que demostrar que eres un gran profesional. Porque sino lo eres, entonces seguro que te dicen "ahí tienes la puerta".
Muchas veces hay que tragar situaciones muy injustas por necesidad pero tampoco hay que tolerar todo por sistema.
Muchos besos y muchas gracias por tu tiempo.
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 18:58
Lucky you that you didn’t need to bring your own office supplies to work. In Spain is not a strange request, specially since the economical crisis started.
It 100% truth the mucus story, Paula. And it was one of my best and funniest moments of my working experience.
I had never heard the expression "less-than-stellar jobs" Thank you for the English lesson. And, of course, thanks a lot for your time and support.
Hugs and kiss, darling
Alexandra Proaño
16 junio, 2015 @ 17:31
Rayos Erika, me has hecho despertar a la niña con la carcajada que he soltado al leer lo del moco! jajajaja Si yo sabía que tenía que leer esto después de la hora de la siesta, pero no he podido esperar 😛
No sabes lo que hubiera pagado por verle la cara.
Creo que no hubiera sido capaz de soportar tanto “glamour”. Y eso de tener que pasar por la Cañada a las 12 de la noche, ni muerta. Espero que al menos hayas tenido un spray de defensa en el bolso. ¡Qué miedo!
Gracias por alegrarme la tarde. Con historias como esta no hace falta ni que tome café para despertarme. ¡Besos!
Chelo
16 junio, 2015 @ 17:31
¡Me partía de la risa leyéndote! Y esto lo tengo que contar, vamos si lo cuento 😉 Es buenísimo.
Es lo que tú dices Erika, que cuando los jefes saben que no te importa perder el trrabajo (porque ellos en el fondo,aunque sea muy muy fondo, saben cuándo se exceden en cosas o se quedan cortos en otras), si la persona "vale" no la dejan escapar así como así.
Pero, a veces, la necesidad es superor a la dignidad, y por eso hay quién aguanta carros y carretas, y lo entiendo.
¡Besos, y cuídate!
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 21:06
Es que esos polígonos están a freír espárragos de todo y encima están destartalados. Entiendo que no se puede poner una fábrica pej en todo el centro, pero es tan triste, sobre todo en invierno. Definitivamente mucho mejor en la civilización jejeje
Un super besazo para ti, Natalia
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 21:15
Menos mal que no había damas de esas en Rivas, sino aquello hubiera sido el remate.
O sea que también fuiste sufridor puntual de los frenazos de los conductores de aquellos autobuses jaja menuda aventura viajar en ellos. Oye, ¿te pagarían el mantenimiento del coche o la gasolina o un lavado o algo, no? que al final eso es como lo de los clips que cuento arriba.
Creo que todos por desgracia hemos tenido experiencias parecidas con jefes negreros. Y es que encontrar una buena empresa o superior es como buscar una aguja en un pajar.
Mil gracias por el feedback sobre mi forma de escribir, viniendo de ti es todo un honor y una auténtica motivación para seguir escribiendo.
Muchos besos
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 21:22
Si es que nada peor que la confianza y la "amistad" para esto de trabajar: sin contrato, sin sueldo y … sin dar la cara en Magistratura. ¡Qué fuerte!
Te mando muchos ánimos. Lo importante es que tu discapacidad no te afecta, dentro de lo que cabe, para llevar una vida relativamente normal.
Have a lovely evening you too :-))
Erika Martin
16 junio, 2015 @ 21:29
¡¡Ostras!! Marconi sí que es un sitio oscuro y peligroso. Sale en las noticias tanto o más como La Cañada Real.
No me extraña que superaras el pánico a conducir y que te compraras un coche para ir allí. Tu sí que te mereces una super condecoración.
Un besote, preciosa
ramrock
16 junio, 2015 @ 21:00
No, si el coronel era compañero y su historia (la primera batalla que me tuve que tragar) es… bueno, te puedes imaginar, ser un coronel en excedencia y ponerse a currar de administrativo en una pequeña inmobiliaria (y sin contrato) pero era "amigo de la familia" useasé, de los dueños y…
Y fueron estos, los dueños los que lo hicieron y no te creas, ellos viven de puta madre en la Urbanización Ciudalcampo pero con estas leyes que tenemos, resulta que no se podia ir contra su patrimonio y la empresa, con un capital social de 3.001 € lo único que tenía (de eso me enteré después) eran deudas con la Seguridad Social (como dos años mínimo), así que ni se presentaron a Magistratura y no se pudo hacer nada contra ellos, la empresa se dió por insolvente y ¡¡hala!!.
Y lo otro es muy dificil, aparte de que ya no cumplo los 55, hay temas de salud (discapacidad reconocida del 40 % y menos mal que no afecta a una vida normal, eso si, sin pegarme por ejemplo palizas de 5 horas caminando o llevar pesos).
Por internet no se debe decir nada mas 😉 pero en fin, dificil, dificil.
Have a lovely evening.
Natalia
16 junio, 2015 @ 21:00
Yo tuve que ir a trabajar en una empresa en la que para hacer la formacion estabas en un poligono, y sinceramenteno me gusto nada es muy deprimente sobre todo en invierno por muy nuevo que este agrrr, donde este estar en la ciudad , centro etc no hay color jajaja. Muy bueno lo que cuentas y muy graciosas las viñetas. Un besazo.
Luis de la Rosa
16 junio, 2015 @ 21:00
Bueno, yo no trabajé en un polígono, pero sí que pillé alguna vez los buses que mencionas desde Conde de Casal para ir a trabajar a un pueblo de la zona Este donde estaba destinado. Así que lo de los yonquis me suena, y las "damas del polígono" y gente que no era ni lo uno ni lo otro pero también daba un poco de miedito. Eso sí, todo lo veía cuando no tenía el coche disponible, que era con lo que iba normalmente a trabajar. En eso tenía suerte.
Se me hace muy familiar ese sentimiento de trabajar para un jefe tiránico y que intenten explotarte y que traigas tu propio material y todo lo demás. Yo creo que tus posts reflejan eso muy bien y muchos de nosotros empatizamos mucho con ellos. Y creo que cada vez son más divertidos y están escritos con un estilo aún más ágil.
Enhorabuena, rubia (como decía el camionero de tu post ;-)) !!!! Un saludo.
Mary Ponce
16 junio, 2015 @ 21:22
¿Pasado oscuro en polígonos? Si eres de Madrid, seguro que conoces o has oído hablar de marconi. Pues ahí, en turno de tarde y noche, rotativo, servidora.
Solo te diré que antes de trabajar ahí, yo tenía miedo a conducir, tuve un pequeño contratiempo y cogí miedo. Pues bien, ahí con lo vi, se me quitó la tontería pronto y de hecho, me compré mi primer coche, no te digo más…
Besico guapa
Álvaro Lamela
17 junio, 2015 @ 12:21
La sede central de una de las empresas para las que estuve subcontratado estaba en Marconi. Mary Ponce, te comprendo perfectamente. La verdad es que es una zona poco recomendable y que da mucha sensacoión de inseguridad.
Álvaro Lamela
17 junio, 2015 @ 12:23
Cada día me caes mejor, que lo sepas. 😉
Erika Martin
17 junio, 2015 @ 19:27
¿Tu también fuiste poligonero, Álvaro? caray, nos estamos juntando unos cuantos jeje
Gracias 🙂
Erika Martin
17 junio, 2015 @ 19:29
Es un recurso barato que tenía a mano o mejor dicho en la nariz jejeje
Sí, ya estoy recuperada. Llevo un par de días sin tomar analgésicos y al caer la tarde no se me resiente el hombro como días atrás.
Gracias por preguntar
Un besazo muy fuerte
Erika Martin
17 junio, 2015 @ 19:36
Ahora no caigo ¿cuál es el polígono más cercano a Cadiz? ¿las naves de la zona franca? ¿o alguno por San Fernando?
¡Qué afortunada eres pudiendo ir andando al trabajo! Bueno yo ahora no me quejo. Tardo muy poco en llegar al centro. Eso sí, en transporte público 😉
Muchos, muchos besos, Teresa
Erika Martin
17 junio, 2015 @ 19:40
jajaja el averno, me muero de la risa, Eduardo. Pero tienes más razón que un santo … y ¿porqué no harán los polígonos más bonitos, quizás al estilo de los parques empresariales, pej?
Lo del moco, bueno, es que yo soy muy chula jajaja
saludos
Erika Martin
17 junio, 2015 @ 21:06
jijiji pues voy para allá, Chelo. Gracias por avisar 😉
Mil besos
bardo
17 junio, 2015 @ 19:23
Hola Erika he trabajado en una empresa ubicada en un polígono, que era cutre y además visitaba otras empresas, aquello era el averno… Entiendo todo lo que cuentas. Lo del moco me ha impresionado¡¡¡
Un saludo
Fantasía Y Realidad
17 junio, 2015 @ 19:23
Bueno Erika,yo no he trabajado en ningún polígono,y si alguna vez tengo que trabajar en uno dudo mucho que tarde una hora en llegar porque la vuelta a Cádiz se suele dar en una hora mas o menos.No hermana,yo trabajo a una media hora de mi casa,andando.
Me alegra muchísimo que ahora estés trabajando en un sitio tan bonito como es el centro de Madrid.
Muchos besos!!
Mirta Cristina
17 junio, 2015 @ 19:23
Que secretaria tan divertida, en lugar de un clip, un moco, es fantástico!! Ya estas recuperada?
Un besazo!!
Chelo
17 junio, 2015 @ 21:05
Bona nit Erika! Sólo quería decirte que justo hoy he publicado la entrada a propósito de ese premio tan guay al que me nominaste 😉
Besos!
Carlos Girón
18 junio, 2015 @ 08:04
Qué cosas las que uno hace con un resfriado. Va el resumen de mi comentario fallido jaja: ¡Eres grande Erika! En estos tiempos de crisis los empleadores amedrentan a sus empleados con la idea de que el puesto que tienen es casi que un don divino, un regalo que deben agradecer sin importar las condiciones. ¡Por eso hay que tener los tacones bien puestos! Y a la menor provocación toma el moco vengador. ¡Un abrazo fuerte Erika!
Humoreo Luego Río
18 junio, 2015 @ 12:29
Has vivido toda una odisea con lo de tu trabajo en el polígono Erika. El momento del moco sustitutivo del clip, me ha parecido genial Jajajajajajaja… Al igual que a ti, a mí también se me caían los lagrimones al leerlo!!! Así se hace… si señor, con un par de ovarios bien puestos!!! Me encantan todos tus post, este no lo he podido leer hasta hoy, ya sabes… Ando liaete!!! Que pases un feliz día y disfrutes como hasta ahora de tu trabajo. Un fuerte abrazo!!! ???
Erika Martin
18 junio, 2015 @ 20:50
Hay muchos empresarios que olvidan que los empleados son el motor de la empresa. Sin ellos vendiendo o haciendo otras gestiones, el negocio no marcha. No se gana nada amedrentando a los empleados, al contrario, se puede perder talento 😉
Así que tacones bien puestos y a comerse el mundo jejeje
Cuídate, Carlos, no dejes de tomar el jarabe de tomillo hasta encontrarte recuperado del todo.
Un super abrazo!!
Erika Martin
18 junio, 2015 @ 21:01
¿Odisea? jaja cuando leas la historia que publicaré mañana, vas a alucinar 😉 Aunque mañana no habrá mocos en el post ¿eh? jajaja
No te disculpes, Juan Carlos, sé que andas pillado de tiempo. Lo importante es que los niños aprueben los exámenes. Mucha suerte!
Estos días yo también ando medio desaparecida. Me apunté a un curso presencial que me está "robando" muchas horas.
Un abrazo muy fuerte!!
Holden
19 junio, 2015 @ 14:31
He visto esto y me he acordado de ti. Bueno de mí. Ya me entiendes 🙂
Erika Martin
19 junio, 2015 @ 20:04
jajajaja buenísimo. Foto de "pillada en el momento" ¿o ha sido un bodegón que has hecho esta mañana con tu desayuno? jajaja
Es genial, gracias por compartirla.
Oye un día me tienes que contar cómo haces para poner los enlaces en los comentarios. Porfis que no sé hacerlo.
Que tengas muy buen fin de semana
Holden
19 junio, 2015 @ 19:35
Lo de siempre. Enlace en el "esto".
Maryflor C G
20 junio, 2015 @ 12:15
Mi primer trabajo también fue en uno de esos polígonos, que no conoce ni su padre (perdón por la expresión). Recuerdo perfectamente que me llevó en coche mi padre, y el shock que sufrimos los dos al ver "aquello" no se me olvidará en la vida.
Claro, que al entrar en aquel cuchitril, el shock inicial se convirtió en una mezcla de paralización, incredulidad y perplejidad…
El baño no era tercermundista, simplemente no hay todavía adjetivo para definirlo… amén de tener que compartirlo con una veintena de chóferes de grúas recién venidos de sus obras correspondientes, imaginaros!!!
El local, por llamarlo de alguna manera, era una especie de solución habitacional cuyas paredes y techo eran de uralita, las ventanas desencajadas, las puertas inexistentes, así que cuando llegaba el verano aquello, como dices tu Erika, se convertía en una sauna permanente; teníamos una especie de aparato de aire acondicionado del año de la polka que no emitía mas que un ruido ensordecedor, entre aquel ruido, la calor, los teléfonos continuamente sonando, y la emisora de las grúas sin parar.
Cuando llegaba el invierno, nosotras no teníamos que llevarnos nuestro calefactor, teníamos uno para tres secretarias que poníamos debajo de la mesa, por lo menos para tener los pies calientes, pero que rozaba el siglo pasado… Miraba alrededor y yo tan emocionada con mi primer trabajo, tan arregladita, tan en mi papel de "secretaria eficiente", "tan fina y educada"… y de repente se habría aquella puerta, la única, donde al finalizar la tarde, entraban en tropel aquella "manada" de hombres ávidos de cobrar sus dietas, entrar en el baño (creo haberlo calificado como tercermundista), eso es quedarme corta… y yo, que por aquel entonces era la nueva, cantarme todos a coro "tenemos chica nueva en la oficina". ¿os acordáis? el anuncio de Farala, una colonia que por aquel entonces estuvo muy de moda.
Yo a diferencia tuya, si tenía mis útiles de trabajo, pero también tuve mi pequeño desencuentro con uno de mis jefes, pelin tacaño, que no me dejaba utilizar la máquna registradora con papel, para no gastar, por supuesto, así que ahí me ves sacando las cuentas de las dietas de los trabajadores simplemente utilizando la pantalla e intentando memorizar el resultado de todos ellos…
Han pasado mucho tiempo de aquello, y ahora que he leído tu post, he recordado todos aquellos años con cariño, me acuerdo de toda la pequeña "manada", de sus chistes, de sus "miraditas", de sus bromas, me gustaría volverlos a ver.
Gracias Erika por hacerme pasar este buen rato.
Que pases un buen fin de semana.
:))
Consciencia y Vida Magazine
21 junio, 2015 @ 07:31
Afortunadamente al no trabajar en grandes ciudades, como Madrid, pues no hemos sufrido estos terroríficos fenómenos que hemos leído conteniendo la respiración, de los que nos hablas. Realmente no es de recibo trabajar en semejante "lugar de trabajo" y es admirable que tomaras medidas urgentes para salir de semejante "antro de horrores"…Parece fácil así como lo cuentas, pero tuvo que ser bastante fuerte salir pitando de allí, por lo que ¡enhorabuena!
Muchos besotes y que pases un finde divertido y relajadísimo!!! 🙂
Erika Martin
21 junio, 2015 @ 07:48
Hola Maryflor,
vaya estreno tuviste en el mundo laboral con aquel trabajo "tercermundista" y las risas que me he echado leyéndolo.
Me imagino aquel servicio con un agujero en el suelo en plan principios del siglo XX. ¿Cómo olvidar aquel anuncio de Farala? creo que marcó una generación (como el Jacks). Supongo que te sentías fuera de lugar. Tan arregladita y tan fina entre la manada de hombres, el ruido infernal del aire acondicionado … y sacando las cuentas de memoria gracias al tacaño de tu jefe.
El caso es que cuando pasan los años lo recuerdas con una sonrisa en la boca y cierto cariño. El otro día cuando escribí el post, me metí en la web de la empresa poligonera en la que trabajé yo. Para mi sorpresa hay fotos de todos trabajando. Siguen los mismos a fecha de hoy. Supongo que el jefe no les habrá pagado nada por derechos de imagen 😉
Gracias a ti por compartir tu historia y tus recuerdos.
Qué tengas un fantástico domingo
Muchos besos
Erika Martin
21 junio, 2015 @ 07:59
Hola Consciencia,
habéis tenido suerte de no trabajar en un "antro de los horrores" (me alegro por ello) porque polígonos industriales hay hasta en los pueblos y el grado de cutrez es el mismo que en las grandes ciudades gggrrr
El fenómenos que allí ocurren son más paranomales que los que publicáis en vuestro magazine y los jefes son auténticos extraterrestres 😉 Normal que saliera pitando de allí ¿verdad? ¡qué miedo!
Disfrutad el finde, divertiros y hacer el vago también. Muchos besotes
Erika Martin
21 junio, 2015 @ 11:20
Precisamente por ese miedo a perder el empleo, los jefes implementan este tipo de medidas que en algunos casos son abusivas. Y con lo que se ahorran en comprar material de oficina o un simple calefactor, se pueden comprar buena ropa, cochazo y casa ¡Buen domingo, Manu!
Manu cueva
21 junio, 2015 @ 11:16
Muchas tragan por miedo y luego el señor con su buena ropa y coche casa y demás así es la sociedad.