Mi mundo en la oficina
Pasamos muchas horas en la oficina. Es normal que algún compañero de trabajo acabe haciéndote tilín. Con un poco de suerte, tú también le gustas. Y, oye, lo mismo surge una relación que acaba en boda e niños corporativos.
Hoy J.C. Sánchez viene al blog a contarte una historia romántica, en la que él es el protagonista enamorado ¿Será correspondido por su amada? ¿Qué hará para conquistarla?
J.C. Sánchez ha escrito y publicado varios libros, colabora en varias revistas literarias y además presenta un programa en la radio.
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Si me hubieras preguntado en otro momento de mi vida, casi con total seguridad te hubiera contestado que, si estabas de broma, y en tono burlón me lo hubiera quitado de encima en pocos segundos.
Ahora la cosa empieza a ser bastante distinta.
¿Estás enamorado? Pensativo, mirando hacia el techo, y después de este año y medio pasado a mis espaldas, creo que sí.
Toda mi vida me he resistido ante ese sentimiento y, sobre todo, ante esa palabra.
Lo más seguro es que esta absurda fijación venga del instituto. Allí tuve un día una conversación de alto calado con el profesor de ética y filosofía sobre la teoría de la raíz etimológica de la palabra:
EN-AMOR-MIENTO
¡Ahí lo tienes! ¿Cómo se te queda el cuerpo?
Y después de esto, ahora enamórate tú. Pues complicado.
Después de años dedicando mi vida a la compleja empresa de ser una estrella deportiva, decidí colgar las botas y acabar mi carrera de derecho, el Máster en Práctica Jurídica y no sé cuántas cosas más.
Aquí me ves con casi cuarenta años, y comenzando una nueva etapa como becario del departamento jurídico de una empresa con sede en el Paseo de la Castellana, en Madrid.
En resumen, te sientes como los personajes de la película Los Becarios, dónde dos hombres maduros consiguen una beca en el campus de Google, para readaptar sus perfiles laborales.
Básicamente un pez fuera del agua.
Erika, fue la primera en atenderme al llegar. Me hizo el tour por las instalaciones. Me presentó a los compañeros y me mostró como la nueva adquisición de la empresa.
Rubia, sofisticada, divertida, irónica, hiriente, y eficaz.
Ella es la jefa en verdad. Organiza, planifica y controla la mayor parte de las actividades de la empresa desde su posición de asistente personal del Gran Jefe. De hecho, el jefe no va a mear sin que Erika le diga casi cómo tiene que hacerlo 😛
Es inalcanzable. Cuando sale de la puerta del despacho, y mira dando un vistazo a la oficina, procuro encontrar cualquier tipo de excusa para levantarme y que su mirada se cruce con la mía. Pero debo ser transparente.
Transparente y algo estúpido, porque la mayor parte de las veces nos hemos encontrado en la máquina de las fotocopias, o en el fax, y no recuerdo ni un sólo momento en el cual no se me hayan caído los folios al suelo.
Bueno sí, cuando me apoyé en la repisa dónde se almacenan los folios y el tóner de recambio del fax, tratando de parecer sofisticado para mantener una conversación con ella, y todo se fue al suelo.
Creo recordar que en ese momento deseé que se abriera el suelo bajo mis pies, que el mismo Satanás alargara uno de sus brazos y me llevara con él a sus infiernos. Pero decidió que era mejor que el infierno estuviera en ese mismo lugar en el que vivía.
De repente se oye al Gran Jefe gritando …
– Erika ¿quieres dejar de menear el culo por la oficina, paseando modelito, y decirme dónde he dejado el informe de la operación Mills?
– Si me dieras el tiempo suficiente para poder ir al gimnasio en lugar de tener que estar diciéndote donde tienes la mano derecha de manera constante, no necesitaría levantarme de vez en cuando a estirar las piernas para reactivar la circulación de la sangre. Me va a dar el síndrome de la clase turista y me van a tener que amputar las piernas por trombosis.
¡Es genial! Le mete cada corte al Gran Jefe 😛
Todos los días procuro llegar antes que ella antes y subirle un café de abajo. El del vending es horrible.
Lo vuelco en su taza, justo un minuto antes que entre por la puerta, para que no se le enfríe y lo pueda tomar como le gusta: con leche sin lactosa, sin azúcar y calentito.
No le he dicho nada. No sabe que soy el que le deja el café. Piensa que es obra de los muchos pelotas que pululan por la oficina.
Estos tipos pretenden caer en gracia a Erika para que ella hable bien de ellos al Gran Jefe y así ascender en el organigrama o lograr un aumento de sueldo. Aunque hay 2 de ellos que lo que quieren es llevarse a Erika a la cama.
Me siento, como el adolescente del instituto. Como cuando se acercaba San Valentín y todos tenían claro que iban a recibir una carta romántica.
Todos menos yo, claro 🙁 Llevaba gafas de pasta y aparato en los dientes y no era el más guapo del instituto. Al final era yo el que le escribía las cartas a los demás.
No iba a ser menos con Erika. Hace unos meses que le empecé enviarla frases y versos deseándole los buenos días en formato infografía decorada con una flor de varios colores.
Me las ingenié de tal manera que no pudiera rastrear de dónde venían los mensajes.
Me gusta ver la cara que pone al encender el ordenador, leer la frase del día y tener su taza humeante de café entre las manos.
Mira a un lado y otro buscando, intentado encontrar con su mirada al remitente misterioso de sus mensajes. Es divertido.
Sentir mariposas en el estómago con taitantos años, es genial. Tener en la cabeza un único pensamiento al levantar y al acostarte. Tener su imagen paseando en esos tacones elegantes por los pasillos de la oficina, su risa en la pequeña cocina, los días en los que se puede relajar unos minutos.
Esta mañana, he decidido dar el paso definitivo e invitarla a cenar en el mensaje que cada mañana le envío puntualmente a las 09:00.
Bajé a la hora de la comida a la floristería y le compré unas rosas:
- dos rojas, símbolo de la pasión
- dos blancas, símbolo de la pureza de mis sentimientos
- dos amarillas símbolo de la alegría que me hacen sentir su buen humor y comentarios, y de la felicidad que despierta en mí tan sólo su presencia
y en la tarjeta del ramo le escribiré quien es el que le manda habitualmente los mensajes.
Le entregaré en el ramo en el momento en que estemos los dos solos un par de minutos. Por ahora lo he dejado escondido en mi mesa.
Me acercaré a la cocina a ver si está allí. Abro la puerta y está junto a Pili, riendo ambas.
– ¿Qué tal? estáis muy divertidas, seguro que contra quien conspiréis lo pasará muy mal.
– Erika me está diciendo que esta noche tiene una cita muy especial con alguien de la oficina.
– ¿Ah, sí? Vaya Erika, triunfando ¡qué callado te lo tenías!
– Pues hombre, sí, para que negártelo, tampoco voy a ir contando por ahí mis cosas ¿no? – ambas comienzan a reír, mientras con un pequeño tenedor degustan sus ensaladas de un pequeño bol.
– Sí, dicho así, tienes razón –Sonrío tratando que no se me note el nerviosismo y el sudor que ahora mismo se apodera de mis manos.
En ese instante, continúan charlando, entre risas dándome la espalda e ignorando por completo mi presencia.
Pili deja el tenedor en el bol con descuido y agarrando la mano de Erika le susurra:
– Espero que me des todos y cada uno de los detalles de lo que pase esta noche, desde el restaurante, hasta las conversaciones, pasando por supuesto por el después. Tú ya me entiendes…
– Oye, ¿cómo que el después? Yo soy una señorita – dice riendo – esas cosas no se cuentan.
– Puedo aplicarte el tercer grado, y lo sabes. Es prácticamente lo que más me interesa de ese pedazo de hombre. ¡Qué suerte tienes, chica, de verdad! Guapa, con estilo, independiente, viajando, hablando idiomas y un montón de hombres a tus pies.
– Sí, claro, el mundo a mis pies … por eso estoy aquí todos los días aguantando al pelma del Gran jefe, porque tengo una legión de fans en mi puerta clamando a gritos por retirarme. Anda que, tienes unas cosas.
– Alejandro es un bombón Erika. Todo un partidazo, ya lo sabes.
En ese momento sentí como si mi corazón se fuera a romper en mil pedazos. Como si el cielo hubiera decidido empezar a ceder sobre la tierra y ejerciera su asfixiante presión sobre mí hasta aplastarme por completo.
¿Alejandro? ¿El vicepresidente? Pero si es gilipollas y apenas sabe hablar. No me fastidies. ¿Cómo que Alejandro? si no es capaz de saber dónde ha guardado la raqueta de pádel en el coche. Es más, no sabe ni poner en marcha su propio coche detrás de ese flequillo al viento.
El vaso que tenía en las manos se me cayó al fregadero, cortando la conversación que ambas mantenían. Por suerte no se rompió, pero el ruido fue suficiente para que ambas se giraran sobre mí.
Absorto aún en mis pensamientos, en lo que acababa de escuchar, y por qué no decirlo con un nudo en el estómago difícilmente disimulable, me giré al tener los ojos de ambas sobre mí.
– ¡Qué susto chico! –dijo Erika – ¿Estás bien?
– ¿El qué, perdón?
– ¿Que si estás bien? ¿Se ha roto algo? ¿Te has cortado?
– No, no. Todo bien.
– Como todo lo hagas igual con las manos, chico, tienes un problema ¿eh? –dijo Pili, y ambas comenzaron a reír.
Dolido, herido y un tanto humillado, dejé a las dos hablando de su próxima cita con Alejandro.
La cita que le habían proporcionado mis cafés, mis atenciones, mis versos, mis palabras … y cada uno de los latidos que habían compuesto los detalles que cuidadosamente venía teniendo con ella estos últimos meses.
Ahora ese capullo integral se irá a cenar con una mujer que no se merece y quién sabe si algo más.
Ese imbécil saldrá con la mujer de la que estoy locamente enamorado…
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Imagen destacada Tarjeta San Valentín vía Shutterstock
*
28 diciembre, 2014 @ 19:24
Bueno, a ver que para ganar la guerra hay que entrenarse en las batallas, digo yo…
Esto solo es una batalla y, además, quién dice que el tal Alejandro lleve las armas adecuadas… Ante una mujer como Erika hay que estar muy seguro…
Una historia con mucho gancho. Me ha encantado conocerte, José Carlos. Gracias, Erika por la aportación y felicidades a ambos por el proyecto.
Besos enormes.
Y de paso, por si se me olvida, os deseo una feliz salida de año y una mejor entrada, y lo que no nos ha dado tiempo a hacer en este año, para el que viene.
Erika Martin
28 diciembre, 2014 @ 20:05
Hola * (jaja), tengo un becario un poco torpe, se le caen las cosas siempre al suelo y está siempre nervioso, no sé porqué… Alejandro? uff! todo un partizado! …
Qué bueno que te haya gustado la historia. Te recomiendo que te pases por el blog de Jose Carlos, va un poco en la línea de lo que tu escribes.
Lo mismo para ti. Acaba bien el año y empieza aún mejor el 2015. Besazos!!
Argonauta Dalianegra
28 diciembre, 2014 @ 20:06
Estupendo este relato de amor, querida Erika, me hizo reír en no pocas ocasiones, como cuando dice que el jefe no va ni a mear sin que tú le digas cómo, jajaja. Muy divertido, y es que eres una seductora total y absoluta, los tienes a todos a tus pies, jeje.
Comparto muy gustosa y te dejo muchos besos y mis mejores deseos para el 2015, que sea año de bienes para ti y los tuyos, y también para este escritorazo que te ha dedicado el relato, para José Carlos.
Cindy Groulx
28 diciembre, 2014 @ 20:20
Estará esperando a ver la aventura de Erika en la oficina, ¿qué pasa después? El suspenso es genial!
Gracias por compartir Erika {:O)
Erika Martin
28 diciembre, 2014 @ 21:00
La verdad es que estaba inspirado Jose Carlos: entre explicarle al jefe cómo tiene que mear, el informe Mills y el imbécil de Alejandro … jaja
Gracias por compartir, Mayte.
Te mando un achuchon muy fuerte y muchos besos. También te deseo un 2015 lleno de éxitos, salud, amor y alegría para ti y los tuyos.
Erika Martin
28 diciembre, 2014 @ 21:03
¿qué pasará, Cindy? el suspenso es como en las series de televisión ¿verdad?
Besos, mi querida hada
Jordi Luna
28 diciembre, 2014 @ 21:17
Genial el relato de Jose Carlos. Muy entretenido, en la línea del blog. Besos y feliz… Casi casi 2015
Erika Martin
28 diciembre, 2014 @ 21:26
el becario está enamorado, Jordi jajaja
Gracias por comentar … besos y feliz 2015 por si mañana o pasado se me olvida felicitarte 🙂
Jorge Iglesias
30 diciembre, 2014 @ 10:52
Excelente relato, muy entretenido y obviamente estoy a favor del becario ya que en mi vida personal mi mujer es jefa .Mi jefa en la empresa donde trabajo. así que baja.Feliz año a los dos
Entre suspiros y un café
30 diciembre, 2014 @ 11:18
Una historia muy entretenida y divertida, pero… ¿y la continuación?
Un beso a los dos y enhorabuena por esta colaboración.
Patri.
Ildefonso Martinez
30 diciembre, 2014 @ 11:33
Simpático y buen relato de Erika, sobre el amor y las ocurrencias en un día de trabajo en la oficina. Recomendado.
Erika Martin
30 diciembre, 2014 @ 15:15
el mérito del relato es de Jose Carlos, más conocido como "el becario" jajaja, yo solo hice las ilustraciones.
Feliz año, Jorge, un abrazo muy fuerte …. y mil gracias por el comentario
Alonso Gaudionlux
30 diciembre, 2014 @ 15:16
Muy buen relato, Erika, me gustó. Felicitaciones a tu invitado Jose Carlos Sanchez por su despliegue de humor, romance y reflexión. Un abrazo y feliz 2015 para ambos!
Erika Martin
30 diciembre, 2014 @ 15:20
chan chan ¿habrá continuación? ¿te gustaría Patri? tu opinión (y la de los demás) nos ayudaría a decidir si seguimos con la historia.
Besos, guapa y que tengas feliz salida del 2014 y entrada en 2015!!
Erika Martin
30 diciembre, 2014 @ 15:22
gracias Idelfonso, es una gran alegria para mi que te haya gustado el relato.
Agradecida estoy de que lo hayas compartido.
Un abrazo muy fuerte
Erika Martin
30 diciembre, 2014 @ 15:25
Hola Alonso,
la verdad es que cuando leí el texto por primera vez, me quedé alucinada con la forma de escribir de Jose Carlos y, por supuesto, con el argumento.
Genial que te haya gustado.
Un abrazo para ti también y muy feliz 2015!!
Victoria Monera Martínez
30 diciembre, 2014 @ 18:41
Acabo de descubrir este blog. Voy a seguir con él.
Humoreo Luego Río
30 diciembre, 2014 @ 19:23
Ayer leí tu nuevo post hecho con la colaboración de tu nuevo becario, por falta de tiempo no pude comentártelo y por eso lo hago hoy.
¡¡¡He de decirte, que hacéis una simbiosis colaborativa genial!!!
Seguid con esa intrigante historia entre tú como "femme fatale" y él como "becario".
¡¡¡Es súper divertida!!!
¿En verdad eres tan inaccesible Erika? Jajajajajajaja
Erika Martin
31 diciembre, 2014 @ 00:56
¡¡Genial, Victoria!! me das una alegría muy grande.
Un abrazo y Feliz Año!!
Erika Martin
31 diciembre, 2014 @ 00:59
La verdad es que estoy satisfecha con el nivel de redacción del becario, Creo que voy a hablar con el gran jefe para que le haga fijo y le escriba sus discursos jeje
¿Seré una femme fatal inaccesible? uy, tu lo quieres saber todo jajaja
besazos
Patricia Duboy
2 enero, 2015 @ 22:34
Sin duda el nuevo becario ha aprendido rápido como funcionan las cosas en la oficina, aunque le traicionan los nervios y al final no le salió muy bien. Habrá una segunda parte? Besos
Erika Martin
3 enero, 2015 @ 16:43
Sí, es becario aprende rápido, es espabilado aunque Alejandro, el vicepresidente, juega tan bien al padel, jaja …
¿Te gustaría que continuase la historia, Patricia?
Muchos besos
Patricia Duboy
4 enero, 2015 @ 10:29
Siii, sería genial saber como podría acabar la historia, seguro que como poco será muy divertida.
Besos
Juanan G.C.
5 enero, 2015 @ 18:36
Jajajaja, muy bueno el relato, el becario da completamente la talla. Muy bueno, aunque claro, tal y como te pone, debes estar encantada. Como se nota que le tienes rendido a tus pies. Muy divertido y muy imaginativo, me ha encantado.
Un abrazo a ambos y Feliz Año.
Elia Brosed
7 enero, 2015 @ 12:31
Me ha dado pena pobre chico jajaja, creo que se merece una cita contigo, no siempre es todo lo que parece así que a darle una oportunidad. Gracias por estos buenos momentos, un beso guapa!!
Julia C.
8 enero, 2015 @ 00:18
Pobrecito el becario, lástima me da con lo buen chico que parece y lo coladito que anda por tí, Erika. Espero que el malentendido se resuelva y se le atribuyan los méritos que son realmente suyos.
Genial el relato, me ha encantado!! Una colaboración brillante, formáis un equipo, tú como musa y él como escritor, realmente bueno jajajjaa.
Un fuerte abrazo para ambos y gracias por este ratito tan bueno!!
Erika Martin
22 enero, 2015 @ 18:18
Juanan, Elia y Julia,
perdonad por no haberos respondido antes a vuestros comentarios. Tuve un pequeño fallo técnico en el blog con esta entrada y no podía hacerlo.
Pues sí, a mi quien me gusta es el vicepresidente, estoy emocionada con la invitación a cenar.
Ya os contaremos cómo me va en la cita y si el becario se lanza a decirme algo o no. Habrá "second part"
Besos a los tres!!