La tarjeta de embarque
Una de las obsesiones de los directivos en sus viajes de negocios es pillar un buen asiento en el avión.
Los pobrecitos viajan mucho e ir sentados en un lugar que no les gusta es toda una tragedia. Sería el equivalente a cuando tú y yo vamos estampados contra el cristal del vagón del metro.
¿Cómo se saca una tarjeta de embarque?
Este trámite lo puedes hacer en:
- la web de la compañía aérea
- las máquinas de auto check-in del aeropuerto
- modo tradicional: haciendo cola en el mostrador.
Existe otro método, que es el que utilizan los directivos:
– ¡Erikaaa! ¿me has sacado ya la tarjeta de embarque?
Sí, sí, porque para ellos es un asunto de alta prioridad conseguir su asiento favorito en cabina, pero luego no mueven un dedo para sacar la tarjeta de embarque. Para eso estamos las secretarias.
Poco importa que estés fuera de la oficina (vacaciones, enfermedad, etc). Un auténtico directivo que lidera la economía mundial, te llamará para que lo hagas inmediatamente y además no le importa la hora que sea.
Hace unos años tuve que sufrir a un jefe obsesionado con esto. Fue una auténtica pesadilla.
Anécdota 1
Cuando estábamos los dos en la oficina, en cuanto se abría el periodo de facturación, venía corriendo y se plantaba detrás de mi mesa:
– Erika, ya se puede facturar. Venga, tramítalo no vaya a ser que venga otro y me quite mi asiento.
¿Qué estaba hablando por teléfono con un cliente o haciendo otra tarea realmente importante? ¡Que se parase el mundo!. Lo prioritario sobre todas las cosas era sacar su maldita tarjeta de embarque.
Anécdota 2
A menudo ocurría que cuando salía del despacho a plantarse en mi mesa, yo no estaba en mi sitio, sino haciendo mis necesidades biológicas. Entonces llamaba a Recepción:
– ¿Has visto a Erika?
– Sí, está en el servicio
– Pues vete a buscarla y que venga inmediatamente sacarme mi tarjeta de embarque.
Mi compañera entraba en el servicio:
– Erika, el gran jefe te está buscando. Necesita que le saques su tarjeta de embarque.
Mi respuesta eran insultos, insultos y más insultos.
El caso es que llegué a cronometrarme por si acaso entraba en el túnel del tiempo en el servicio y tardaba una eternidad. Pero no. Tardo 6 minutos en ir, miccionar, lavarme las manos y volver.
Anécdota 3
Cuando él estaba de viaje y había que sacar la tarjeta de regreso … un momento … no estarás pensando que lo hacía él solito como un niño mayor, yendo al mostrador del aeropuerto ¿verdad?
Según él, eso era vulgar. ¡Por favor! alguien de su posición no se podía mezclar con la chusma haciendo cola en la terminal del aeropuerto.
Como siempre, era yo la encargada.
Una vez que tenía la tarjeta, llamaba por teléfono a alguien de la empresa donde tuviera sus reuniones para pedirle permiso y enviarle la tarjeta por email y que se encargara de imprimirla y dársela en mano. Acto seguido tenía que escribir a mi jefe otro email, avisando de que Fulanito era el que le iba a dar su tarjeta en papel.
Si era a horas intempestivas o en fin de semana, entonces tenía que llamar al hotel donde estuviera alojado y pedirles a ellos el favor. Después le enviaba email, informándole de que ya podía pasar por recepción a recoger el papelito.
Anécdota 4
Estaba en Roma de vacaciones. Un día me sonó el móvil a las 7 am. Era él:
– Erika, sácame la tarjeta de embarque de mañana – ni buenos días ni leches.
– Estoy en Roma de vacaciones.
– Sí, vale. No te olvides de meter los datos de mi tarjeta de afinidad para sumar puntos
– Es que no puedo sacarte la tarjeta. No tengo ordenador.
– Pues con el móvil y luego me lo envías por email.
– Es que tampoco tengo internet ni wi-fi y no quiero arruinarme con el roaming. Te cuelgo ya, lo siento.
– Pues te vas a un cibercafé … y, por cierto, que sea la última vez que te vas de vacaciones.
Tuve que llamar con mi teléfono (que no es de empresa) a la compañía aérea:
– Hola, buenos días, por favor ¿podrían emitir la tarjeta de embarque del pasajero tal y enviársela por email?
Le tuve que contar mis penas a la persona que me respondió la llamada. Conseguí que se solidarizara conmigo y que le hiciera la gestión a mi jefe.
Hubiera sido un detalle que después mi jefe me hubiera dado las gracias. No lo hizo como tampoco me pagó el gasto que tuve con el roaming.
Lectura recomendada: Trabacaciones
Me llamaba en vacaciones, pero también:
- Cuando estaba de baja delirando con fiebre en la cama.
- A cualquier hora del fin de semana
- O cualquier día festivo
Así es cómo descubrí y entendí porqué en las entrevistas de trabajo para asistente piden disponibilidad total y flexibilidad horaria. Se refieren a esto, a ser una esclava de tu jefe 24 / 7 / 365.
La elección del asiento
Esto es todo un abanico de posibilidades y cada directivo tiene sus preferencias:
- Pasillo para que le quepan las piernas … y poco importa que mida metro y medio
- Ventana para tener vistas al horizonte y relajarse.
- Por parte de atrás del avión para subir el primero.
- En las primeras filas porque el final de la cabina es un “gallinero” y no puede pensar en cómo dirigir la economía mundial.
- O mejor aún, en asiento de emergencia para sacar el portátil para trabajar durante el vuelo.
El problema con este jefe era que cuando no conseguía su asiento favorito, porque el avión iba a reventar, entonces se ponía a patalear como los niños pequeños:
– Erika, se te han adelantado. Te han quitado mi asiento. Muy mal. Despedida.
—-
Cuéntame:
¿te sacas la tarjeta de embarque solito o necesitas ayuda?
¿lo haces online o haces cola en el aeropuerto?
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Javier de Lara
20 mayo, 2014 @ 20:00
Un chico realmente majo el que te tocó como jefe, desde luego. Algún día deberías haberle sacado un billete a algún país lejano y olvidarte de sacarle la vuelta…
Aldana Gonzalo Omar C
20 mayo, 2014 @ 20:00
Ahh… pensé que las secretarias ejecutivas solo se dedicaban a ser lindas y que no se quejaban y todo era glamour en las oficinas.
jajja
Erika Martin
20 mayo, 2014 @ 20:05
además de lindas y glamurosas, en ocasiones somos incluso más listas que nuestros jefes jajaja ya sabes, detrás de un gran hombre, hay una gran mujer. Gracias por tu comentario.
Erika Martin
20 mayo, 2014 @ 20:06
calla, Javier, no me des ideas :))
Muchas gracias por seguirme.
Aldana Gonzalo Omar C
20 mayo, 2014 @ 21:00
Lo de lindas no se, solo sos un dibujito para mi.
Y por otro lado me has generado una imagen en la cabeza que no me la puedo sacar, imagino tus pies apretados e hinchados de tantas colas que tenes que hacer en las ventanillas de los aeropuertos.
No alcanzo a imaginarte sexy, así.
Así que sólo puedo dar crédito de tu inteligencia. Y glamour en la primer hora de trabajo, después tu cara se debe transformar notablemente.
Erika Martin
20 mayo, 2014 @ 21:20
no, no, yo saco la tarjeta en internet, no hago cola.
En cuanto al físico, el glamour y la inteligencia me has dado una idea para una próxima entrada. Fíjate, me has inspirado 😉
Aldana Gonzalo Omar C
20 mayo, 2014 @ 21:27
Genial! La espero!
Me huele a que los hombres vamos recibir un par de cachetazos y todas la fantasias que Hollywood con tanto esmero nos creo, se derrumbarán de un plumazo
Erika Martin
20 mayo, 2014 @ 21:43
¡ay, Hollywood! … esa entrada irá dedicada a ti
jony
25 mayo, 2014 @ 15:38
Hola Erika!
La verdad que es lamentable como hay personas así. Ya no importa si es jefe, si tiene dinero o no, la cuestión es que te tiene que tratar como persona que eres y no como una esclava. No sé si sigues trabajando ocn él o no, pero si te fuiste de ahí te apoyo de todo corazón porque yo soy tú y no se lo que hubiera hecho ocn el… que rabia de gente jajaja.
Un besote!
Erika Martin
25 mayo, 2014 @ 16:43
Hola Jony!
el tiempo pone a cada uno en su lugar y este directivo fue despedido. Su prepotencia le pasó factura. jajaja
Besos
Alexandra
29 septiembre, 2016 @ 22:47
Por favor… ¡Tus jefes son y han sido unos completos imbéciles! Cuando creo que no podrás sorprenderme, lo logras otra vez.
Un besazo Erika!
Erika Martin
29 septiembre, 2016 @ 23:04
Hola Alexandra,
sí, creo que en el tema viajes, siempre he tenido la mala suerte de tener jefes inútiles. Yo creo que se acostumbran a tener esclava y, por eso, les entran esas exigencias.
De los viajes de los directivos tengo millones de anécdotas. Si las contara todas, te aseguro que te dejaría con la boca abierta y los ojos como platos jajaja
Un beso muy grande para ti.