Anécdotas yendo en metro a trabajar
Hay días en los que llegar a la oficina es toda una carrera de obstáculos. Lo mismo sucede cuando vas de regreso a casa por la tarde. Unas veces consigues superar todas esas “trampas” que te encuentras en el camino.
Sin embargo, otras veces se alinean los astros para que sí o sí llegues tarde a trabajar, te miren mal los de RRHH cuando entres por la puerta y de premio tengas que comer en 15 minutos o quedarte por la tarde a recuperar esos minutos de retraso.
Los que van en coche se comen los atascos, pero ¿y los que vamos en transporte público? Esta es una recopilación de lo que puede suceder si vas en metro o tren de cercanías en Madrid.
Entrando en la estación
La limpieza de los tornos
Por si alguien no se dio cuenta o por si no sois de Madrid, os diré que siempre hay una señora limpiando los tornos de entrada entre las 7 y las 8 AM. Esto sucede tanto en el metro como en el tren de cercanías.
Tú te vas acercando y ves a la señora de la limpieza con la bayeta en el torno de la izquierda. Enfilas al torno de la derecha con tu billete ya en mano y cuando estás apenas a medio metro, la señora corre y se pone a limpiar justo el torno por donde ibas a pasar tú. Obligándote a dar la vuelta e irte a otro. Esto te demora unos segundillos.
Pasajeros y empleados de la estación coincidimos todos los días a la misma hora en el mismo torno o puerta del vagón. Sí, los terminas conociendo de vista a todos.
Al igual que notas cuando alguien falta varios días seguidos, también terminas dándote cuenta de que no puede ser casualidad lo que te hace todos los días la señora de la limpieza.
Problemas con el billete
A veces el billete no funciona. Se te olvidó no ponerlo al lado del móvil y ahora el lector del torno no lee la banda magnética.
En estos casos, lo lógico es ir al taquillero a que te lo cambie ¿verdad?. Bueno, en el Metro de Madrid no hay taquillero en la mayoría de las estaciones. Por tanto, no hay nadie que te pueda ayudar.
Te toca comprar otro billete en la máquina automática «del demonio». ¿Y cuál de todos compras?
¿Solo ida, ida y vuelta, de 10 viajes, para zona centro, zona sur, norte, oeste o un suplemento? Elegir entre tantas opciones puede ser abrumador.
Si sabes cuál es tu billete y además cómo pagar en efectivo o con tarjeta, la operación de compra sólo te llevará unos 3 minutos.
Retraso acumulado: 30 segundos de la señora de la limpieza + 3 minutos compra billete = 3:30
En el andén
El próximo metro/tren pasará en 3 minutos
En las pantallas luminosas de los andenes te pone el tiempo que queda para que entre en próximo tren en la estación.
En el Metro de Madrid en hora punta se supone que pasan cada 2-3 minutos. Para entretener la espera hay teles colgadas del techo con anuncios y noticias. Sin embargo, si cronometras esa supuesta espera de un par de minutos, el resultado son 5 minutos.
En Madrid esos dos minutos de diferencia, cuando vas con la hora pegada al culo, es mucho porque aquí vamos todos estresados, corriendo por los pasillos, empujándonos por las escaleras mecánicas… sí, 2 minutos en hora punta es toda una vida.
Retraso: 3:30 acumulado + 2 min cronómetro = 5:30
En el vagón
El tonto de la bici
Mola mucho decir que vas en bici a trabajar. Eres muy guay, muy ecológico.
Lo que pasa es que hay muchos que hacen trampitas. Salen de casa con la bici y se suben con ella al metro o al tren de cercanías para ir a la oficina… Vamos a ver, si vas en bici, te haces el recorrido entero hasta la oficina como un campeón.
La bici ocupa un espacio precioso en un vagón y en hora punta el espacio está muy cotizado.
En los vagones del tren de cercanías los ciclistas deben entrar por las puertas de discapacitados. Esa parte del vagón está pensada para las sillas de ruedas, las mamas con carritos y los de las bicis.
Lo explico porque los ciclistas entran al vagón por donde les da la gana. Se quedan atravesados en medio del pasillo, cortando el paso a los demás. Y como vamos como los piojos en costura, te vas clavando el pedal en la pierna y manchándote la ropa con la grasa de la cadena.
No entiendo esto de ir disfrazado de Induráin e cargando con la bici para ir a trabajar.
Algún día preguntaré a alguno si se baja una estación antes de la que le corresponde para que sus compañeros de trabajo le vean llegar en bici a la oficina y digan:
– ¡ooohhh! ¡qué deportista! ¡qué ecológico!
Si yo tuviera un compañero de estos, le preguntaría:
– Con las cuestas que hay en Madrid ¿cómo es que llegas con la ropa inmaculada y sin rastro de sudor?
Retraso acumulado: 5:30 minutos + mancha de grasa en la ropa
Este tren sufre un retraso de 15 minutos …
Se cierran las puertas de vagón, arranca el tren y a mitad del túnel se para. Entonces se oye por megafonía:
– Este tren sufre una demora de 15 minutos
Si vas en metro será por avería eléctrica. Si vas en Cercanías será por acumulación de trenes a la entrada de Atocha, que es una de las principales estaciones de Madrid.
Si los trabajadores están negociando el convenio colectivo casualmente también usan esas excusas, aunque ya podían decir que están haciendo huelga encubierta.
Es oír el aviso por los altavoces y a los pasajeros se nos cambia la cara de dormidos a cabreados:
– ¡¡15 minutos!!¡¡15 minutos!! ¿Ha dicho 15 minutos?
Todos empiezan a sacar los móviles y a llamar a sus trabajos:
– Oye, llego tarde, otra vez avería
Yo la mitad de las veces no me entero porque voy con la música a tope. Aunque me empiezo a mosquear cuando pasados 10 minutos el tren no arranca. Claustrofobia no tengo aunque sí me agobia estar espachurrada entre la gente que huele a pachuli o peor aún, a sudor.
Mensaje al Gran Jefe:
– Llego tarde, no me he dormido, de verdad, te lo prometo … han dicho que es una avería, seguro que es huelga encubierta. No sé a qué hora llegaré.
Como he avisado, ya voy sin prisas, ya no necesito subir los escalones de las escaleras mecánicas de 3 en 3. Es más, ha habido días que me he ido a tomar un cafetito al bar de enfrente antes de subir a la oficina jijiji.
Retraso acumulado: 5:30 minutos + mancha de grasa en la ropa + 15 min avería = 20:30
Los suicidas
No voy a entrar en los motivos por los que una persona decide quitarse la vida. Es muy triste. Pero siempre se tiran a la vía a las 7 AM. No, hombre, no.
- Tienen que venir los servicios de emergencia y policía
- Verificar que el suicida está muerto
- Llamar el juez de guardia
- Que éste venga también y certifique que el muerto está muerto
- Alguien debe llamar a los servicios funerarios para que se lleven el cadaver
¿Sabes cuánto tiempo pasa? Muchos minutos. Mientras tú y medio Madrid estáis atrapado en el vagón en medio de un túnel. Porque un fallecido en las vías paraliza el tráfico ferroviario de la ciudad.
Puede ser cruel esta pregunta, pero ¿por qué no se suicidan a las 11:00 y no a hora punta? A muchas personas les descuentan del suelo los minutos de llegan tarde a trabajar.
Retraso: 20:30 acumulado + 30 minutos mínimo de levantamiento de cadáver = 50:30 … ¡¡amigos, llevamos casi una hora!!
La salida de la estación
El que se pone en el lado izquierdo de las escaleras
Siempre hay alguien que se queda parado en el lado izquierdo de las escaleras. Porque sí, porque él lo vale. Forma un tapón increíble.
Si no se quita de en medio, desde unos escalones más abajo, se le grita:
– ¡¡Imbécil, quítate de en medio?! Ponte a la derecha si no quieres subir andando, pedazo lerdo!!
En Europa Occidental es norma de educación y civismo quedarse parado en el lado derecho, para dejar pasar a los que van con prisas para el lado izquierdo. En el metro de Madrid hay incluso carteles indicándolo.
Sé que en otros países no tienen esta costumbre. Pero, ya sabes: “allá donde fueres, haz lo que vieres”.
En Madrid hay gente que no te insulta para que te apartes, sino que directamente te empuja. Imagínate que las escaleras son de bajada, te quedas sin dientes. Así que mejor ponte en el lado correcto por si acaso. Es sólo un consejo.
Por supuesto, cuando llegas arriba ¿a quién te encuentras en los tornos? Pues a la señora de la limpieza, esta vez fregando el suelo, para que te resbales, te caigas y llegues aún mas tarde a trabajar. ¿Para que limpian a esas horas? Con el trasiego de gente, el suelo se vuelve a ensuciar en 2 minutos.
Otro tipo de obstáculos
Aviso de bomba
Nada peor que salir de trabajar y encontrarte que las 3 líneas de metro que pasan por debajo de la oficina están cerradas. Y las 4 de tren también.
Por la calle no pasa ni un coche y tampoco autobuses o taxis. Es como si hubieran tirado una bomba nuclear.
Realmente lo piensas de verdad porque lo único que hay allí son bomberos, coches de la policía, ambulancias y helicópteros sobrevolando la zona.
¿Te acuerdas de lo de Charlie Hebdo en Paris? Pues justo al día siguiente algún imbécil que no tenía nada mejor que hacer, dejó una caja de zapatos abandonada en la estación de tren de Nuevos Ministerios justo a la hora de salida de miles de personas de sus puestos de trabajo.
Fue una pesadilla salir de Azca. No había transporte público y estaba cortada la circulación en coche por el Paseo de la Castellana.
Mis zapatos
El problema de la talla
Tengo un pequeño problemilla. Uso la talla 37.5. Sin embargo, en España tenemos 37 o 38, es decir, una talla me viene pequeña y la otra grande. Como no quiero terminar con los dedos atrofiados, me compro los de la talla 38.
Y este es el origen de casi todas mis “tragedias” porque se me salen y los voy perdiendo.
Enganchándome en todas partes
Da igual que haga sol, llueva o nieve, yo siempre voy zapatos de tacón de aguja.
Más de una vez se me han quedado los tacones enganchados en las ranurillas de los escalones de las escaleras mecánicas. Como la marabunta viene por detrás, no puedes parar un segundo a meter el pie en el zapato. Te empujan y tienes que continuar sin zapatos.
No te imaginas lo incómodo que es el tacto del metal de las escaleras en las plantas de los pies. Gracias a Dios, hasta ahora siempre ha habido alguien que ha recuperado mis zapatos y me los ha dado al llegar al final de las escaleras.
Un día se me quedó el tacón clavado en la junta de las losetas del suelo. Aunque esta vez no se me salió el pie del zapato. Lo que me pasó es que me estampé contra el suelo y me hice un esguince en una muñeca y una tendinitis en el codo. Me pasé un par de meses en rehabilitación.
Otra vez estaba cruzando la calle. Aquí llevaba botas. Se me quedó incrustado el tacón en una alcantarilla. No había forma de sacarlo de allí. El semáforo se puso rojo para peatones. Los coches empezaron a circular…. ¡¡Aaaaaahhhhhh!!…… a la que me esquivaban y me pitaban, me llamaban retrasada, gilipollas y demás lindezas. Desde ese día no he vuelto a ponerme botas.
Cuando se te cae el zapato a la vía del tren
Un día justo al subir al tren, se me salió un zapato y cayó a la vía. Mientras miraba cómo pasaba el tren por encima, imaginándome mi zapato hecho trizas y me pregunté:
– ¿Ahora qué hago? ¿Vuelvo a casa con un pie descalzo? ¿Salgo a la calle descalza a comprarme otros nuevos? ¿Dónde hay zapaterías por aquí cerca?
El tren se fue y ¡¡eeeeehhhh! mi zapato estaba intacto ¡seeeeee!
El siguiente tren venía en 3 minutos (bueno, en realidad 5). Fui corriendo a buscar a los de seguridad. Cuando les conté lo sucedido, pusieron los ojos en blanco y a continuación me miraron con de “otra subnormal”.
Por el walkie talkie dieron aviso a los de la oficina de control de la estación:
– Aquí hay una señora a la que se le ha caído el zapato a la vía. Parad el tráfico y que no entre el siguiente tren. Bajad con las pinzas.
Apareció un señor con un palo en cuyo extremo había unos ganchos. Al mismo tiempo se oyó por los altavoces:
– Por incidencia en la vía el próximo tren entrará con 2 minutos de retraso
Entonces la gente que estaba en el andén:
– Joder, siempre igual, vaya mierda
El de seguridad y el del gancho fueron al rescate de mi zapato. Entonces la gente del andén relacionó el retraso con mi “tragedia” y claro, allí se empezó a oír:
– ¡¡Gilipollas!! ¡¡Uy, a la princesa se le cayó el zapato a la vía!! ¿Te crees Cenicienta o qué? ¡¡Imbécil!!
¡Cuánta agresividad!
Leer más anécdotas en el metro
Definitivamente ir a trabajar es toda una aventura. Para algunas personas estos trayectos son incluso más estresantes que ir al dentista o hacer una mudanza.
Los desplazamientos en Madrid te llevan una media de 45 minutos. Y aquí lanzo una reflexión 🤔 ¿porqué hay empresas que dan 2 horas para comer? no te da tiempo a ir a casa, almorzar y volver.
El Pau
13 febrero, 2015 @ 18:27
Excelente. El contenido es ameno, bien redactado, original y "engancha". Las imagenes son geniales. ¿ Haces tu los dibujos ?. Muy buen trabajo. Por cierto ….. dile a tu JEFE QUE TE SUBA EL SUELDO XD. Si realizas tu trabajo con la pasión que escribes el blog, es un reflejo de este y de TI MISMA
Jordi Luna
13 febrero, 2015 @ 18:27
Hola Erika, genial como siempre y me he reído y angustiado a la vez. No creo que pudiese con tanto caos. A mi, la verdad no me pasa… Un pueblo de 3000 habitantes tiene eso. Más bien no tiene eso…ni tren, ni metro. Y la capital, Lleida, 100000 habitantes, tampoco es que sea estresante. Lo que siempre me llama la atención, es la manera con la que la gente pierde la compostura tan rápido, y te insulta sin ningún pudor. Si eso ya lo veo en una capital pequeña, con el tráfico, etc… No quiero imaginar como será Madrid.
En definitiva, excelente relato-anécdota como de costumbre.
Besos y feliz fin de semana!!!!
P. D. ¿has pensado en hacer un blog para escribir todas estas cosas? Piénsalo, yo creo que tendría éxito. X)
Pedro Fabelo
13 febrero, 2015 @ 18:37
¡Vaya trajín! Es lo que tiene vivir y trabajar en una gran urbe. Recuerdo una de las primeras veces que viajé solo a Madrid. Alucinaba con las prisas de la gente. Todo el mundo parecía tener prisa por llegar a algún sitio. Hasta los muñecos de los semáforos parecían querer decirme: "Venga, cruza, ya, corre, ¿a qué esperas? ¿es que no tienes sangre en las venas o qué? Venga, va, va, va…" ¡Qué estrés, por Dios!
Sinceramente, te compadezco. Aunque, bien mirado, debes tener unos nervios de acero, pues si después de la Odisea que supone llegar cada día a la oficina tienes que aguantar a tu jefe, a tus compañeros, atender el teléfono, concertar reuniones, planificar comidas, contratar catering y verte obligada a retransmitir vía auriculares inalámbricos tus periódicas visitas al baño, si no has perecido ya víctima de un ataque de nervios, es que ya nada puede contigo. Es lo que tienen las Supersecretarywomans, supongo. Un saludo, Erika. ; )
Humoreo Luego Río
13 febrero, 2015 @ 19:09
Lo tuyo para ir a trabajar da para una película de ciencia ficción "Erika… Una Odisea en el metro 2015" Jajajajajajajaja No sabes cómo me he reído con tu aventura de "Callejas"!!!
J.C. SANCHEZ
13 febrero, 2015 @ 20:00
Nuevas aventuras sobre los viejos problemas de la gran capital. A mi juicio el verdadero problema, no es en sí mismo el transporte público y los obstáculos que se presentan en la carrera de cada mañana, que nos prepara para las consabidas Olimpiadas, sino la falta de educación que tenemos, la poca consideración con respecto al semejante, el prójimo, la observancia de los demás, de no hacer a otros lo que no te gustaría que te hicieran, y sobre todo de depender para sobrevivir que no vivir, de estar sometidos a la esclavitud que supone ayudar a otros a cumplir su sueño por un mísero salario.
Genial como siempre súper secre ?
Un beso pero…muy tímido, ya sabes….
Erika Martin
13 febrero, 2015 @ 20:39
Pau, comentarios como el tuyo me motivan mucho para seguir contando mis vivencias cotidianas.
Los dibujos los hago con una aplicación informática porque confieso que dibujando a mano mi estilo sería arte rupestre jajaja.
La verdad es que hay días que la pasión en el trabajo desaparece aunque lo que sí que hago siempre en la oficina, en el blog o en cualquier tarea es esforzarme por hacerlo lo mejor posible.
Bienvenido a mi blog. Espero verte otro día por aquí. Un abrazo
Erika Martin
13 febrero, 2015 @ 20:50
No hay nada como la tranquilidad de vivir en un pueblo, Jordi. Sí, vale, allí también hay malas formas pero al menos os ahorráis las gymkanas para ir a trabajar y eso ya es calidad de vida.
Si un día vienes a Madrid, ya verás, es como cuenta Pedro en su comentario de abajo.
No se me había ocurrido lo de hace un blog para hablar de estas cosas. Aunque es buena sugerencia 😉 Lo del éxito ya es otra historia.
Besotes y muy buen finde!!
PD: mañana comparto tu volcán
Erika Martin
13 febrero, 2015 @ 20:59
Es que aquí tenemos prisa para todo, Pedro. Muy bueno lo de los semáforos jajaja. Nosotros ya estamos acostumbrados pero para alguien de fuera tiene que ser brutal notar el estres que tenemos por estos lares.
Un clásico es cuando los madrileños vamos a la playa o a alguna ciudad mas pequeña y nos quejamos de lo lento que es todo el mundo. El mundo al revés ¡puff!
Te confieso que no tengo nervios de acero. Una vez me dio un ataque de ansiedad, lo pasé muy mal. Ya ves, no soy tan supersecretarywoman 🙁 🙁
Un abrazo y que tengas muy buen fin de semana!
Erika Martin
13 febrero, 2015 @ 21:02
Que no, que no, no es ciencia ficción, Juan Carlos, es la realidad de la vida, te lo prometo. Seguro que en el metro de Sevilla también pasan estas cosas jaja Bueno, salvo que allí los suicidas lo tienen complicado con los paneles de cristal que hay en los andenes del metro.
Besos, hermano!!
Erika Martin
13 febrero, 2015 @ 21:12
Tienes razón, JC. El problema no es el transporte en sí, sino los malos modos de los usuarios. Da igual que el desplazamiento sea para ir a trabajar o para ir hacer cualquier otra gestión, la falta de educación se da a cualquier hora del día.
Uuuuhhh ¡un beso tímido! te estás lanzando, Becario jajaja Otro beso para ti y que disfrutes mucho el fin de semana
Argonauta Dalianegra
13 febrero, 2015 @ 22:28
En mi city no tenemos metro, pero en algunos buses, los de trayecto más largo, a determinadas horas vamos igual, como piojos en costura, como bien dices, jeje, menos mal que no tenemos a los de las bicis, porque si no, ya sería un señor incordio, jaja. Las pocas veces que viajo en metro son durante mis estadías en grandes ciudades como Madrid, o durante viajes a otras megalópolis, y como suelo viajar en verano, no hay esos "atascos humanos", jeje, y menos mal.
Como siempre, afilas la punta de tu lápiz virtual para sacarnos la sonrisa, querida Erika. Besines y a ver si me consigues el empleo como afiladora de lápices y katanas en tu "ofi", ¿vale? Prometo no intentar arrebatarte a tu "amolcito", jeje. Compaaartoooo, muaaaaaa y feliz finde!
Holden
14 febrero, 2015 @ 00:48
Me encanta 🙂
Algún día tengo que ponerme yo también a mirar exactamente el retraso diario que sufro por causas ajenas a mi persona.
Vaya, lo del zapato fijo que no me pasa pero todo lo demás es tal cual… lo del torno, la gente que se pone en la izquierda en las escaleras, las escaleras mecánicas averiadas, los revisores que te piden el billete justo cuando está el metro en el andén y se te escapa… ¡qué locura!
Anónimo
14 febrero, 2015 @ 01:28
Hola Erika, en verdad ¡tu estilo al contar todo lo que te sucede, es único!… ya ves que me tienes pendiente cada viernes con la nueva entrada 🙂
Me gustaría que nos contaras cuales son todos los arreglos que haces para que tu jefe pueda realizar un viaje al extranjero ¿cómo haces con las reservaciones y todo lo que él necesitará allá?
Gerard el Pelusa Hurtado
14 febrero, 2015 @ 07:02
Que suerte tenemos los que vamos andando al trabajo; no nos damos cuenta. Genial otra vez.
Erika Martin
14 febrero, 2015 @ 07:10
Pues los viajes en autobús tambien da para hacer otro post porque siempre está el listo que se salta la cola o los frenazos del conductor.
Que suerte que no hayas sufrido los atascos humanos en el metro cuando has estado en Madrid. Te has librado de una buena jeje
Ya estoy en negociaciones con el gran jefe para que te contrate de afiladora de lápices y traductora de chino mandarin con katana con sueldo competitivo. No conozco a nadie más al que le salga las poesías por las orejas y las rodillas. Así puedes recitarle algun haiku al becario a ver si se tranquiliza un poco jeje … eehh a Alejandro ni mirarlo ¿eh?
Mil gracias por compartir y muy feliz San Valentin!! muaaaaaa
Erika Martin
14 febrero, 2015 @ 07:19
Hola Holden!!
saca el cronometro, ya verás… es verdad, otras variables es la de los revisores y las escaleras averiadas ¡un desatino completo!
Gracias por tu visita, que tengas un sábado estupendo.
PD: echa un vistazo a la lista de blogs amigos de la izquierda, a ver qué encuentras 😉
Erika Martin
14 febrero, 2015 @ 07:24
Buenos días Anónimo!
que alegría saber que estás pendiente cada viernes de leer la entrada semanal.
¿Quieres que escriba sobre todos los detalles a tener en cuenta para los viajes de mi jefe? Ya he hablado de las reservas de billetes de avión pero hay muchas mas cosas … ¡¡Hecho!! habrá entrada.
¡Buen finde!
Erika Martin
14 febrero, 2015 @ 07:27
¡qué envidia me das, Gerard! ¡andando a trabajar! te libras de los atascos de tráfico, de las odiseas del transporte público, y ademas haces un saludable ejercicio. ¡que suerte!
Un abrazo
Mariano Manuel
14 febrero, 2015 @ 07:28
Muy bueno, yo tengo la suerte de trabajar a solo 8 kilómetros de casa. Uso el coche y solo necesito 20 minutos. Pero me has recordado cuando Madrid era mi hogar. Vivía en el paseo de Delicias, frente a la antigua estación de ferrocarril y el trabajo en Arganda, a finales de los noventa. Tres trasbordos de metro y un autobús en conde de Casal hasta Arganda y después correra desde la parada hasta el trabajo en el polígono de finanzauto o algo así. Una odisea y si perdias el trasbordo de Legazpi, tarde llegabas muy tarde. Levantarse a las 5 para entrar a las 8. Una locura!!
Erika Martin
14 febrero, 2015 @ 08:07
Andaaaaa! pues hemos sido vecinos, Mariano. Antes vivía en Embajadores y también tenía que hacer el mismo recorrido que tu para ir a Rivas a trabajar jajaja aquel autobús verde por la carretera de Valencia y los pedazo de atascos en Santa Eugenia. Sí, había que salir 3 horas antes de casa ¡puff!!
Que guay que ahora solo tardes 20 min y puedas ir a tu aire en el coche 🙂
Holden
14 febrero, 2015 @ 08:33
¡Woooow!
No veas la ilusión que me ha hecho ver eso 🙂 en verdad te sgo desde hace tiempo… ¡y claro que me verás más por aquí!
pizpireta sinalas
14 febrero, 2015 @ 10:54
Jajajajajajaja .. Es q me parto !!! .
Desde luego q pasan estas cosas , pero todas juntas , dolo te pasan a ti , " q nos las cuentas" ..
Ains q risa !!!
Muy bueno , como siempre un placer leerte.
Bss
Lar Petar Món
14 febrero, 2015 @ 17:51
Ayksss con lo cómodas que son en invierno… ya sabes compra de esas sin tacón.
Excelente amiga! como siempre me he quedado maravillado.
Un abrazo, y para el lunes por la mañana esto hay que volver a leerlo, pero en el trabajo una vez que has llegado, y poder ponernos en tu piel. Porque como estupendamente has escrito, ir al trabajo en transporte público es un coñazo. Pero no por el transporte, al menos aquí, que suele ser puntual, aunque en verano este "petao".
Juanan G.C.
14 febrero, 2015 @ 22:20
Jajajajaja Erika, que divertido. Yo no me puedo sentir identificado porque voy a trabajar en coche, no hay mejor forma para llegar a donde curro. Si tuviera que hacerlo tardaría aproximadamente dos horas y cuatro transbordos, entre bus y metro así que, teniendo en cuenta las posibles incidencias, el camino duraría más que la trilogía del Señor de los Anillos.
Pero claro, tu encima vas arriesgando con los taconazos, al final vas a tener que desplazarte como las ejecutivas de New York, con las zapas cómodas y los tacones en el bolso.
Paciencia!
Un abrazo!!
Pippi
14 febrero, 2015 @ 22:31
¡Cómo te entiendo! ¡Claro que a todos los que usan los medios de transporte les pasan cosas iguales! A mí me han passado casi todas las cosas que cuentas, excepto la del zapato caido. Yo no soy nada de Cenicienta, sabes. Pero, la verdad, podias escribir un cuento con el título ''La Cenicienta y el tren''. ¿Qué tal? Sería muy divertido.
Un abrazo
Alex Palahniuk
15 febrero, 2015 @ 10:11
¿Y cuando el que está a tu lado se tira un cuesco o qué? Mejor ir andando, aunque tardes dos horas; así, al menos, tendrás menos problemas. Buenas anécdotas, Erika.
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 15:54
Mis amigos siempre me dicen "ay, Erika, te pasa cada cosa" Y yo siempre respondo "pero ¿a vosotros no os pasan?" A muchos no, que vida más sosa tienen jajaja
Es un gran honor que visites este blog, Pizpireta, y más que compartas las entradas. Mil gracias y buen comienzo de semana, muaaaa
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 15:58
Eso, eso, leedlo otra vez el lunes por la mañana jeje así os figurais mejor lo que cuento.
Por cierto, nada peor que cuando se estropea el aire acondicionado en verano ¡¡bbrrrr!!
Besos y buena semana, Lar!!
Paula Koval
15 febrero, 2015 @ 16:04
Your experiences in getting to work in Madrid are not much different from mine in Washington, DC. It was an adventure in good weather and an expedition in snow or when we had freezing rain. Then I moved to Baltimore and drove to the train station (an outdoor platform) and stood in the snow and freezing rain for a train that sometimes never came, only to be herded onto the one that did. The subway was great fun, with its breakdowns, fires, and suicides. Now I am retired and happy to be doing none of that any more.
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 16:08
Sí, lei en tu blog hace tiempo que vas a trabajar en coche. Es verdad. hay veces con que las combinaciones del transporte publico tardas mas que la trilogía del Señor de los Anillos (jeje muy buena comparación).
Dejo aquí el link de aquella entrada tuya sobre los atascos:
https://queglamourhayenesto.wordpress.com/2014/11/29/naturalezas-muertas/
No, no, ni hablar. Entre los zapatos, el termo de café, el libro para leer, etc al final necesitaría llevar un trolley en vez de bolso.
Paciencia para tus atascos también.
Un abrazo!
Cindy Groulx
15 febrero, 2015 @ 16:10
No me podía imaginar lo que su vida laboral es como, yo no envidio querida hermana. Pero yo admiro su fortaleza. Siempre he sido una chica de campo, incluso cuando vivía en ciudades por períodos cortos de tiempo aventuras para mí, guardo para mi escritura. Realmente no sé cómo se sobrevive a la multitud en un tren como usted menciona. Eso haría que incluso una persona normal paranoico. {: i) Tener un maravilloso Domingo
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 16:17
Pippi,
¡qué alegría verte aquí de nuevo! empezaba a echarte de menos.
Espero que no te pase nunca lo del zapato, es para morirse de la vergüenza.
Una pregunta: en Grecia ¿también empujáis e insultáis a otros pasajeros como en Madrid?
Buena idea lo del cuento "La cenicienta y el tren" Seguro que sería muy divertido. Me lo apunto!! 😉
Un abrazo muy fuerte marchando a Grecia
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 16:22
bueno, bueno, me muero de la risa con tu comentario Alex. El pachuli, el olor a sudor y de remate ese al que se le cae un cuesco para seguir creando ambiente. Se sabe perfectamente quién ha sido porque cuando la gente empieza a decir ¡qué mal huele!, el pedorro responde "es que es zona de alcantarillas" … JA
Gracias por tu tiempo, Alex. Buen comienzo de semana
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 16:38
It is very interesting to know that same things happen also in Washington or Baltimore. Fortunately we don't have that "dramas" with the snow and freezing rain very often. Maybe once a year.
Lucky you that are retired and don't need to do such rides by subway any more.
Hugs and kisses, my dear Paula!
Erika Martin
15 febrero, 2015 @ 16:43
Paranoico no sé, Cindy, pero como mínimo esos viajes en metro vuelven agresiva incluso a la persona más dulce del mundo. Quizás algún pasajero debería pasar algún tiempo ingresado en el hospital mental en el que trabajaste tu ¿les mandamos para allá?
He nacido y crecido en Madrid, así que para mi esto es lo normal, estoy super acostumbrada.Aunque siempre me dio un poquito de envidia la tranquilidad de la vida en el campo, como la tuya.
Un maravilloso domingo para ti también, hermanita.Un beso muy fuerte
Pippi
15 febrero, 2015 @ 18:18
Gracias, querida. La verdad es que siempre leo tus cuentos, aunque no comento siempre. Bueno, para contestar a tu pregunta, en Grécia normalmente esperamos y maldecimos por dentro. No empujamos, pero a veces gritamos.
Besos, querida Cenicienta
Elena García Domingo
15 febrero, 2015 @ 18:39
De verdad, que complicado el metro jajajaja.Como siempre, un gustazo leerte!!! Por cierto, ojalá pudiera calzarme zapatos de tacón de aguja, aunque me quedara encajada frente al mismo tren jejejej. Un abrazote muy fuerte y la sonrisa duradera que se me queda despues de esta lectura tan amena y divertida como siempre. 🙂
Manu cueva
15 febrero, 2015 @ 18:52
Me encantan las odisea que cuentas muy entretenidas…saludos
Lar Petar Món
16 febrero, 2015 @ 10:29
Igualmente Erika
Lar Petar Món
16 febrero, 2015 @ 10:30
Igualmente Erika
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 18:40
Los griegos sois educados entonces.¡Muy bien!
Muchas gracias por visitarme cada semana, te lo agradezco de corazón.
Besos
Firmado: Cenicienta 🙂
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 18:43
Todo es cuestión de costumbre, Elena. A mi me sucede al contrario, no sé andar con zapato plano, me tropiezo con todo y me entra un dolor de gemelos …
Muchas gracias por tu comentario. Me anima mucho a seguir escribiendo este tipo de historias y en este tono.
Qué tengas muy buena semana, guapa!!
Un abrazote
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 18:44
gracias, Manu. Estoy pensando escribir una segunda parte con más odiseas en el metro. ¿Te gustaría la idea?
Saludos
Isidro Cristobal Del Olmo
16 febrero, 2015 @ 20:01
buenas tardes genial Erika Martin feliz semana u abrazo fuerte
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 20:46
Hola Isidro, me alegro que te haya gustado.
Feliz semana y un abrazo para ti tambien!
Mary Ponce
16 febrero, 2015 @ 21:38
Jajaja, me encanta.
Yo normalmente voy en coche al trabajo, pero este fin de semana se me ha escacharraos y me ha tocado volver al amado transporte público.
Imagínate Sol, a las 7 am de un domingo post fiesta de carnaval…
Un saludo!
Elia Brosed
16 febrero, 2015 @ 22:01
Cariño debe ser estresante vivir en un a Ciudad!! Me he reído como una loca jjjaaa, perdona pero ¿ Cómo puede ser que la gente te llamara gilipollas y no te ayudara? Creo que a la gente le falta aprender mucha educación nena!! Cuando llegas al trabajo llegarás agotada no? Fantástico post, un beso guapa!!!
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 23:16
vaya, hombre, qué faena lo del coche, Mary!
Ya me imagino Sol a las 7am en domingo post carnaval, es el equivalente a año nuevo a la misma hora. Y lo peor, como es domingo, el tren pasa cada 15 minutos :((
Gracias por tu visita, me ha gustado esa sonrisilla en tu cara 😉
Un saludo y muy buena semana!
Erika Martin
16 febrero, 2015 @ 23:22
Los que estamos aqui ya casi no nos damos cuenta de lo estresante que es, estamos acostumbrados, nena.
Hombre, la gente me ayuda cuando pierdo los zapatos subiendo las escaleras. Aunque lo del zapato en la vía ya fue otra historia ¡¡puff!!
Cuando llego al trabajo con unos calores y unos sofocos de las carreras que no te cuento jajaja
Mil gracias por todo. Un beso muy fuerte!!
Juan Carlos
16 febrero, 2015 @ 23:26
Sólo cojo el transporte público cuando estoy de vacaciones, soy de los que cojen el coche hasta para ir al supermercado de la esquina, exagerando un pelín, debe hacer unos 25 años que no cojo un autobús o taxi ya que en La Coruña hay tren pero no hay metro, la ciudad es encantadoramente pequeña y el coche es la mejor opción. En vacaciones si, si voy en avión, que remedio, o público o nada, y no viajo en avión lo normal es que vaya en coche, el cual aparco cuando llego y saco del aparcamiento cuando me vuelvo a casa, excepto en benidorm, alli me luzco con mi descapotable rojo jajajaja es broma, en Benidorm también, aunque hace siglos que no voy, era mi lugar de vacaciones cuando las suecas eran las amas del lugar. Tengo una tarjeta del bus desde hace años y está sin estrenar y es que……..no vivo en Madrid!! besos Erika!
RAQUEL ORTIZ
17 febrero, 2015 @ 15:53
Hola Erika, nuevamente nos haces reir con este tipo de anécdotas, yo no sufro (de momento) de estos inconvenientes porque siempre he trabajado en mi ciudad y si es necesario suelo coger el coche para desplazamientos más largos; si algún día cojo algún transporte público ya te contaré mi experiencia. Un saludo
Julia C.
17 febrero, 2015 @ 17:37
Qué bueno, Erika, me mato de risa!! jajajajaa. Donde yo vivo no hay ni metros ni trenes, así que todo eso que "me pierdo", ji,ji. Menos mal, porque me oriento fatal y tardaría una buena temporada en aprender a manejarme. Imagino lo estresante que puede llegar a ser todo ese trajín a diario, normal que en los madriles estén tan agresivos todos 😛 Me alegro de que al final no te apedrearan, por un zapato no habría valido la pena!!
Un beso guapa, y gracias por estos ratos tan buenos que nos haces pasar.
Erika Martin
17 febrero, 2015 @ 18:21
Pero ¿como que coges el coche hasta para ir a por el pan? Juan Carlos, llevas vida sedentaria total!! bueno, aunque el descapotable rojo será un buen reclamo para ligar con las suecas o españolas en Benidorm o en La Coruña ¿no? jajaja
Oye, si tienes un bono bus desde hace años, quizás ya te ha caducado, y si un día lo necesitas lo mismo te toca comprar uno nuevo.
Me alegro mucho de que me hayas regalado un comentario. Hacía meses que no te leía por aquí. Muchas gracias.
Besos
Erika Martin
17 febrero, 2015 @ 18:22
Raquel, qué afortunada eres. Espero que si un día coges el metro o el bus no te ocurran todas esas peripecias que me ocurren a mi. Ya me contarás la experiencia.
Un abrazo muy fuerte!
Erika Martin
17 febrero, 2015 @ 18:29
Pues te pierdes un mundo lleno de aventuras mañaneras, que lo sepas jaja.
No hace falta orientarse mal. Muchas veces vas pensando en tus cosas, no fijas en los carteles y te subes al tren en dirección contraria. Normalmente te das cuenta cuando estás a freír espárragos.
Saber que te has muerto de la risa y que te he hecho pasar un buen rato, me ha alegrado mucho la tarde. Muchísimas gracias.
Un besazo!
Patricia Duboy
18 febrero, 2015 @ 18:09
Leyéndote me he acordado de la primera vez que pisé Madrid hace años. Por supuesto que ni idea de esas normas del metro. En Cádiz esas cosas no existen, ni metros ni prisas. Al primer empujón comprendí como funcionaba aquello pero el estrés que me gané, no lo perdí hasta que estuve de vuelta en Cádiz.
Has pensado en ponerte esos elásticos para sujetar los zapatos? jajaja
Un beso
Erika Martin
18 febrero, 2015 @ 20:25
Ay, pobre, vaya forma de aprender las normas. Te espabilaron a la leches. Yo creo que a los madrileños nos posee el demonio segun nos vamos acercando a la entrada de las estaciones, porque no es normal.
Conozco Cadiz, Patricia. Es cierto allí no hay esas prisas, allí lo que hay es mucha guasa. Por eso, la ciudad me ha robado el corazón.
No habia pensado lo de los elásticos pero es una gran idea!! gracias, jajaja
Besos
Ara
18 febrero, 2015 @ 23:09
Pufff, que desasosiego, el tuyo… !! Doy gracias por vivir en una pequeña ciudad, en la que puedes ir andando a "casi" todas partes.. Muy bueno tu relato.
Hilda Hurtado
19 febrero, 2015 @ 03:58
Hola Erika, como siempre una entrada muy animada. Me imagino el caos, ya que en la ciudad de Nueva York, sucede algo similar o diríamos peor, especialmente cuando es hora pico y hay que hacer transbordo. Aunque por lo general no uso tacos altos, opto por llevarlos en un bolso y colocármelos luego, y si voy a algún Restaurante o Bar en Manhattan, llevo puestas unas sandalias y los tacos altos los llevo en la mano, cuando llego al lugar , guardo las sandalias en la cartera y calzo mis tacos, hago lo mismo al regreso a casa, especialmente si me pasado con las copitas, jejeje. Acá las distancias son muy largas y a veces me toca viajar en metro, casi durante una hora desde Manhattan hasta mi casa, ya que vivo casi a las afueras de la ciudad. En fin, me imagino el mal rato que te llevaste cuando la bota se quedó atascada en la alcantarilla y me imagino la cara de la señora que limpia el torniquete, jajajaj la imagino con cara malévola , cambiándose al lado que te toca pasar jajajaja. Un abrazo desde NY. Besos.
Rakel Relatos
20 febrero, 2015 @ 19:20
Genial Erika, me encantó! Me recordó los días en los que iba a la oficina a trabajar en transporte público (bus+metro+tranvía, toda una odisea).
Me he reído a carcajadas leyéndote y me alegro de no ser la única a la que le pasan según qué cosas! 😉 No sé si en Madrid pasará igual, pero en Barcelona en cuanto caen cuatro gotas de lluvia se colapsa todo: tráfico, tren, metro… ¡Horrible!
Un besote enorme y feliz fin de semana!
Erika Martin
20 febrero, 2015 @ 19:22
¡Qué suerte, Ara! te ahorras todo ese estres. Eso es fantástico 🙂
Gracias por echar un vistazo y disculpa por responder con retraso.
Buen finde!!
Erika Martin
20 febrero, 2015 @ 19:27
bueno, bueno, si en Madrid es así, no me quiero ni imaginar cómo será en NY.
O sea que tu eres de esas ejecutivas que se salen en las pelis con el traje y las zapatillas de deporte jejeje yo es que cuando ando un rato con zapato plano me duelen los gemelos. Haces bien en llevar zapato cómodo para esos viajes 🙂
Calla, que hoy me he cruzado con la señora de la limpieza, que tía, pone cara de malvada y es que yo creo que lo disfruta
Un abrazo muy grande y mi perdones por la demora en mi respuesta
Erika Martin
20 febrero, 2015 @ 19:30
Vaya, Rakel, solo te faltaba coger avión, menuda aventura para llegar a la oficina.
Un momento!! ¿a ti tambien te pasan estas cosas? uff, menos mal, empezaba a pensar que era solo a mi,
jajaja sí, en Madrid nunca hemos visto llover, por eso, cuando caen cuatro gotas, se colapsa todo. Normal, es fascinante ver la lluvia! … terrible.
Un besote y que tengas muy muy buen fin de semana!
Oscar Bustamante Matías
25 febrero, 2015 @ 18:50
Gran entrada Erika!! La verdad es que el transporte público da para mucho… Sufrirlo a diario es una odisea!! Además, como dices tú, lo peor es la actitud de la gente. Aquí (http://historiastrastudni.blogspot.com/2014/06/historias-del-suburbano.html) hablo de eso, y mañana subiré otra entrada en la que la que también hablo de la (poca y mala) educación de algunos. No son tan buenas como la tuya, pero se hace lo que se puede.
Enhorabuena por el premio, por la calidad de tus entradas te lo mereces sin duda.
Un abrazo.
Erika Martin
25 febrero, 2015 @ 18:59
¡Hola Oscar!
¿Qué dices? acabo de echar un vistazo a tu entrada y esta fenomenal ¡cuánta razón tienes con esos que se quedan en la puerta haciendo tapón o aquellos que sientan como si estuvieran en el salón de su casa! Estaré atenta a tu post de mañana. El viernes por la noche publicaré la continuación de esta entrada. ¿Hablaremos de las mismas cosas? jajaja
Gracias por pasarte por aquí y por dejar tu comentario, y también por la felicitación del premio.
Un abrazo
Oscar Bustamante Matías
27 febrero, 2015 @ 15:08
Hola Erika.
Muchas gracias!! Espero la continuación, lo que no sé es si abordaremos lo mismo. El transporte público da para tanto! Yo hablé de los ascensores y los tornos.
Tienes un blog genial.
Espero la entrada de hoy!!
Un abrazo
José Juan Picos Freire
28 febrero, 2015 @ 16:04
¡Ay, los de las bicis! Perdieron la batalla contra los coches y ahora la toman con los peatones. ¿Eso no es abusar?
Erika Martin
28 febrero, 2015 @ 16:06
¡¡Es un abuso en toda regla, José Juan!! 😉
Gracias por leer y comentar. Un abrazo
Gnosis Rivera
1 marzo, 2015 @ 00:47
Madre del verbo!!!!! hasta yo llegué tarde!!! Me he reído bárbaro contigo. Te cuento que yo trabajo a una esquina de mi casa, pero me conozco todo el trajín que significaba durar una hora para llegar a la oficina; ciertamente, es un locura, y si te fijas bien, le resta calidad de vida a quien padece ese trajinar diario.
Erika Martin
2 marzo, 2015 @ 20:04
Que suerte que trabajes a la vuelta de la esquina, mi bella Gnosis.
Tienes toda la razón, esos paseos cruzando la ciudad de punta a punta restan calidad de vida. Cuando todo va bien no tardo más de 25 minutos en llegar a trabajar pero como eso no es lo normal, generalmente tardo unos 45 minutos ¡imagínate! un despropósito total jaja
Un beso, reina
Erika Martin
2 marzo, 2015 @ 20:08
Ay, Jacobo, eso que me preguntas es como pedir a Coca Cola que te de la fórmula de su receta jajaja
Jacobo Nasser
2 marzo, 2015 @ 20:03
Excelente entrada, pero lo que más me ha llamado la atención es la herramienta que usas para hacer los dibujos puedo saber cual es.
Jacobo Nasser
2 marzo, 2015 @ 20:35
No es justo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Erika Martin
7 abril, 2015 @ 17:32
Hola Oskar!! desde luego estando en paro te salvas de que te claven el manillar de una bici en el culo jajaja. Voy ahora mismo a leer tu post 😉
Un beso
Oskar Tel
7 abril, 2015 @ 17:30
Genial Erika! Me he partido de risa!
No sabía que era tan complicado ir a trabajar en una ciudad como Madrid, igual sale a cuenta estar en el paro… 😛
La anécdota de los billetes me ha recordado a un post que subí hace algún tiempo a mi blog titulado "La picha un lío". Te dejo el vínculo 🙂
http://opiniaopiniones.blogspot.com/2014/02/la-picha-un-lio.html
Oskar Tel
8 abril, 2015 @ 18:33
Muchas gracias Erika por leer y opinar mi artículo!
Un abrazo!
Erika Martin
22 agosto, 2015 @ 19:38
¡Hola Denise! ¡Bienvenida al blog! me alegro mucho de que te haya gustado esta entrada.
Jaajaja sí, en Madrid también tenemos veredas rotas. Hay que tener mucho cuidado para no caerse y abrirse la cabeza ¿verdad? jajaja ¿Y cuando llueve? pues pisando charcos …
No me recuerdes cuando hay huelga, ir a trabajar se convierte en una autentica aventura.
Te recomiendo que leas la segunda parte de este post. Lo que cuento ahí ocurre en cualquier ciudad del planeta. Te va a gustar, ya verás
¡¡¡Uff!!! lo del zapato, todavía retumba en mi cabeza los gritos de la gente en el andén llamándome imbécil. Aunque podré contar a mis nietos el día de mañana que un día paré el tráfico ferroviario de Madrid jijiijijiji
Un besote, guapa
Denise L.
22 agosto, 2015 @ 19:18
Muy divertido, me sentí identificada aunque vivo en Buenos Aires. Salvando las distancias (lo del boleto y la señora de la limpieza, por ej.) Acá es más o menos lo mismo. No sé si hay veredas rotas en Madrid, pero te aseguro que con taco bajo y todo más de una vez casi me voy al diablo, jajajajajaja Sin contar que cuando llueve algunas calles se llenan de agua, y cuando hay paro de trenes hay que ver lo que son las filas para los colectivos. Y no te creas que la gente que viaja en auto se salva, con lo que es el tránsito (sobre todo si hay obras), a dos por hora lo pasa mal cualquiera.
Me gusta mucho este blog, me quedo por aquí, saludos!
Por cierto,la anécdota del zapato fue genial.
ramrock
10 noviembre, 2015 @ 21:11
Jejejejejejejejeeee… yo, como tengo mi carnet de 6,20 € al mes …..