Anécdotas en el Ascensor de la Oficina
Puede que vayas a trabajar en transporte público o en coche. No importa si eres el presidente de una empresa, un directivo, un empleado normalito o un becario.
Al final todos nos encontramos en el mismo sitio: en el hall del edificio esperando a los ascensores para subir y comenzar el día con alegría en la oficina.
En este espacio tan pequeño ocurren un montón de anécdotas …
La espera a que llegue
En hora punta ocurre lo mismo que en el andén del metro. Hay un montón de personas esperando.
Si es un rascacielos, habrá mínimo unos 10 ascensores, incluso más. Cuando se abren las puertas, la gente empuja para meterse.
¡Qué prisas! ¡Cuánta motivación! Ni que llegando dos segundos antes, te fueran a subir el sueldo, jajaja.
Eso sí que son ganas de ir a trabajar. Yo, que soy muy educada, siempre dejo que pasen.
El sofisticado botón de los ascensores inteligentes
Por fortuna hay edificios inteligentes que, en vez de tener el botón de llamada, tienen una pequeña pantalla en donde tecleas el piso de destino y el número de personas.
Así el mismo edificio te envía el ascensor disponible más cercano al vestíbulo.
Si son muchas personas llegará antes. Si es una o dos, tardará más porque siempre tienen preferencia los grupos.
¿Qué hacer? Engañar al edificio “inteligente”. Hay que poner siempre que van a subir 15 personas. Así tarda apenas unos segundos en llegar jijiji
En caso de que vayas solo y que sea un ascensor tradicional, seguro que os ha pasado que dais al botón del piso donde estáis y no al que vais, y os ponéis de mal humor porque las puertas no se cierran.
Decidme que sí, por favor. A mí me pasa a menudo. No quiero sentirme rara 🙂
El gordo
Estás en el ascensor, aplastado al fondo porque ya está lleno. Justo cuando se van a cerrar las puertas, siempre llega algún imbécil que pasa el maletín o una carpeta por el sensor para que las puertas no se cierren y subir
Eso suele fastidiar bastante porque no hay espacio, ya no cabe ni un alfiler. Bueno, esto le molesta hasta al propio ascensor. Suena la alarma por sobrepeso.
Entonces todos sonríen maliciosamente y siempre hay algún gracioso que dice:
– No puedes subir … ¡GORDO!
Da igual que peses menos que una pluma. Si el ascensor pita, te quedarás fastidiado media mañana intentando encajar psicológicamente que una máquina te humilló públicamente con la alarma y que alguien le hizo eco y te llamó GORDO
Invadir el espacio de los demás
No hace falta que el ascensor vaya al completo para que llegue algún idiota, invada tu espacio personal y te arrincone contra la pared. Es más, seguramente solo estéis el idiota y tú.
Hay gente a la que le gusta hacerse notar ¿qué le vamos a hacer?
Cuando el ascensor va lleno no falta el personaje que se arrima disimuladamente por detrás a las mujeres y se frota: ¡¡El cebolleta!!
Coincidir con quien no quieres ¿qué haces?
Estás dentro del ascensor y aparece por el marco de la puerta tu jefe o un compañero al que no soportas. No tienes opciones, no puedes salir corriendo de allí.
Quizás sí puedes escaparte de esa situación
Si es a la salida del trabajo, siempre puedes decir:
– Uy, olvidé algo en mi mesa.
Y dejas el ascensor apresuradamente antes de que se cierren las puertas.
Para evitar esta desagradable situación, lo que hay que hacer es escuchar atentamente los pasos de quién se va acercando al ascensor.
Yo tengo los de mi jefe grabados en el cerebro. Cuando le oigo aproximarse por el pasillo, doy al botón de cerrar las puertas.
Presiono con toda la fuerza que tengo. Me da la sensación tonta de que así se cierran antes. Mientras mi voz interior grita desesperadamente:
– vamos, joder, ciérrate, ciérrate…
También puede suceder lo contrario. Que seas tú el que vaya a entrar y al cruzar la puerta, te encuentres el pastel ahí dentro.
¡Mal! No puedes recular. Te han visto. Ánimo, son un par de minutos hasta que llegues arriba o al vestíbulo.
Gamberradas
Y al hilo de darle al botón para que se cierre la puerta y no suba nadie más, ¿quién no ha dado a todos los botones de todos los pisos antes de abandonar el ascensor?
Te confieso que yo lo hago a menudo. Es infantil lo sé. Pero me lo paso pipa yo sola.
Los olores
Estás ahí dentro con otras 15 personas. Y cuando se cierran las puertas, empiezas a percibir quién no se duchó, quién se echó medio bote de perfume de esos densos que cortan la respiración…
Y por supuesto, el clásico en espacios cerrados: el que se tira un pedo o un eructo con olor a chorizo. ¡Dios! ¡qué asco!
Menudo momentazo, unos mirando a los otros con cara de odio buscando al culpable.
Lectura recomendada: los olores en la oficina
El espejo
¡Confiesa! Cuando estás en el ascensor, te miras al espejo. Te colocas la ropa, te peinas y te pones guapo.
Algunos además bailan y cantan, como si estuvieran en el concurso La Voz de la tele.
Recuerda que los espejos de los ascensores son el peor enemigo de granos, poros y espinillas … y de tu propia estética
La música
Después de oír a los músicos del metro, tienes otra oportunidad para apreciar grandes composiciones musicales.
Éstas están creadas única y exclusivamente para ser reproducidas en los ascensores. No las escucharás en la radio, ni en la discoteca, ni en un concierto en la filarmónica de tu ciudad.
Y es que existe la música clásica, el pop, el rock, el jazz, etc y también la del género «música del ascensor”, que es hortera hasta decir basta.
Carteristas
No pienses que, por estar en un ascensor de un edificio inteligente, rodeado de ejecutivos bien vestidos con traje y corbata, tu dinero está salvo.
Las apariencias engañan y aquí, como en el metro, también hay carteristas.
Averías
Con todo ese ajetreo de gente subiendo y bajando es normal que los engranajes o la mecánica se desgaste a menudo y que siempre haya algún ascensor que no funcione.
Es muy típico haya una hoja de papel pegada con cinta adhesiva escrita a boli Bic “Fuera de servicio”
¿Qué pasa cuando vas dentro y de repente se para?
No tendrás miedo a montar en ascensor ¿no?
Te quedas ahí encerrado y suspendido en el aire. Descuelgas el teléfono de emergencias, das aviso a seguridad y te pones a rezar para que los de mantenimiento lo arreglen pronto.
Si estás solo, seguramente te pongas música e intentes relajarte.
A mí me da siempre por mirar lo que tengo en mi bolso en plan supervivencia: botella de agua, galletas, caramelos, chicles. Solo por si tardan horas y tengo que dosificar mis recursos.
Si estás acompañado, entablarás conversación con tus «compañeros de viaje». A saber, qué habrá pasado, que si cuanto tardan en arreglarlo … y a las chicas puede que se nos vaya la cabeza pensando: ¿vendrá un bombero sexy a rescatarme?
No falla el gracioso que pregunta:
– ¿Habéis visto la peli La Trampa del Mal?
y aquí se desatan los ataques de pánico.
Afortunadamente siempre hay alguien también que estás situaciones de crisis, se convertirá en psicólogo-coacher y animará a los demás.
Es un buen momento para los machos alfa. Se pueden hacer los fuertes, los héroes e intentar ligar con la rubia que está desquiciada. Lo mismo consigue una cita 😉
Anécdotas ascensores averiados
Trabajé en un edificio en donde los ascensores te gastaban buenas bromas:
⊗ Al llegar a tu planta, paraba unos segundos, parecía que se iban a abrir las puertas. Pero no lo hacía y regresaba automáticamente al vestíbulo, sin haber dado a ningún botón. Nos quejamos muchas veces de aquello, pero los del edificio pasaban de arreglarlo.
⊗ Siempre a la hora de salida, cuando empezaba a bajar el ascensor, éste se iba acelerando cada vez más y más. Llegaba un momento que aquello era caída libre.
El terror de los que estábamos ahí dentro era tan grande que muchas veces incluso nos cogíamos de la mano. Nos olvidándonos de las jerarquías y todo porque estábamos seguros que aquel era el último viaje y acabaríamos estampados contra el suelo.
De repente, en la planta 1 frenaba bruscamente. Pegabas unos botes que parecía que te ibas a dar con la cabeza en el techo.
También hubo quejas al respecto, pero Mantenimiento decía que no podía hacer nada que era la mecánica propia de las poleas y los pesos de los ascensores.
Las escaleras de emergencia
Ante esto, alguno puede pensar que lo mejor es ir por las escaleras. Bueno, si trabajas en la planta 34, vas a tardar un poco y vas a llegar reventado.
Por otro lado, las escaleras en muchos rascacielos son exclusivamente para emergencias. De hecho, puede que ni siquiera estén dentro del edificio, sino en la fachada.
Ocurre que las puertas de acceso a las escaleras están siempre cerradas y cuando las abres, saltan las alarmas en el centro de control del edificio.
Se personará alguien de seguridad a comprobar que no es un fuego o cualquier otra incidencia.
Ni se te ocurra salir a fumar al rellano de las escaleras. Te va a caer una bronca monumental.
¿Cuánto se tarda en subir o bajar en el ascensor?
Pues dependerá del dinero que se quisiera gastar el dueño del edificio poniendo ascensores de alta tecnología, de a qué planta subes y de cuánta gente sube contigo y cuántas paradas se hace en el recorrido.
Normalmente suelen ser unos 2-3 minutos.
Temas de conversación en el ascensor
Si coincides con compañeros con los que no tienes mucha relación, hablarás del tiempo o de la cantidad de trabajo que tienes en tu departamento con cierto aire de queja porque te piensas que en el departamento de los demás no pegan ni chapa (=no tienen trabajo)
Si tienes más confianza, del tiempo y/o de lo que hiciste el fin de semana, de dónde te irás de vacaciones, del partido de fútbol de ayer por la tarde …
Si coincides con tus colegas, con esos con los que te llevas muy bien, hablarás de la última ocurrencia de tu jefe o de RRHH.
Al igual que en el metro, es inevitable escuchar las conversaciones de los empleados de otras empresas. Es curioso, ellos hablan de lo mismo que tú con tus compañeros.
Si en el edificio se encuentran las oficinas de la empresa de la competencia, te enteras de cositas muy interesantes como cuando hablan del volumen de ventas y facturación del último mes.
Confieso que a mí me gusta estar atenta a estas conversaciones porque de vez en cuando tengo la oportunidad de escuchar en directo un Elevator Picht.
El famoso elevator pitch
¿Sabes qué es? Hay gente que aprovecha esos minutos para hacer una presentación de su empresa o servicios a alguien importante con el objetivo de conseguir financiación o colaboración.
Al llegar a destino, habrán logrado explicar eficazmente porqué se debe invertir en su empresa y no en otra, así como, cerrar fecha para una reunión en donde exponer todo detalladamente.
En estos tiempos de crisis y desempleo, también hay personas que tras haber echado el curriculum en todas partes y no haber tenido una triste respuesta, van a un ascensor. L
e cuentan su trayectoria profesional a algún directivo y les explican por qué deberían contratarle a él o ella y no a otro candidato. Al llegar a destino, deberán haber conseguido fecha para una entrevista de trabajo.
Esto de coincidir casualmente con un potencial inversor o con un directivo con poder de contratación, en realidad, son estrategias fríamente planificadas y ejecutadas mediante muchas técnicas y trucos para asegurarte captar la atención y triunfar.
¿Sabías que incluso se imparten cursos sobre las charlas del ascensor? Y es que saber presentarse así también es muy útil en networkings y otros eventos o ferias.
De hecho, todos deberíamos tener un discurso preparado y memorizado para utilizarlo en cualquier momento. ¿Quién sabe a quién te puedes encontrar en la cola del supermercado?
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¿Has vivido alguna de estas anécdotas?
¿Te han ocurrido otras? Pues cuéntalas en los comentarios, hombre, no te las calles
Carlos Girón
15 mayo, 2015 @ 17:23
Hola, me llamo Carlos y soy un aprendiz de brujo. No, nada que ver con Harry Potter y esas modas de nuestros días, yo soy un aprendiz de brujo de verdad. Quizá está mal que yo lo diga, pero además soy el mejor aprendiz. ¿Qué cómo lo sé? Bueno, por ejemplo le puedo decir que el del pedo de hace un momento fue el flacucho que bajó hace dos pisos. Si quiere puede llamarlo y decirle que esos nachos de ayer por la noche ya no eran comestibles. ¿Hacemos una apuesta? Vamos ahora mismo a su oficina y lo comprobamos. Quien pierda paga unos tragos… Y así, querida Erika, conseguimos un trabajo. xD
Mayte Dalianegra
15 mayo, 2015 @ 17:32
Síiiiiii, todas esas cosas pasan, jeje, y no sólo en los ascensores de las oficinas, doy fe, jeje. El del gordo y el del invasor son buenísimos, jajaja. Y yo soy de las que temen los ascensores, porque ya me quedé dos veces encerrada y ¡sola! en uno de un centro comercial, y en el de la casa donde vivía antes. En mi casa de ahora, que es unifamiliar, pusimos ascensor, ya que tiene 3 plantas, pero sólo lo uso para subir cosas de un piso a otro, yo subo por la escalera, jajaja.
Comparto, preciosa, feliz finde:-))
Álvaro Lamela (Memorias de una cinta VHS)
15 mayo, 2015 @ 17:48
En una de las antiguas empresas donde estuve, hace ya 5 años, existía la leyenda del espíritu de una monja -se trataba de un edificio de la zona centro construido sobre un antiguo convento- por lo que el tema de apretar los botones de los ascensores daba mucho más juego. Más de uno se encontró con dos botones apretados y después -si lo comentaba- tenía que aguantar que todos le comentáramos que era cosa de la monja.
Erika Martin
15 mayo, 2015 @ 19:10
¡¡Bravo, Carlos!! has conseguido captar mi atención con tu elevator picht. Un brujo es justo lo que necesitamos en mi empresa para saber porqué la competencia vende más que nosotros. ¡Quedas contratado! jeje
Mil gracias por compartir. Besos y muy buen fin de semana.
Erika Martin
15 mayo, 2015 @ 19:16
¿Qué dices, Mayte? ¿te quedaste dos veces atrapada? joooerrr eso sí que es mala suerte. ¿Llevabas víveres? ¿fueron los bomberos a rescatarte?
Vaya casaplón tienes ¿no? un ascensor no lo tiene cualquiera. Oye, no vivirás en la casa de Adam Clayton cuidándole las plantas del jardín ¿no? Véndele tus poesías para que haga canciones con ellas.
Bueno, que me lío. Haces bien en meter las plantas en el ascensor y tu subir por las escaleras. Eso es sano jejeje
Gracias por compartir, guapa, muy buen fin de semana, muaack
Erika Martin
15 mayo, 2015 @ 19:21
jajaaja me parto, Alvaro, es genial la historia. ¡Qué cabrona la monja! … ya me imagino las risas de todos cuando alguien se encontraba los botones del ascensor apretados jaja
Muy buen fin de semana
Montserrat Gracia
15 mayo, 2015 @ 20:35
Se que los viernes me voy a divertir, siempre me sacas una sonrisa pero en esta ocasión ha sido carcajada sonora. Yo tengo fooooobia a los ascensores. Es mi cruz. Pero yo he trabajado en seguridad y nosotros tenemos prohibido utilizar el ascensor. (No veas cómo lo agradezco) Yo era la que llamaba para que lo arreglaran, la que ponía el cartelito, la que prohibía subir a determinadas personas, etc. Y algo que también hacia, jajaja. No debería contarlo pero ya no va a traerme consecuencias. Venganzas pobres que digo yo. “La cúpula” siempre suele estar en la última planta y ya sabes que la mayoría de los jefes son ¡muy boooooordes! Pues imagina, más de uno se quedó colgado o encerrado digamos que un tiempo prudencial. Algún ratico bueno teníamos que tener ¿o no? Un beso Erika.
Juanan G.C.
15 mayo, 2015 @ 23:31
Hola Erika, debo reconocer que no me gusta subir en ascensores con desconocidos, me parece el peor sitio para socializar, nunca se donde mirar y lo que suelo hacer es recurrir al espejo o mirar al techo, medio apoyado, en pose chulesca, como de tio guay.Yo quiero el ascensor solo para mí, soy así de egoista, lo se.
En el edificio donde trabajo solo hay tres plantas, yo trabajo en la tercera, que además tiene acceso restringido con la tarjeta de entrada, si no eres de la tercera no puedes subir porque tu tarjeta no te va a permitir el acceso, ni siquiera vas a poder pulsar el boton del 3. Eso genera mucha inquina en los habitantes del resto de la compañia que trabajan en la 1 y en la 2 y hacen incluso comentarios…. pringaos!
Una vez, al irme a casa llamé al ascensor y subí sin querer a dos chicas de la segunda, cuando se abrieron las puertas entré y les dije:
-Uy, habéis visto la planta 3, ahora tendré que mataros.
Ellas me miraron con bastante desconfianza, aunque se rieron, jajajajajaja.
Otra cosa que no soporto es que la gente de la planta 1 suba es ascensor, me corta el rollo entrar con alguien y que pulse 1, otra tontería mía, claro está.
A mí también me ha pasado eso de pulsar el botón del piso en el que estoy en lugar del de donde quiero ir, y claro el ascensor no hace nada….. Y lo peor que me ha pasado (varias veces) es que me equivoco al pulsar un botón y en lugar de marcar mi planta, pulso la campanita de emergencia…. este MMEEEEEECKKKKKK me sobresalta y me devuelve a la realidad, que coraje, coño!
Un abrazo y buen finde!!!
Marigem Saldelapuro
16 mayo, 2015 @ 00:45
Jajajajaj, me parto!!!! Bueno, con lo de los olores no me río, me horrorizo más bien, pero te imagino cerrando al oír los pasos de tu jefe,jejeej. Un besito.
Cindy Groulx
16 mayo, 2015 @ 04:29
Erika. Querida hermana, me temo que no he tenido como una amplia experiencia en los ascensores como usted hermana. Pero siendo aplastado contra la pared, mientras que alguien acaricia mi lado trasero. Me gustaría llevar conmigo un gran puntiagudo alfiler.
Carlos Dearma
16 mayo, 2015 @ 04:48
Confieso que me ha dado mucha risa en la entrada. Hace mas de quince años que abandone mi vida en edificios: Ahora vivo en casa. Nunca trabaje en oficina pero me he sentido identificado con algunas de las anécdotas. El tema de los olores es un clásico je je … otro el de la o los vecinos pesados a los que se hace casi imposible evitar. Muy buen post amiga, besines.
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 07:53
Hola Juanan,
no me extraña que tus compañeros te tengan cierta inquina. Si trabajas en una planta con acceso restringido, es que tu eres un tipo importante en la empresa.
Supongo que las chicas que subieron a la 3, en un primer momento se asustarían al oir tu respuesta jajaja
Yo tampoco soporto a los que suben un piso en ascensor. Tardan mas que por las escaleras y retrasan a los demás que van a plantas más altas.
¿Seguro que das a la campanita por error? jajaj eso molaba mucho cuando tenías 10 años, quizas es un impulso por los viejos tiempos jajajaj
Resumen: mejor ir solo en el ascensor que hablando del tiempo con alguien que no conoces de nada.
Buen finde!!
Conxita Casamitjana
16 mayo, 2015 @ 07:29
Todo lo que dan de sí los ascensores…muy bueno Erika.
Afortunadamente alguna de las situaciones no la he vivido, soy más de escaleras…claro que no estoy en un piso 34, pero si he tenido que intentar buscar que no me aplasten, aguantar la respiración por olores excesivos o por falta de ducha o exceso de perfume, esa intimidad forzada de algunos que se empeñan en invadir tu espacio y…como no…intentar cerrar las puertas rápido para bajar sola…y esas malditas puertas que se empeñan en ir mucho más despacio!!!!
Y otro de los clásicos horrores, esos espejos donde, sí o sí, te has de mirar y ¡Dios! están hechos para hundirte la moral, ¿no podrían engañarnos y poner espejos de esos favorecedores? al menos te alegrarían el día!!!
Fantástico post, narrando lo cotidiano con ese toque tan tuyo.
Felicidades guapa por escribir tan bien.
Feliz sábado
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 07:46
Hola Montse,
no sabía que los de seguridad tenéis prohibido utilizar el ascensor :O.
Hoy sin duda la que se ha muerto de la risa, he sido yo con tus venganzas pobres. Geniales, ole, ole, ole. Muy buenas para hacerles de rabiar un poquito ;))
Un beso y muy buen fin de semana
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 07:54
jajajaj se me queda el dedo pegado al botón: vamos, vamos, que viene. A veces cierra la puerta a tiempo jijijii, a veces no gggrrr. Un besito, guapa
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 07:58
My sweet sister,
you have had a great idea. I am going to keep a pin with me for that cases. It could be also very useful at the subway hahaha.
Have a very nice weekend.
Hugs and kisses
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 08:00
Hola Carlos,
qué afortunado que no necesites utilizar ascensores con frecuencia. El tema de los olores es insufrible y los vecinos pesados tambien jajaa
Gracias 🙂
Besos y feliz sábado
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 08:04
Hola Conxita,
los ascensores dan mucho de sí en historias. Y eso que aquí me he dejado las de contenido sexual que mas de uno estará echando de menos.
Tienes razón. Los espejos y la iluminación de los ascensores son terribles. Muestran tu peor imagen y todos tus defectos jajaja deberían ponerlos como los de las tiendas de ropa. Trucados para que te veas super guapa y te alegren el día jajaja
Mil gracias por el feedback.
Feliz sábado!!
Montserrat Gracia
16 mayo, 2015 @ 08:20
Si es también por seguridad, imagina que se queda bloqueado y el vigilante esta dentro, no puede solucionar el tema, ese es el motivo nosotros solucionamos los problemas. Buen finde para ti también.
Marta Máster
16 mayo, 2015 @ 10:31
Hola. este post es buenísimo porque reflejan tal cual los ''viajes'' en ascensor de cualquiera de nosotras, También conozco los pasos de algunos de mis compañeros de trabajo pero al apretar el botón de cerrarse nunca lo hace… un horror.!!! Los temas son siempre sobre el tiempo y creo que la gente cada vez habla menos de temas laborales porque al final todo se cuenta… Lo de los olores es tal cual… la gente debe de tener alergia al agua porque a las 9 de la mañana hay personas que apestan… me encanta el tono de tu blog y las realidades que compartes. Seguimos en contacto
Jordi Luna
16 mayo, 2015 @ 10:42
Me he reído mucho Erika, aire fresco. Yo de anécdotas de ascensores tengo muchas, era mi antiguo trabajo. Reparador de ASCENSORES!! en cuanto subes a un ascensor y está el técnico…siempre la misma frase, bueno casi siempre. SOnrisa, -hola, menos mal, si se para el ascensor estamos a salvo. Y yo digo con otra sonrisa, Sí. y por dentro pienso, no se dan cuenta de que si yo estoy dentro con ellos, poco podré hacer si se para el ascensor, poco o nada directamente. O el amargado que amarga a todo lo que se encuentra y no te dice ni hola, solo dice ….este ascensor siempre está parado, no sé que le pasa, pagamos cada mes , pero esto no funciona bien. ( este ascensor siempre está parado, traducido a si miramos el historial de incidencias del mismo, es: dos averías en un año, ascensor parado durante 5 horas en 365 días) . Bueno, e ir por el techo del ascensor, sí sí, por dentro del hueco, por donde están los cables, los mecanismos y quedarte encerradoy tener que llamar a otro técnico para que te saque. De todas formas, todas las situaciones que has contado las he vivido como espectador…es lo que tiene estar ocho horas metido por los ascensores. Genial entrada como de costumbre, Besos y feliz fin de semana,
P.D. los ascensores de Lleida comparados con los de Madrid, son de juguete.
Jesus Ramos
16 mayo, 2015 @ 11:36
Hola Erika!! ^_^
Los ascensores son un universo paralelo. Por cierto, ¿tú no tienes un día normal en el trabajo? jajajaja
En el anterior edificio que el que estaba trabajando, al irnos a nuestro descanso para echarnos un cafelito, el ascensor se paró en seco en la primera planta y salió disparado hasta la novena con nosotros dos dentro.
Como te puedes imaginar íbamos los cagados y preguntándonos "¡¿qué pasa, qué pasa?!"
Al llegar a la novena planta se paró en seco y se abrieron las puertas.
¡Ahí no hubo ni compañerismo ni amistad ni ná!
Salimos del ascensor como una estampida de Ñu a los que se les acaba el mundo. Creo que ha sido la única vez que he visto a mi compi correr… XD
Nos volvimos a la oficina por las escaleras y decidimos que el café ese día era mejor cogerlo de la "máquina del agua sucia" (así es como la llamamos, ¡por la calidad vamos!)
¡Joé que susto nos pegamos! ^_^
En el de ahora, como estamos en la segunda planta me voy y vengo por las escleras que es más sano y tardo menos. ^_^
Besos!!
Mirta Cristina
16 mayo, 2015 @ 12:43
Me haces reír tanto con tus descripciones tan graciosas!! Lo que no sabia la gente que toma cursos
para hablar en el ascensor, esta todo inventado 🙂 Me quede dos veces encerrada en el ascensor en
distintos lugares y de noche por suerte las dos veces la gente colaboro y pudimos abrir las puertas, pero para saltar era peligroso, los gritos nadie los escuchaba, entonces nos pusimos a cantar! Era tanto lo que desafinábamos, que vinieron montones de personas al rescate!
Que tengas un hermoso y soleado fin de semana!!un besazo
Cindy Groulx
16 mayo, 2015 @ 13:13
Usted tiene un gran fin de semana demasiado hermana. Y llevar una máscara de gas en su bolso también. Y una traje armadura. {:o)
Consciencia y Vida Magazine
16 mayo, 2015 @ 15:43
Mención especial para: "Coincidiendo con quien no quieres ¿qué haces?"…. en nuestro caso los botones se atascan de lo rápido que intentamos salir pitando de allí… je,je,je,je,… total a armarse de valor poner cara de circunstancias y aguantar el chaparrón porque no nos queda otra.
Sobre gordos, olores para todos los gustos, toses, mocos, eruptos y pedossss ¡¡¡otro capítulo aparte nos haría falta a nosotros!!! que somos un poquito pijos en esto de vestir, asearse, etc. con lo cual imagínate el panorama que también aguantamos en silencio, por aquello de pecar de amables, ¡imagínate que soportamos mejor las averías que este capítulo aparte, con esto ya te puedes hacer una idea!
Respondiendo a si nos gustaría que en otra ocasión nos contases todas estas técnicas del Elevator Picht: yes, of course, please!
Disfruta de este finde como te mereces y a echarte a la bartola que es lo tuyo…je,je,je,je,je 😛 😛 😛
Besos :-))
Fantasía Y Realidad
16 mayo, 2015 @ 16:21
Bueno,me hacía falta reírme y me dije.Ya estoy yo en el blog de mi querida hermana Erika,y no me equivocaba porque mira que eres graciosa contando las cosas que te pasan eh!.Yo no tengo que coger el ascensor porque mi trabajo está bajo tierra,en un sótano de mas de 500 años de antigüedad pero eso si,allí abajo he de convivir con algún que otro fantasma y no es broma.
Muchos besos y feliz y bonito fin de semana!!
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 16:47
ah!! gracias por la explicación, Montse. La verdad que tiene su lógica. Lo malo es si te toca trabajar en un edificio alto. ¡¡Uff!! para subir todos los pisos hay que estar en forma.
Un beso, guapa
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 16:49
jajaja Cindy necesito una maleta, en vez de un bolso, para transportar todas las cosas que me sugieres. Menos mal que el alfiler ocupa poco espacio jeje
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 16:55
Hola Marta,
imagínate ahora que llega el calor y la gente suda. Muchos en vez de ducharse optarán por echarse medio bote de pachuli del barato ¡¡terrible!!
Supongo que cada vez se habla menos de trabajo, hay mucho chivato pelota por ahí.
Muchas gracias por el feedback sobre el tono y las historias que cuento. Me alegra mucho que te guste.
Un abrazo
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 17:06
Hola Jordi!!
no sabía que eres reparador de ascensores. Te admiro, debe ser una profesión de alto riesgo. Eso de meterse dentro del hueco con todos esos cables, mecanismos … jo, qué complicado además.
Te diré que en mi casa, cuando se avería el ascensor, me vuelvo un poco amargada porque el mantenimiento es la partida más cara de los gastos de la comunidad. No sale mucho más caro que la piscina o las cámaras de seguridad que tenemos instaladas en todos los rincones. Pero, bueno, al menos saludo al técnico cuando me lo encuentro arreglando el ascensor, que tampoco tiene la culpa de que se haya roto el ascensor.
Claro, tu esto hoy lo has leído desde el otro lado jaja
Bah! el funcionamiento de un ascensor leridano será igual que uno madrileño aunque por aquellos lares no haya muchos rascacielos.
Muchos besos y feliz fin de semana
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 17:12
Hola Jesus,
no, mis días no son normales jajaj la profesión de secretaria es muy emocionante jajaja
Menudo susto os debisteis llevar con ese "viajecito". No me extraña que salierais de estampida de aquel ascensor ¡Pies para qué os quiero!
Oye, me acabas de dar una idea para un post: las máquinas de café de agua sucia que te hacen unos lavados de estómago que te cagas jajaja y nunca mejor dicho.
Claro, si estás en la segunda planta no necesitas ir en el ascensor. Seguro que bajar a pie complementa muy bien tus entrenamientos como runner 😉
Muchas besos
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 17:17
Hola Mirta,
qué buena idea la de poneros a cantar (y desafinar) para que fueran a rescataros. Y es que hay veces que pulsas el botón de la campanita y allí no responde nadie. ¿Ves? por eso, miro los víveres que llevo en el bolso.
Me ha encantado tu historia.
En cuanto a las charlas del ascensor, efectivamente, está todo inventado y estudiado 😉
Por aquí luce el sol. Espero que también lo esté haciendo en Argentina.
Miles de besos y disfruta mucho el fin de semana
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 17:22
jajaja es verdad, parece que nunca responden los botones cuando quieres que se cierren las puertas para no coincidir con nadie. Al final siempre te toca aguantar a quien no quieres. Me cachis.
Creo que deberían hacer ascensores con derecho de admisión. Los aseados, al de la derecha. Los que tengan flatulencia, al de la izquierda. Bueno, es solo una idea jejeje
Ok, ok, entonces escribiré un artículo con todas esas técnicas del Elevator Picht. Ya verás, va a ser muy útil 😉
Disfruta tu también mucho el fin de semana, que te lo has ganado. Haz el perro y el vago tanto como yo, jejejejeje
Besos
Erika Martin
16 mayo, 2015 @ 17:32
Pero, pero … qué miedo, Teresa. ¿No trabajarás con los monjes que se dedicaban al archivo en el Ayuntamiento de Cadiz, no? Hay muchas leyendas sobre ellos.
Si es que si no es una cosa será otra jaja cada lugar de trabajo tiene lo suyo.
Me gusta contar las cosas con guasa para que os riáis, especialmente tu, hermanita.
Muchos besos y que tengas un fin de semana maravilloso!!
La Luz
17 mayo, 2015 @ 03:01
Tengo poca experiecia con ascensores, pero me divierten muchos tus cuentos Erika. El del peo sucede en muchas partes y según mi experiencia el culpable es alguien que se hace el ausente simulando que tiene un problema con el movil o que esta presuntamente muy concentrado en un innforme que lleva en las manos. Saludos Erika, nos seguimos leyendo.
Erika Martin
17 mayo, 2015 @ 06:17
Hola La Luz, al pedorro te lo encuentras en cualquier parte, desde el metro hasta en el ascensor, pasando por el banco o la cola del supermercado. Me temo que es una táctica que tiene para "viajar" o hacer "gestiones" sólo a sus anchas. Se puede hacer el ausente como bien apuntas jajaja. En otros casos, ya conoces el dicho: el que primero lo huele, es el que debajo lo tiene jaja.
Nos leemos. Gracias y muy feliz domingo.
RAQUEL ORTIZ
17 mayo, 2015 @ 16:50
Muy bueno Erika, la verdad es que trabajando (de momento) no he tenido que hacer uso del ascensor (tampoco soy amiga de ellos, jejeje) , pero sí tuve una mala experiencia cuando estaba de compras en un supermercado, era hora casi del cierre, nunca subía por el ascensor pero esta vez era necesario porque el carro no lo podía subir por las escaleras, en fin pense entre mí:"no pasa nada, no tiene el por qué no ir bien", ciertamente así no fue y se paró, jajaja, eramos cuatro gatos pero con 2 carros y sin nada de espacio, yo intentando controlarme, una señora que había diciendo: "aquí pasa algo, algo raro está pasando" , imagínate y yo pensando:"no pasa nada llamamos al timbre y nos sacan" sin pensar nada negativo autocontrolándome, suerte que no tardaron en sacarnos porque sino no sé que le hubiera pasado a aquella señora y seguidamente a mí por el efecto contagio, jejeje.
Un abrazo.
Erika Martin
17 mayo, 2015 @ 18:53
Hola Raquel,
¡qué gafe! no usas nunca el ascensor y ese día te toca la china y la señora con ataque de pánico. Menos mal que no sé cagó de miedo. Sino menuda peste hubiera dejado jajaja Pero fuiste tu valiente y eso está fenomenal ¡enhorabuena! Gracias por contar tu experiencia con final feliz.
Un abrazo y muy feliz semana
Entre suspiros y un café
17 mayo, 2015 @ 20:07
No le tengo miedo a los ascensores, aunque he tenido un par de experiencias en las que lo pasé un poco mal… En mi trabajo actual no uso ascensor, pero recuerdo en anteriores trabajos lo que era ir embutida, mirarme en el espejo, asustarme con los ruidos, apretar con fuerza el botón cuando me iba a casa y tenía prisa por salir…
¡Lo que dan de sí los ascensores!
Un beso enorme Erika y feliz semana 😉
Holden
18 mayo, 2015 @ 13:40
Yo por suerte nunca he trabajado en ningún sitio en el que fuera indispensable usar ascensor. Subo las escaleras del primer piso de la oficina de mi curro, vivo en un 3º sin ascensor, y mis padres en un 4º que subo también a patita a modo de ejercicio. Y en el metro, ya que estoy, también.
Una vez hice un cálculo, ¿sabes? Resulta que subo (y bajo, consecuentemente) de media unos 20 pisos a diario entre mi casa, el curro y el metro. Cada piso tiene de media 9 escaleras. Lo cual hace 180 diarias, multiplicadas por 22 lectivos al mes 4000 escalones al mes. Y es más o menos el equivalente a 2 – 3 dias de ejercicio moderado. Si lo piensas, es una buena manera de hacer deporte, y después de 2 meses ni te cuesta. Así tengo los glúteos de tonificados XD
Holden
18 mayo, 2015 @ 13:41
Por cierto, el Empire State tiene 1576 peldaños, como dato adicional.
Hilda Hurtado
18 mayo, 2015 @ 13:45
Hola, he andado desparecida debido a algunos contratiempos, pero ya regresé para ponerme al día con los chismes de la oficina, jajajaja. Buenísima la parte de el "gordo", me encantó cuando dices que va a adquirir trastornos psicológicos ya que el ascensor lo humilló públicamente, jajajaja. Y los pedos ni se digan, son los peores. Te comento que al igual que en el tren aquí en NY le tememos a los pedos que se lanzan los Asiáticos (generalizando), porque tienen un olor matador, ya que es una mezcla de brocolli con verduras podridas, creémelo que es súper fácil reconocer cuando uno de ellos se ha lanzado uno, en cuanto a la averías en los ascensores, gracias a Dios no me ha sucedido pero entiendo cuando las chicas pensamos en el bombero sexy que nos rescatará, acá en NY hay unos bomberos que están buenísimos, cualquier chica querría que le apaguen el fuego. jajajajaa. Bueno mi querida, me he de seguir poniendo al día con las demás historias. Un gran abrazo desde NY. Besitos MUAK.
Mara
18 mayo, 2015 @ 14:01
¡Muy bueno! Me he reído muchísimo. Yo creo que me dejo los dedos en el botón de cerrar puertas, aunque puede que algún día el karma quiera vengarse y dejarme encerrada dentro, que aún no me ha pasado.
Sigue haciéndonos reír, Érika
Natalia Ruiz C
18 mayo, 2015 @ 15:23
Está mal decirlo, pero un día subí al ascensor para la oficina, y subió una chica extremadamente gorda ( no tengo nada en contra del peso), olía horrible, pero horrible, casi vomito, no sé si sea su culpa, pero casi morí xD, buen relato Erika, besos
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 19:52
Patri,
me alegro mucho de que, a pesar de esas malas experiencias, no tengas miedo a montar en ascensor. Bravo.
O sea que tu también te mirabas al espejo y apretabas al botón jajaja ¡qué bueno es saber que no me ocurren a mi sola esas cosas!
Un besazo y muy buena semana
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 19:59
jajaja mientras unos pagan una cuota en el gimnasio para tener los glúteos tonificados, tu te lo ahorras con tanto escalón. ¡4000! Impresionante el cálculo. Si te los subes y te los bajas con una mochila de 20 kg a la espalda, te podrías presentar a las carreras que hacen los bomberos subiendo escaleras en rascacielos. Seguro que les ganas a todos 😉
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 20:02
muy curioso, Holden, no lo sabía. Es un dato muy útil para comparar con tus escalones mensuales 🙂
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 20:10
Hilda, llevo un buen rato riéndome con tu comentario.
Y es que has descrito muy bien cómo es el olor de los pedos de los asiáticos (en general). Brócoli con verduras podridas jajaja. Cuando a esto se suma el olor de su sudor, ya es para desmayarse. Especialmente si es en un ascensor. No pueden negar que fueron ellos los que se tiraron el pedo jajaja Bueno supongo que para ellos somos nosotros los que olemos mal.
Creo que la "fantasía" de los bomberos la tenemos todas las chicas. Están buenísimos allí, aquí y en donde sea jaja
Un super abrazo y muchos besos
Gracias por tu tiempo, preciosa.
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 20:15
Hola Mara,
es que es inevitable presionar al botón con todas tus fuerzas hasta que se cierran las puertas. No sé porqué lo hacemos, no se van a cerrar antes ¡misterios de la vida! jaja … espero que el karma no se vengue contigo y no te deje encerrada. Eso es un gran susto.
Que tengas muy buena semana y mil gracias por pasarte por aquí.
Un besazo
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 20:25
Hola Natalia,
hay gente cuyo olor corporal es insufrible. No sé cómo no se dan cuenta de que la gente va cayendo desmayada alli por dónde ellos pasan. No me extraña que te dieran ganas de vomitar.
Cuando se pone a mi lado un pestoso de esos, improviso una mascarilla con un pañuelo de papel y me tapo la nariz. Así es más llevadera la situación xD
Muchos besos, guapa
Rakel Relatos
18 mayo, 2015 @ 21:54
Jajaja, como siempre, magnífica!! No puedo evitar reírme ya que me recuerda muchísimo a mi oficina situada en un maldito edificio inteligente. En mi edificio hay seis ascensores, pero solo tres de ellos llegan a las tres últimas plantas, que es donde está mi oficina. Ni qué decir tiene que la ira y la furia se apodera de mí cuando los de las oficinas situadas en las plantas más bajas utilizan los ascensores que llegan arriba, me hacen para en todas las plantas y siempre cuando voy justa de tiempo!
Por suerte, desconozco casos de carteristas en los ascensores (¡ya lo que faltaba, que encima de ir a trabajar te roben!).
Mis felicitaciones, Erika. Tus anécdotas enganchan desde la primera hasta la última palabra.
Besotes guapa!
Erika Martin
18 mayo, 2015 @ 22:00
oooohhh, trabajas en una planta con acceso restringido. Vaya, vaya. Eso significa que eres importante jejeje
Alguna vez he vivido esa furia yo también con los que te hacen parar en todas las plantas. Hay más paradas que en el metro gggrr. Entiendo perfectamente esos cabreos, especialmente los causados por los de la primera y segunda planta ¡qué gente!
Mejor que no te toque un carterista. Tu anda con cuidado. Te aseguro que esas cosas pasan.
Millones de gracias, Rakel
Felipe Rodríguez
19 mayo, 2015 @ 17:19
¡Muy divertida publicación! ja ja ja
Y es que uno puede encontrarse de todo en los ascensores, lo del comentario de "¿Haz visto la peli La trampa del mal?" me encantó y confieso que quizás use esa frase si llego a quedar encerrado en el ascensor, solo espero que los demás no decidan un linchamiento por precaución de que yo sea la reencarnación del mal, bueno, a veces deben tomarse riesgos al hacer ese tipo de bromas ja ja ja
¡Saludos!
Carolina
19 mayo, 2015 @ 17:19
Yo también trabajé en una empresa de ascensores. Como era una nave cutre en un polígono industrial, no había ni ascensor ni leches. Es que tú, Erika, siempre me pareció que trabajas en un sitio muy chulo. Te vas a un polígono y da ganas de llorar, cosas rotas que no se reparan, entre otras cosas por la racanería de los jefes. Pero esto ya es otro tema.
Besos 🙂
Erika Martin
19 mayo, 2015 @ 17:27
jajaja Carolina, no te creas, no siempre trabajé en sitios chulos. Hace tiempo y durante un año lo hice en un polígono industrial. Allí no había ni farolas por la calle. El sitio era super cutre. Y, por supuesto, el jefe era un rácano. Algún día contaré aquella experiencia.
Muchos besos
Erika Martin
19 mayo, 2015 @ 17:29
Hola Felipe,
ten cuidado si haces esa pregunta en caso de avería. Nunca se sabe cómo va a reaccionar la gente en una situación tan límite. Quizás no entiendan la broma jaja
Un abrazo
Erika Martin
19 mayo, 2015 @ 17:30
Y eso que no he hablado de los que dan al botón de parada para dar rienda suelta a sus aventuras sexuales jajaja sí, los ascensores dan mucho juego.
Besazos
Rakel Relatos
19 mayo, 2015 @ 23:36
Ten por seguro que a partir de ahora andaré con cuidado de los carteristas de ascensor!
Por cierto, lo de pulsar los botones del ascensor de todos las plantas también lo he hecho y el que diga que jamás lo hizo, miente!!! Puede que sea infantil pero, ¿y lo bien que te quedas después de hacerlo? Para cuándo nos hacen parar en todas las estaciones y apeaderos!!
Te he dicho millones de veces que me encanta cómo escribes (y te lo seguiré repitiendo), atrapas al lector y, lo que es más importante desde mi punto de vista, nos diviertes.
PD: Sé que muchas veces los leo con retraso, pero no me pierdo ninguna de tus entradas!
Besotes!
El desvan de vicensi
22 mayo, 2015 @ 22:52
Jajjaja, muy bueno, mira que los ascensores dan juego…. Un beso preciosa
Jotape Reflexiona
23 mayo, 2015 @ 14:43
Buenas Erika. Yo siempre que puedo, evito el ascensor. No por miedo a él o quedarme encerrado, que va, pero por no tener una conversación obligada con quién no tienes mucha relación. Así, también hago un poco de ejercicio que siempre me va bien. Subir con quien no te apetece en el ascensor, es un verdadero coñazo. A veces, surgen las conversaciones más absurdas que te puedas imaginar.
Saludos!!
Erika Martin
23 mayo, 2015 @ 14:48
Hola Jotape, tienes razón, es mucho mejor ir por las escaleras. Haces ejercicio y ademas evitas conversaciones tontas con gente que no has hablado en la vida o con aquellos que te caen mal jaja.
Un beso y muy buen fin de semana 🙂
Chelo
24 mayo, 2015 @ 09:01
¡Me parto con tus posts Erika! Lo del ascensor es tan cotidiano y hay tanta diversidad de situaciones…
Mi suerte en mi vivienda es que yo vivo en un 1º y casi nunca lo cojo, ni siquiera cuando llevo muchas bolsas, ya que las conversaciones con vecinos son un punto y aparte a comentar, ya que algunos viven "de puertas para afuera" de la comunidad y se dedican a averiguarte la vida.
Yo, que no ser "cortante", aguanto el tipo como puedo aunque por dentro esté a punto de explotar.
Entonces, para evitarlo, pues no lo cojo.
Si quieren saber algo tendrán que venir detrás de mí corriendo por las escaleras 😉
Erika Martin
24 mayo, 2015 @ 09:05
Hola Chelo, subiendo por las escaleras, evitas a muchos vecinos.
A mi me ocurre que tengo una vecina que siempre me "atrapa" en el portal para cotillear y eso que soy una auténtica borde con ella. ¡Que pesada!
Gracias por tu tiempo y por comentar.
Un beso
MAGENTAIG
4 enero, 2016 @ 22:14
Erika si te cuento dos anécdotas no te burles jajajajaja (se vale reírse). Uno fue una vez que me subí al ascensor para llegar a mi oficina (hace años atrás) y una chica embarazada se subió y cuando íbamos como por el piso 3 (iba al piso 11) se fue la luz. Puffff que calor (en Caracas te imaginas el calor), pues se demoraron mas de 45 minutos en lograr sacarnos, y a que no adivinas, la chica entro en labor de parto… así mismo como lo estás leyendo. Para resumírtelo, la chica hoy en día siguen en contacto conmigo y su hija lleva mi nombre. Siempre dice que fui un ángel de la guardia que la ayudé ese día a pasar el tiempo y no angustiarse.
Otro anécdota es mas simpático todavía. Para llegar todos los días a mi oficina (piso 7) en otro trabajo, todos los días -sin excepción- me arreglaba, me maquillaba, me ponía perfume y hasta le daba un beso al espejo, hasta un día que estaba en el comedor de la empresa y se me acercó un chico muy lindo que jamás había visto, y me dijo: «Gracias por ponerte tan bella todos los días y por cierto me encanta que me lances un beso en el ascensor», me quedé boca abierta porque ¿Cómo él sabía eso?, pues nada menos que era el chico que vigilaba las cámaras del ascensor. ¿qué tal?… me quería morir de la vergüenza. Hoy en día es un gran amigo y aún le cuenta a todos esa anécdota.
Un beso, Adri
Erika Martin
5 enero, 2016 @ 11:34
Pobre mujer, seguro que el estrés de estar atrapada en el ascensor le provocó el parto. Menos mal que estabas ahí para ayudarla. No me extraña que diga que fuiste su ángel de la guardia. Yo tengo pavor a la sangre, tanto que ni siquiera puedo entrar en una carnicería. No sé cómo hubiera reaccionado en una situación así.
¡¡Nooooooo!! ¿en serio te dijo eso el chico de seguridad? Debió de ser un momento de «tierra trágame», para morirse de la vergüenza ¡vaya pillada, Adri! jajaja qué buena anécdota. Me parto de la risa. Tomo nota y dejaré de mirarme en el espejo del ascensor por si acaso 😉
Un besote
Marisa Doménech
30 junio, 2016 @ 17:31
Muy buenas anécdotas, ha sido divertido leer este post. Nos tienes acostumbrados a ese tono irónico de perspicaz inteligencia que nos hace echar unas risas. También elevas nuestra empatía, porque quién más quién menos, ha sufrido alguna experiencia similiar, en su centro de trabajo o en su comunidad. Lo de los ascensores da pie a multitud de cotilleos.
Hace tiempo, yendo al dentista, me quedé parada diez minutos. No sé que ocurrió pero al llamar al timbre y al cabo de esos diez minutos el ascensor se elevó misteriosamente hasta encontrarme con la enfermera de mi odontólogo abriéndome la puerta y quitándole todo el hierro que pudo al asunto…jajaja, pasé un miedo del copón. Sí que es cierto que durante ese breve espacio de tiempo incluso te da tiempo a replantearte muchas cosas de tu vida.
Me lo he pasado muy bien. Excelente entrada.
Muchos besos, Erika.
Erika Martin
1 julio, 2016 @ 16:06
Hola Marisa,
jejeje que es los ascensores del trabajo o de casa dan para muchas historias. Y en los de casa para enterarte de las «últimas» noticias sobre la comunidad y los vecinos 😉
No me extraña que pasaras un miedo del copón en el ascensor del dentista. Nunca me pasó algo así pero supongo que te vuelves hipocondríaca y que te da por pensar «de esta de no salgo» y así das un repaso a tu vida entera y te replanteas muchas cosas jajaja
Me alegro de que al final todo se quedara en un sustillo y de que te haya gustado esta entrada.
Muchos besos