El ruido en la oficina
¿Sabes? No siempre he trabajado en la zona noble lejos del resto de mis compañeros. Hubo un tiempo en el que trabajé con el resto de plebeyos en las praderas del open space de la oficina.
Sí, lo recuerdo bien porque creo que fue en aquella época cuando me quedé medio sorda:
- las conversaciones a grito pelado de los compañeros,
- los timbres a todo volumen de los teléfonos fijos y de los móviles,
- el ruido de los ordenadores, de la impresora común,
- el zumbido del aire acondicionado…
Llegaba muchos días a casa con ese tono del silbido del móvil del compañero de al lado, retumbando en mi cabeza y apenas podía pegar ojo del dolor de cabeza que tenía.
En aquella época muchas veces me planteaba si estaba en una oficina o en una verdulería. Aquel griterío … ¿no te ha pasado que estás trabajando en algún tema importante o escribiendo algún email en otro idioma y es imposible concentrarse?
¿De dónde viene tanto ruido en el open space?
1. Las voces de fondo
Una cosa lleva a la otra. Como todo el mundo habla alto, al final terminas hablando a voces tú también. Es que sino no te oye tu compañero de al lado y menos aún el cliente que tienes al teléfono. Normal que muchos días acabes afónico:
– Erika, ¿dónde estás metida? ¿en el zoo? ¿Qué son esas voces?
– Disculpa, hay un poco de barullo por aquí
– ¿Qué? No te oigo. Habla más alto.
– No puedo, estoy afónica.
2. Los cotilleos
Al trabajar en la «comuna» te enteras de la vida privada de tus compañeros porque ¿quién no tiene un compañero que de vez en cuando discute con la pareja? ¿O la típica madre que le echa la bronca al niño para que haga los deberes antes de que ella llegue a casa porque si no se le va a decir a su padre y va a temblar la tierra?
Sí, estas conversaciones molan y en cuanto detectas que alguien recibe una llamada personal.
Entonces se hace el silencio absoluto. Parece que todo el mundo está concentrado en su trabajo. No te engañes. Todos están anotando lo que dices a tu marido, suegra o hijos para comentarlo después en la comida.
3. El altavoz
Seguro que tienes un compañero que habla a gritos. Bueno, habla tan alto que parece que se ha tragado un altavoz.
Está a tu lado y te habla a más de 100dB …
– ssshhh ¡baja la voz, me vas a reventar el tímpano!
– Que exagerada eres Erika, estoy hablando en tono normal.
– Estás sordo como una tapia
4. Vaughan
Tuve un compañero que hablaba muy bien inglés, con un acento british exquisito.
Para que todos disfrutáramos de una clase de inglés de Vaughan gratis, subía el tono de voz mientras hablaba por teléfono.
Lo peor de todo era al móvil cuando recibía una llamada al móvil. Se ponía los auriculares, se levantaba y se iba paseando por todo el open space.
Allá por donde pasaba, la gente le iba diciendo:
– ¡Vete a una sala a hablar, plasta!
– Por mucho que te pasees, no vamos a aprender inglés, imbécil
5. ¡Escúchame, soy un business man!
Esto de pasear lo hacen mucho los comerciales ¿verdad?. Les suena el móvil y automáticamente se levantan y van de aquí para allá.
Algunos lo hacen porque en los cursos estos de hablar en público, te dicen que transmites confianza si hablas por teléfono de pie.
Otros sencillamente para que los demás veamos las operaciones millonarias tan importantes que se traen entre manos:
– Sí, si te parece nos reunimos en vuestras oficinas de Torre Espacio y hablamos sobre la propuesta.
Según cuelgan, te dicen:
– ¿Has oído? Reunión en Torre Espacio. A este le tengo en el bote, la venta es de un millón de euros, si la cierro consigo mis objetivos y me llevo el bono. ¡Ojo! que todavía estamos en enero.
Y los demás:
– ¿Y a mí qué? Nosotros también trabajamos en un rascacielos, idiota.
6. Las conversaciones de equipo
En el open space no se llama al compañero que sienta en la otra punta de la sala, sino que se le pega un grito … es por no buscar en el listado telefónico su extensión.
– Oye, Paco ¿dónde has guardado el formulario A?
– En la carpeta de la unidad Y
En las conversaciones del open espace también hay chistes, risas y carcajadas. Es muy divertido, sobre todo, cuando las carcajadas de tus compañeros son peculiares.
Lo malo es si los demás están de cachondeo y tu hablando con un cliente, éste te dirá:
– ¿Dónde estás, en el circo con los payasos?
– No, es que alguien hizo una broma y se están riendo
– ¡Ah! ya veo, la empresa seria y profesional que sois.
Si te dicen esto y trabajas en una empresa dedicada a un negocio molón, no pasa nada. Sin embargo, si lo dicen cuando estás en un despacho de abogados o en una asesoría financiera ejem, ejem
7. Los clientes enfadados
¿Quién no ha recibido la llamada de un cliente enfadado? Te gritan al otro lado del teléfono y, bueno, tu que eres humano y tienes corazoncito, te sientes atacado.
El cliente grita y tú vas subiendo el tono y al final terminas gritando también ¿a que sí?. Amigo, eso está mal, no merece la pena.
Truco para calmar a clientes enfadados
En Alemania estuve trabajando 2 años en el departamento de atención al cliente de una famosa compañía aérea alemana con más de 3000 vuelos al día.
Allí todas las llamadas eran complicadas. Retrasos de vuelos, pérdidas o roturas de equipaje y quejas de todo tipo. El estado ánimo con el que llamaban los afectados iba más allá del enfado. La gran mayoría te insultaba según descolgabas.
Por eso, decidí implementar mi propia estrategia para salvaguardar mi salud mental.
Consistía en darle alas al cliente para que me insultara todavía más, que descargara su rabia y así poder atenderle después como personas civilizadas.
Ring, ring …
– ¡Puta! después de 7 horas de retraso, me has perdido la maleta y estoy con lo puesto
Entonces respondía en tono susurro:
– Por supuesto, he sido yo personalmente la que pinchó la rueda al avión, bajó a la pista, abrió la bodega y desperdigó las maletas de todo el pasaje por ahí.
Me lo pasé tan bien que lo hice con varios vuelos. Por eso, para ayudarle necesito que me dé detalles más concretos de su vuelo para intentar acordarme de dónde lancé su maleta.
¡¡Uff!! esto les encendía aún más. Después soltaba el auricular sobre la mesa y me ponía a gestionar otros asuntos. Mientras tanto se oigan los gritos y los insultos.
Pasados unos minutos, el tono del afectado iba bajando gradualmente hasta que finalmente había descargado toda su rabia. Cuando se callaba, volvía a coger el teléfono y atendía su reclamación.
8. La radio
Hablemos de la música en la oficina. Hay dos modalidades.
- la música de ascensor del hilo musical que se oye en cualquier rincón de la oficina.
- Ese compañero que tiene una radio en la mesa y la pone a todo volumen.
Para tu desgracia, sus gustos musicales no coinciden con los tuyos. Podríamos decir que son hasta horteras y todo.
Peor son esos que van de intelectuales y sintonizan el Debate de la Nación o cualquier otro programa de debates políticos. Y ahí estás tú, todo el día oyendo a los diputados, que te hace una ilusión tremenda, lo sé, a mí no me engañas 😛
Las normas de convivencia
En una de las empresas en las que trabajé el nivel de ruido era tan alto que nos enviaron unas “normas de convivencia”.
A saber:
– Hablar en tono moderado
– Poner el mute en los móviles
– Bajar el tono de los teléfonos de sobremesa.
– Prohibidos los paseos entre las mesas para hablar por teléfono.
– Pusieron las impresoras en cubículos insonorizados.
– Fue obligatorio poner la CPU debajo de la mesa.
Todo eso duró una semana. Después volvimos todos a gritar, a poner la radio y pasear entre las mesas de los demás hablando con el móvil.
Una conversación en tono normal son unos 50 dB y la de una acalorada puede llegar a los 85 dB. Debes saber que el límite del confort acústico está en unos 60 dB.
El silencio en la zona noble
Ahora mi vida ha cambiado. Estoy en la zona noble y aquí no se oye ni el ruido de una mosca.
Los directivos están encerrados en sus despachos insonorizados, a excepción de mi jefe que siempre tiene la puerta abierta.
Los que pasan por allí van en misión de incógnito, no dicen ni hola, no vaya a ser que les oiga algún jefe y les toque entrar al despacho a explicar algún tema pendiente.
¡¡Ohh!! ¡¡Qué paz!! ¡¡Qué tranquilidad!! Hasta que …
– Erikaaaaaaaaaaaaaa
Ya está, mi jefe… Estaba tardando en aparecer en el post y robarme protagonismo … Hay varias razones por las que me grita:
- Para asustarme:
Siempre que lo hace, pego un bote en mi silla. Qué sustos me mete. Lo hace apropósito, lo sé a ciencia cierta. Solo hay que verle la sonrisilla malvada que se le marca en la cara.
No suelo responderle. Directamente marco su extensión y cuando descuelga:
– ¿QUEEEEEE?
Porque yo disfruto gritándole al oído jeje
- Para despertarme:
Me conoce y sabe que yo trabajo de tirón una hora o dos máximo. Después cae mi concentración y me distraigo mirando a las musarañas.
Así que cada hora y media aproximadamente me mete el grito:
– Erikaaaa
Debe ser para asegurarse de que no me duermo.
Aunque esa frecuencia tan exacta me ha hecho sospechar que debe tener una alarma configurada en el móvil.
En cuanto le suena, grito que me mete.
Si me levanto para ir al baño, la impresora o a por un café, como todo está en silencio sepulcral, se oye clack, clack, clack (mis tacones, que la moqueta no hace milagros amortiguando el sonido)
– Erikaaaaaaa, ¿dónde vas?
– A la impresora, ahora vuelvo
– llévate el auricular inalámbrico
¡Qué pesado es!
¿Trabajas en una oficina ruidosa?
¿Eres un privilegiado con despacho?
¿Qué ruido es el que más te molesta de todos los que oyes en la oficina?
¿A que los comerciales de tu oficina también se dan paseos hablando por el móvil?
Imagen destacada comic bubble speech via Shutterstock
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Andreas Westhues
16 enero, 2015 @ 18:26
jajaja … los has clavado … el comercial dando vueltas para que todo el mundo vea cómo se hacen negocios … la gente hablando alto por teléfono … el jefe cercanco que deja siempre la puerta abierta …
Estas oficinas grandes deben de ser horribles para cualquiera pero imagínate encerrado con alguien desagradable en una oficina pequeña con sólo dos o tres puestos de trabajo. No sé qué sería peor.
Buen finde, Erika
Jordi Luna
16 enero, 2015 @ 18:34
Jajaja, es lo que he hecho durante todo el post. Explicado así parece tan divertido, pero apuesto a que también produce un estrés terrible, tanta gente, tanto ruido. Un gran post como de costumbre. Besos Erika y feliz fin de semana.
P.D. ¿has pensado en pintarte unos ojos en los párpados? así cuando los cierres, parecerán que están abiertos.
Lar Petar Món
16 enero, 2015 @ 18:52
De la A a la Z ¡qué bueno leerte y que me saques siempre una sonrisa. Abora entiendo tu regalo, sí el de tu jefe y que nos contaste. Yo recuerdo haber estado también en un Open Space y la verdad que no sé si paracetamol o un termo de tila. Feluz finde Erika. Y gracias por alegrarme la tarde. Besos
Erika Martin
16 enero, 2015 @ 19:02
lo del comercial es un clásico en todas las oficinas jajaja
Tienes razón, mejor estar en el open space que compartiendo despacho u oficina con 2 ó 3 que seguro que encima te caen mal.
Buen finde, Andreas
Erika Martin
16 enero, 2015 @ 19:06
Siendo serios, el ruido en la oficina genera muchas bajas laborales … pero este rincón no es serio 😛 así que tomo nota de lo de pintarme los párpados como dices. El lunes mismo después de comer lo hago para que no me fastidie la siesta. ¡Qué idea más brillante has tenido!
Besos y muy buen fin de semana, Jordi
Erika Martin
16 enero, 2015 @ 19:10
Es un honor que me leas, Lar. Oye, si te gusta el regalo de mi jefe, lo empaqueto y te lo mando por mensajería jaja.
Paracetamol o tila, aunque seguro que también te echaste buenas risas con los chascarrillos de los compañeros ¿verdad? Hay cosas buenas y malas en las oficinas abiertas.
Gracias por pasearte por aquí.
J.C. SANCHEZ
16 enero, 2015 @ 19:37
Jajajajaja yo lo se bien. Pertenezco a la fauna no? Jajajajajaja. No obstante cada cosa tiene lo.suyo. Genial como siempre. Muy divertido. Un bs.
Mar V.
16 enero, 2015 @ 19:43
Jajajajajaja, desde luego, lo que está clarísimo es que me encantan tus publicaciones, y siendo viernes y por consiguiente habiendo finiquitado el trabajo más aún. En mi lugar de trabajo el silencio impera, pero tengo que decirte que es una clínica y bueno es algo más normal; aún asi, cuando se va acercando la hora de recoger y marcharse, todos nos alteramos más de lo normal y el ruido se hace más presente. Un besito Erika, he disfrutado mucho con tus jaleos de oficina.
Erika Martin
16 enero, 2015 @ 21:30
Tu sabes muy bien qué es esto del ruido, becario, que te tengo entretenido todo el día en la fotocopiadora, el escáner y la máquina de encuadernar. Un día de estos hablaré con el Gran Jefe para que pertenezcas a la fauna de la oficina con contrato fijo como premio por haber leído el post 😉
Muy buen fin de semana
Erika Martin
16 enero, 2015 @ 21:34
¿en serio? Mar, qué feliz me haces. Comentarios como el tuyo me motivan a seguir escribiendo historietas.
Oye, cuando os alteráis a la hora de salir ¿no vendrán los de RRHH a regañaros, no? jaja
Un besito!!
Ana Suárez
17 enero, 2015 @ 00:39
Uf Erika, pues a pesar de los gritos del pesado de tu jefe tienes suerte, porque el ruido es tremendamente perjudicial, altera más de lo que parece y produce mucho estrés.
Yo tengo la suerte de trabajar desde casa, y la verdad es que impera el silencio. Y es genial (aunque yo pensaba que me gustaba el ruido). De hecho cuando voy a un centro comercial y oigo a la gente chillando para hablar…pues me llama la atención.
Me ha encantado, como siempre esta entrada. Sigue escribiendo, y recopila todas las entradas y escribe un libro. En serio. Un abrazo
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 08:57
Hola Ana,
desde que trabajo en la zona noble ya no he vuelto a casa con los grillos metidos en la cabeza 😉
Siempre me ha dado un poquito de envidia la gente que, como tu, trabaja desde casa. A tu aire, con o sin música, como prefieras. Quizas con una cervecita fría en verano. Con el chándal si te da la gana … aunque exige mucha disciplina ¿no?
No me extraña que luego cuando vayas a un centro comercial o te subas al autobús, te moleste un poquito el vocerío. Si es que somos unos gritones los españoles.
Ayer cuando leí el post de Miguel Angel pensé "oye, ¿y si …?" Ahora que me lo sugieres tu, lo mismo me lanzo. Gracias por la idea.
Un abrazo y muy buen sábado
Juan Carlos Galan
17 enero, 2015 @ 09:54
Muy bueno, Erika. He disfrutado mucho leyendo tus problemas oficinescos con el ruido. Ja, ja,.. es que es verdad.. Me he partido de risa porque he reconocido muchas de las situaciones.
Un abrazo y feliz finde
Julia C.
17 enero, 2015 @ 11:15
Jo, pues menos mal que te has mudado a la zona noble, porque se me antoja imposible trabajar mucho tiempo en las condiciones de la "plebe". Seguro que no es una forma de motivaros para que promocionéis?? 😛
A mí eso del ruido me afecta mucho porque me desconcentra por completo, así que conforme te iba leyendo se me iban poniendo los pelos como escarpias!! jajajajjaa. Ahora solo te gritan cada hora y media, yo creo que eso se acerca al paraíso, je, je.
Gracias por este divertido y ocurrente post. Como siempre lo he pasado genial leyéndote.
Un besazo, guapa, y feliz finde!!
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 11:57
Hola Juan Carlos, es que muchas de las cosas que me pasan, también os ocurren a vosotros ¿verdad?
Que las risas te acompañen el fin de semana, disfruta.
Una abrazo y… gracias por comentar, me alegro mucho de tu visita
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 12:01
Has dado en el clavo, Julia, con el ruido es imposible concentrarse. Ahora con un grito cada x tiempo, pues sí, estoy fenomenal, no me puedo quejar 😉 además como leíste yo también grito a mi jefe, somos como el perro y el gato.
Una vez más, mil gracias por pasearte por este rincón digital.
Muy buen fin de semana para ti tambien
Jorge Iglesias
17 enero, 2015 @ 13:21
Tus relatos son fantasticos Erika y me he sentido muy identificado con varias de las situaciones que nos has contado. Gracias amiga, disfruto mucho leyendote.Un beso grande
Daniel Madrid
17 enero, 2015 @ 15:09
Me has hecho reír mucho Erika!! yo llevo 6 años trabajando de cara al público y atendiendo llamadas de clientes como los de tu trabajo en Alemania. Me he sentido muy identificado y pienso poner en práctica tu táctica jajaja. Cada día te superas con tus artículos. Me alegra mucho ver tantos comentarios, pues todos te los mereces!
Lar Petar Món
17 enero, 2015 @ 17:47
Y alguna que otra bronca también. Sobretodo cuando te hacen un pedido por teléfono y están a grito pelado. Tapas el micro y la sueltas "¡a ver si os calláis de una… Vez!" se te quedan mirando co.o a un loco y ya tienes el día echado entre bromas por el descontrol. Gracias a ti por telatarnos estas cosas de la vida de oficinista, cielo.
Rakel Relatos
17 enero, 2015 @ 18:00
Muy divertido, Erika! Como siempre, me has hecho reír a carcajadas (lo cual no es muy bueno si lo estoy leyendo por la calle desde el móvil y me voy riendo sola…) Desafortunadamente, yo trabajo en una oficina que mezcla la verdulería con el zoo… Aunque tengo que confesar que nos reímos mucho en los momentos "de cachondeo" y escuchando conversaciones ajenas! Buen fin de semana, guapa! Besos!
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 19:52
Fantásticos pero 100% reales como la vida misma, Jorge. Por eso, te identificaste con las situaciones porque al final se dan en todas las empresas.
Es una gran satisfacción saber que disfrutas con mis anécdotas. Mil gracias.
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 19:55
Claro, que sí, Daniel, dales alas a tus clientes. Cuando dejan de gritar, ya se quedan relajados y se puede razonar y hablar con ellos. Pero no olvides dejar el teléfono sobre la mesa mientras te insultan 😉
Gracias, gracias y mas gracias
¡¡Buen finde!!
Erika Martin
17 enero, 2015 @ 20:00
no me fastidies que te has reído sola por la calle, a ver si te van a tomar por loca, chica.
¿Verdulería con zoo? uff! eso es para nota ¿eh? La verdad, es que en aquella época yo disfruté mucho con el cachondeo y poniendo la oreja en las conversaciones ajenas jejeje Disfrútalas, tu que puedes, un poquito por mi ¿si? que yo las echo de menos en la zona noble
Muy buen fin de semana para ti también, nena! Besazos!
Mery Pérez
17 enero, 2015 @ 21:47
Saludos, muy amena y divertida la lectura de tu post. Cuentas de forma increíble y divertida cosas que son tan reales y serias. El ruido sin dudas es matador. Yo trabajo en la oficina "tranquila" pero igual me enfrentó a la verdulería no más voy camino o salgo del trabajo. Éxitos!
Mariano Manuel
18 enero, 2015 @ 07:21
Muy buen relato, muy cierto.
Al principio da ganas de estrangular al griton que siempre es el más cercano.
Mağade Qamar
18 enero, 2015 @ 07:58
¡Qué graciosa eres! Eres capaz de describir el estres con la sonrisa más grande. El tiqui taka de los tacones suele ser el sonido que te centra en no escuchar los ruidos que te rodean y llega un momento en que sí, dejan de sonar y dejan de importar.
A mí que me gusta el silencio, las voces en equilibrio… y durante los últimos años he vivido literalmente en una verdulería… Y yo era la menos verdulera de tod@s pero sueñas, vives interiormente tanto traqueteo, el sonido del teléfono, los jaleos de los de arriba y los de abajo… Pero una de dos, o te unes al enemigo o lo vences de la mejor manera.
Técnicas de cómo tratar a los clientes jajajaja Cada uno de su madre y de su padre y tú, de los tuyos.
Me encanta leerte. Cuando lo hago me vienen cientos de cosas a la cabeza de todas mis experiencias y es tan grato saber cómo las vadeas.
Un beso enorme y muy buen domingo.
Erika Martin
18 enero, 2015 @ 09:27
Hola Mery,
qué suerte trabajar en una oficina tranquila, como bien dices, el ruido puede hacerse insoportable muchas veces.
¿sabes qué? disfruto dándole la vuelta a las cosas serias para escribirlas de forma amena, para que os resulten entretenidas y que nos riamos todos.
Muchas gracias por tu visita.
Un abrazo y buen domingo!
Erika Martin
18 enero, 2015 @ 09:30
Hola Mariano!! Bienvenido a mi blog!!
Esos del altavoz ¿verdad? es que es para matarles, aunque al final acabas acostumbrándote.
Muchas gracias por tu visita y tu participación.
Buen domingo!!
Erika Martin
18 enero, 2015 @ 09:42
Buenos días Magdalia,
estando en la verdulería o en el zoo llega un momento en que desconectas de todo el barullo y aprendes a concentrarte. También hay ratos que te unes a la "fiesta" y si hace falta, te conviertes en la verdulera mayor del reino jejeje
¿Leyéndome recuerdas experiencias? eemmm te propongo algo: si un día te apetece que hable de un tema en particular, me lo dices y escribo un post.
Un millón de gracias por haber vuelto a mi rinconcito una semana más.
Disfruta de este gélido domingo
Cindy Groulx
18 enero, 2015 @ 15:40
Hola Erika, que descendía por el frío desde el día en que escribí este ..
Mi niña, la bondad, la verdad es que no sé cómo se pone al día con todo ese ruido. Pero al menos ahora el ruido se reduce al ruido jefe, sí. Espero que tengan una gran semana, hermana. {: O)
Entre suspiros y un café
18 enero, 2015 @ 16:33
¡Qué paciencia Erika! Yo he trabajado en la verdulería, y no sé qué es peor o mejor, cada sitio tiene sus pros y sus contras… Lo bueno es que en el fondo tienes buen feeling con el jefe, eso no siempre pasa.
Un beso y feliz semana Erika.
Patri.
Erika Martin
18 enero, 2015 @ 17:21
Hola mi hada,
es difícil trabajar con tanto ruido pero al final te acostumbras.
Ahora ya solo tengo un grito cada hora y media, algo he ganado.
Muy buena semana para ti tambien, hermana!
Erika Martin
18 enero, 2015 @ 17:24
Hola Patri!!
Tienes razón, cada sitio tiene sus cosas buenas y malas.
Buen feeling en el fondo pero muy en el fondo jajja bueno, si no lo hubiera, creo que no me dejaría gritarle al teléfono cuando me llama a voces.
Un besote y muy buena semana para ti!
Pedro Fabelo
18 enero, 2015 @ 18:31
Hola, Erika. Sí, yo también he trabajado en ese tipo de oficinas en los que parece que tengas a los mismísimos AC/DC tarareando los acordes iniciales del "Thunderstruck" pegado a tus orejas. Aunque mis compañeros de entonces más que a los Hnos.Young se asemejaban más a una insufrible sesión de batucada.
Y digo yo, ese compañero tuyo con el acento british tan exquisito que hasta os miraba por encima del hombro, ¿no sufriría de tortícolis como cierto juez que yo conozco?
Lo de compartir música en la oficina era un tema "complicado" en mi caso. Yo, que siempre he sido un rockero de pro, no era visto con buenos ojos por el resto de la manada oficinística. No todo el mundo está capacitado para degustar a todo volumen una "delicatessen" como el "Made in Japan" de mis amados Deep Purple. En fin, ellos se lo pierden.
Un texto muy divertido, Erika. Como siempre, un placer leerte. Saludos.
Hilda Hurtado
19 enero, 2015 @ 03:48
Una vez mas, muy entretenido el post, he estado algo alejada de Google+, pero ya regresé. Te imagino caminando con tus tacones e imagino a tu jefe pegando gritos, sabes tengo curiosidad de saber como luce tu jefe físicamente, jejejeje. Alguna vez, trabajé como secretaria para el área de publicidad en un partido político independiente, cuando residía en mi país natal y ya que yo era la más joven del grupo de secretarias, te podrás imaginar que no encajaba con el resto de la manada, por suerte, me alejaron de las Hienas y me asignaron una oficina para mi sola. La oficina se encontraba a la entrada del piso que ocupaba el partido político y te imaginarás la furia colectiva que ocasioné, jajajaja. El gusto me duró poco, ya que a los seis meses, mi padre prácticamente me forzó a renunciar, alegando que la política no era para mí, gran reves para mí ya que el candidato presidencial a quien apoyábamos, ganó las elecciones y se tituló como presidente de mi país . Siempre me agrada leer tus anécdotas, un abrazo mi querida Erika y feliz comienzo de semana.
bardo
19 enero, 2015 @ 07:27
¿Tu jefe sabe de tu blog? Lo estás inmortalizando en tu exquisitez descriptiva. No viene mal para el ánimo tus anécdotas.
Yo por suerte, en mi feudo no hay cabida para el ruido.
¡Qué tengas un buen día!
Ildefonso Martinez
19 enero, 2015 @ 17:32
Precioso Erika, que buen humor y que buena observadora de tu alrededor. A veces te ries a carcajadas, otras te quedas pensando….Me ha parecido un gran relato. Besos Erika, comparto.
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 19:18
Hola Pedro, perdona el retraso en contestarte.
No sé qué es peor, si el debate de la nación o la batucada, sinceramente. Qué pena que no seamos compañeros de trabajo para poner a los Deep Purple a tope y que los demás aprendan lo que es buena música jeje. Seguro que en tal caso vendría el juez Atkins a sentenciarnos una semana de trabajo escuchando Los40.
Muchas gracias por venir, leer y comentar.
Muy buena semana
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 19:27
no, bardo, mi jefe no sabe que tengo un blog y espero que siga así la cosa 😉
¡¡Un momento!! ¿en tu feudo? ¿quieres decir que tienes despacho? en las oficinas modernas (y no en todas) solamente los jefes lo tienen ¿lo eres?
Muy buena semana para ti tambien
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 19:32
La verdad que sí, soy bastante observadora. Echar un ojo a tu alrededor y ver cómo se comportan las personas (comunicación verbal y no verbal) te revela muchas cosas.
Ildefonso, muchas gracias por tu visita y por compartir.
Coral Páez
19 enero, 2015 @ 18:33
¡Que entretenido y divertido es leer tus artículos, Erika!
Es un poco "insufrible" ese jefe tuyo (bueno el mío también tiene lo suyo).
En mi trabajo también hay mucho ruido (somos unos 50 compañer@s)….en fin los españoles, somos los más gritones del continente, al menos así lo piensan en muchos países, donde cuando oyen un bullicioso grupo de gritones ya los identifican instintivamente como españoles. No lo podemos evitar, forma parte de nuestra manera de ser….
Un abrazo!!
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 19:36
jajaja Coral, es verdad, así somos los españoles, no lo podemos evitar. Normal que haya mucho ruido en tu trabajo.
En cuanto a mi jefe, bueno, creo que tampoco se diferencia mucho de la gran mayoría de jefes. Están todos cortados por el mismo patrón.
Te agradezco mucho que hayas sacado unos minutillos de tiempo para leerme y comentarme.
Un abrazo
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 19:43
Hilda, empezaba a preocuparme por tu ausencia. Llegué a pensar que aún no te habías recuperado de la fiesta de año nuevo 🙂
¿Fuiste secretaria?¡tomaaa! eso no me lo habías contado nunca. Las hienas es que son muy envidiosas jajaja y si encima te pusieron una oficina para ti solita ¡puff! te odiarían ¿no?
Vaya con tu padre, que mala decisión. Pero, bueno, ahora en NY estás bien ¿no?
¡¡Feliz semana!!
Argonauta Dalianegra
19 enero, 2015 @ 20:21
Yo imaginaba las oficinas como sitios más tranquilitos, no de un vocerío ensordecedor, jeje, lo que se aprende leyéndote, y lo que se ríe una también, jajaja. Besines, preciosa, y comparto muy gustosa. Feliz semana y espero que estés ya mejor.
Erika Martin
19 enero, 2015 @ 22:09
jajaja pues ya ves en realidad son como el zoo
Hoy mejor, Mayte, gracias … La otitis evoluciona hacia mocos colganderos 😉
Muy buena semana para ti tambien.
Jerby
20 enero, 2015 @ 08:20
Erika, me ha gustado mucho el término 'open space', pero no tanto lo que ocurre en él.
Durante 10 años, fui televendedor y todo lo que cuentas ocurría en el pequeño cubículo de mi trabajo dentro de una planta llena de cubículos como el mío.
Ahora, tengo un actividad más online en mi casa y sin cubículos.
bardo
20 enero, 2015 @ 09:19
Nó, lo de fuedo no es en sentido empresarial.
Un saludo
Carolina
20 enero, 2015 @ 10:05
Cuando trabajaba eran casi todo espacios comunes. No estaba mal, pero recuerdo una persona que no hacía mas que radiar todo lo que iba haciendo. Y tuvo problemas con los compañeros por esto.
Besos Erika 🙂
Erika Martin
20 enero, 2015 @ 18:30
ah!! entendido, Bardo.
Erika Martin
20 enero, 2015 @ 18:36
Hola Jerby,
te doy la bienvenida a mi blog.
Me temo que tendrás muchas anécdotas como televendedor con clientes enfadados ¿no?
Lo de trabajar en casa está muy bien. Te ahorras traslados y atascos y no aguantas compañeros impertinentes ;). Aunque ya me imagino que tendrá sus cosas negativas.
Te agradezco que hayas venido a leerme y a comentarme.
Erika Martin
20 enero, 2015 @ 18:41
Hola Carolina,
es verdad, no he citado ese tipo de personajes en la entrada. En mi oficina también hay una chica así. Cuando llegó hace unos meses, los demás compañeros se enfadaban con ella … lo que la pasa es que tiene dislexia y necesita radiar todo porque le ayuda a concentrarse.
Gracias por el tiempo que has dedicado a leerme y a comentarme.
Juanan G.C.
20 enero, 2015 @ 23:09
Hola Erika, me he sentido muy identificado con lo que has contado, he reconocido a un montón de la fauna que me rodea, jajajaja. Yo también trabajo en el Open Space aunque el nuestro es bastante civilizado, claro que hay discusiones familiares, gente encantada de conocerse y de escucharse, grupitos y cuchicheos o cachondeo cuando más apurado esta uno, pero bueno es llevable. Sinceramente lo prefiero, en el ala noble de mi empresa todo es gélido, las caras, los gestos, el ambiente…. seguro que se concentran más, pero los cuatro que están allí tienen los despachos alrededor y unos cuantos ojos permanentes en las pantallas de sus ordenadores, yo no podría, me sentiría desnudo y observado, jajajajaja.
Un abrazo!
Erika Martin
21 enero, 2015 @ 20:01
Hola Juanan,
me gusta la expresión "gente encantada de conocerse" jajaj. Me alegra que en tu trabajo seáis civilizados dentro de lo que cabe, así es llevable la cosa 😉
jajaja ¿desnudo? ¿observado? jajaja sí, definitivamente en la zona noble te controlan y te vigilan como la vieja de detrás del visillo, ggggrrr
Un abrazo, guapo!
Esther González
21 enero, 2015 @ 23:04
Divertido, Erika… y peor….: ¡reconocible! 🙂
Entre suspiros y un café
22 enero, 2015 @ 09:06
Erika, he estado buscando un correo para escribirte pero no he encontrado ninguno… Quería proponerte una idea para escribir una entrada: cómo llegar a ser secretaria de dirección. Estoy buscando trabajo de ello, o al menos intentar meter la cabeza, y se me ha ocurrido que tú a través de tu experiencia podrías escribir una buena entrada al respecto.
No sé si te gustará la idea, pero ahí la dejo 🙂
¡Un beso enorme Erika!
Patricia Duboy
22 enero, 2015 @ 12:25
Me he reído un rato recordando, porque aunque tuve despacho compartido, trabajé en una obra y ya te puedes imaginar lo que es trabajar metida dentro de una obra. Allí no solo gritaban los compañeros, hasta los que pasaban por la calle!
Besos
Erika Martin
22 enero, 2015 @ 21:42
¿en una obra, Patricia? jajaja Sí, seguro que había gritos y silbidos cuando pasaba una tía buena por la acera ¿no?
Un beso muy fuerte, guapa. ¡¡Buen finde por anticipado!!
Erika Martin
22 enero, 2015 @ 21:44
Muy reconocible ¿verdad, Esther?
Muchas gracias por venir. Este finde me pongo al día con tu blog 😉
Un abrazo
yodeseo serfeliz
8 febrero, 2015 @ 18:10
Erika me e partido el culo bueniiiiisimo. Me parecía estar allí mismo en ese ambientazo de oficina. tu jefe es un poquito cabron no?
bueno sigue contandonos yo no me lo pierdo
xauuu
Erika Martin
8 febrero, 2015 @ 18:40
Me alegro de que te hayas reído y de que hayas podido vivir el ambiente oficinístico jeje
¿mi jefe? pues ya ves, con el cronómetro preparado para pegarme el grito y aguarme la siesta, ggrr
Ciao, yodeseo, que tengas buena semana
Rosa B.G
25 febrero, 2015 @ 18:26
Hola, he llegado hasta aquí a través de otros blogs amigos. Me reí mucho con tus anécdotas que transitan en medido de sitios mas serios.
Saludos
Encantada de venir
Rosa
Erika Martin
25 febrero, 2015 @ 18:31
¡Hola Rosa! ¡Bienvenida a mi blog! Me alegra mucho tu aterrizaje aquí, que hayas leído las anécdotas y que te hayas animado a comentar. Mil gracias. Estás invitada a volver siempre que quieras 😉 Por mi parte, echaré un vistazo a tu blog.
Saludos
Future
28 enero, 2017 @ 21:21
Genial tus caricaturas de bitstrips, que lastima que se perdiera la pagina…
Erika Martin
28 enero, 2017 @ 21:30
gracias, Future, fue una tragedia que cerraran la página. Puse una queja y todo ? Espero que algún día vuelvan a abrirla.