Anécdotas montando en metro (2ª parte)
Hace unas semanas publiqué el artículo en el que contaba la odisea de ir en metro o tren a trabajar en Madrid.
Si os pensabais que estaba todo dicho, os equivocáis. Quedaron muchas peripecias en el tintero, por eso, en este artículo te cuento más anécdotas en el metro.
Escaleras rotas
¿A quién de vosotros no le ha pasado alguna vez que no funcionan las escaleras mecánicas? Ni de subida ni de bajada.
Toda una tragedia especialmente cuando vas con una maleta o el carrito del niño. Generalmente coincide que no funcionan esos tramos de cien escalones.
Yo para bajar me da igual. Pero para subir … Para subir la cosa cambia, porque como muchos de vosotros sabéis soy asmática. Como la marabunta que viene por detrás y te empuja, no puedes dar media vuelta a coger el ascensor.
Así que ahí me tenéis, peldaño a peldaño perdiendo el aliento, faltándome la respiración, con el ventolín y el sofoco de la muerte.
Y la gente:
– Venga, Señora, que está entorpeciendo, vaya más rápido.
Menos mal que cuando me ven el careto blanco como la leche, las ojeras y los labios morados, se callan como putas y me dejan continuar a mi ritmo.
Cuando consigo llegar arriba, estoy como si hubiera subido al Everest con mal de altura y todo.
Cuando el conductor hace que pierdas el tren
Tras esa primera aventura de subir al Everest llego al andén. El tren está allí esperándome con las puertas abiertas.
Y justo cuando voy a subir al vagón, el conductor las cierra en mis narices. Esto es tanta mala leche como la de señora de la limpieza cuando se pone en el torno por donde ibas a picar el billete.
Hombre, por favor, que el conductor te está viendo por el espejo retrovisor. No ha sido despiste ni en broma.
Yo siempre hago como que no me importa que me cierren las puertas del vagón en las narices y tener que esperar al siguiente. Total nunca voy con prisa. Ya sabemos todos que la vida en Madrid es muy tranquila y no supone nada esperar 5 minutos al próximo tren.
Eligiendo el camino equivocado
A veces vas por los pasillos pensando en tus cosas y no prestas atención a los carteles con las indicaciones del recorrido y paradas en un sentido u otro.
Generalmente, yo voy cantando mentalmente la música que suena en mis auriculares y no me fijo en los carteles. Por eso, la mitad de las veces elijo el camino equivocado, es decir, dirección contraria. Alguna vez me he despistado del todo y me he ido a otra línea que no tenía nada que ver con la mía.
Me doy cuenta de la cagada cuando al entrar en la siguiente estación veo el nombre de una que no tenía que estar en mi recorrido. En estos casos me levanto muy digna y me bajo del vagón disimulando para que el resto de viajeros no se den cuenta de que me he equivocado.
La puerta del vagón
La puerta del vagón es como la milla de oro de cualquier ciudad. Es el espacio más cotizado del vagón, después del asiento.
Muchos tienen la manía de subir y quedarse precisamente ahí parados. Claro, como ya han subido, el que venga por detrás que se fastidie.
Me cae muy mal la gente que hace esto. Sobre todo, porque pierdes el tren por su culpa, habiendo sitio libre en medio del vagón.
Seguro que habéis escuchado alguna vez:
– ¡¡Pasen al fondo!! ¡¡El pasillo está vacío, no se queden en la puerta!!
La lucha por conseguir asiento
En Madrid tenemos a las Señoras que matan por sentarse.
Entran a empujones en el vagón, corren como jabatas y se sientan. Si no lo consiguen y tú sí, entonces te fulminarán con la mirada. Y no dejarán de mirarte así durante todo el recorrido, a ver si te dan pena, te arrepientes, te levantas y les cedes el asiento.
A éstas nunca se lo cedo, jejeje, no me impresionan sus miradas. Estoy cansada de las carreras por la oficina y los tacones que me están matando.
Además, como dije más arriba, por culpa del técnico que no arregló las escaleras, me dio un ataque de asma y no puedo respirar. ¡Que se fastidien!
Pasarse de parada
Hay varios factores que contribuyen que te pases de parada.
El metro es una sala de lectura y ludoteca
Recuerdo hace unos años que todo el mundo iba leyendo libros en papel. Eso era porque aún no habían inventado el ebook. No hacía falta que te llevaras libro, leías el del pasajero que estaba a tu lado.
Algunos hasta forraban las tapas para que el resto del vagón no supiera lo que estaban leyendo. Imaginaros, si era un best-seller, se te pegaba todo el vagón para echar un vistazo al libro a ver si merecía la pena comprarlo o no.
Los tiempos han cambiado. Ahora vamos con las tablets y ya no hace falta ocultar las tapas de los libros.
Lo que no ha cambiado es la gente que sigue gorroneando lectura. Esta es la razón por la que me compré una lámina protectora para el ipad que impide que otras personas vean lo que tengo en pantalla.
Vamos entretenidos y concentrados leyendo, jugando videojuegos, enviado whatsapp cotilleando a tus amigos en Facebook. Pierdes la noción del tiempo y cuando levantas los ojos para ver en qué estación estás:
– ¡¡Nooooooooooo!! ¡¡Me he pasado 5 paradas!!
El metro es un lugar para dormir
Por la mañana porque madrugaste, al mediodía porque es la hora de la siesta y por la noche porque es tarde. Estás cansado y qué mejor sitio para echarse una cabezadita que el metro o el tren. Te quedas frito.
Algunos hasta se les cae la baba y otros buscan una almohada en el hombro del pasajero que está sentado a su lado.
Abres los ojos cuando el conductor te de un golpecillo y te diga:
– Despierte, estamos en cocheras
A mí esto no me ha pasado jamás. Por muy cansada que esté no me duermo, no, no cierro los ojitos. No vaya a ser que venga un carterista y me robe el bolso.
Dinero no se va a llevar porque siempre voy pelada pero mi kit de chapa y pintura de maquillaje, el móvil, el ipad o el propio bolso que es de firma en su conjunto son una pequeña fortuna.
Si hace falta me pongo palillos en los ojos para que no se me cierren los párpados.
Música y otro tipo de animación
Durante el trayecto hay mucha animación. A veces hasta se hacen fiestas espontáneas donde todo el vagón se pone a cantar y a bailar.
Escuchar la música de otros
Hay gente que se cree que sus gustos musicales son la pera. Por eso, cuando viajan en transporte público no utilizan auriculares y todo el vagón o autobús tiene que escuchar su música.
Generalmente coincide con los que les gusta el reggaeton. Debe ser algo identificativo de este género musical. Los heavys van con camisetas negras de calaveras, los raperos con la visera de la gorra hacia atrás y los del reggaeton con la música a toda castaña.
Un día iba en el autobús. Subió un chico, se sentó justo delante de mí y puso la música esa a máximo volumen. Saqué mi móvil y le puse a AC/DC en el cogote igualmente a toda pastilla. Se giró y se me quedó mirando fijamente. Le pregunté:
– ¿Qué pasa? Es un grupo muy molón ¿No los conoces? ¿Te molesta? Pues comprate unos auriculares en los chinos, así no los escuchas.
Que yo soy muy borde cuando quiero jejeje
Grupos de música tocando en directo ¿o no?
Están los que tocan música a cambio de dinero. Pueden ser solistas o tocar en grupo. Hace 30 años se lo curraban, pero ahora van con el smartphone conectado al amplificador.
No sé, yo creo que en realidad no tocan sino que hacen playback, simulando que están tocando la guitarra o el instrumento que sea.
Por cierto ¿os habéis fijado que la canción siempre es la misma?
Afortunadamente desaparecen en la siguiente estación. Sin embargo, entra el relevo. Los vendedores de mecheros.
Alma cándida, si ya no se puede fumar en ningún sitio y cada vez hay menos fumadores. Tu negocio no tiene futuro. Reinvéntate, vende otro gran clásico, los pañuelos de papel. Siempre habrá gente con gripe a la que se le caen los mocos.
La fiesta en el vagón de metro
Muchas veces ocurre que cuando suena la música, la gente se pone a cantar y bailar de forma espontánea, como ocurre en este vídeo grabado en el metro de Madrid
Las conversaciones
Cuando no llevo la música puesta o se me olvidó el libro en casa, no puedo evitar cotillear las conversaciones de los demás ¿Vosotros lo hacéis también, verdad?
Hay personas que además de escuchar, de repente meten baza en la conversación.
La climatización del vagón
En invierno ponen la calefacción a temperatura tropical y en verano el aire acondicionado a la del Polo Norte. En ambos casos todos nos vamos quejando.
Pero, amigo, el día que no funciona aquello es tragedia nacional.
En invierno es llevadero porque llevas el abrigo y cómo vas espachurrado con la gente no notas frío. En verano, cuando en Madrid alcanzamos fácilmente los 40 grados, aquello es el infierno.
La cebolleta
Como os conté en la otra entrada, siempre voy con tacones.
Cierto es que me voy matando con ellos o que los voy perdiendo por el camino. Me propusisteis que fuera en zapatillas como hacen las ejecutivas de NY para evitar estas “tragedias” y aún con vuestros sabios consejos, no me animo a cambiar de calzado.
Os contaré por qué. Los tacones de aguja son un arma de defensa personal infalible jijijiji
Siempre hay algún sinvergüenza que aprovecha las apreturas en hora punta para arrimar cebolleta y restregarse. El individuo en cuestión hace como si fuera una casualidad.
Pensará que como hay tan poco espacio, las féminas no nos damos cuenta … Ya, bueno, quedan bien claras las intenciones cuando una cambia de posición o de sitio y al minuto tienes otra vez al pesao’ baboso pegado a tu culo. Aaarrrrggg qué mala leche se me pone. Esto no puede quedar así.
Espero a que se produzca el momento idóneo para clavarle el tacón al desgraciado que me está importunado. Sí, le taladro el pie con mi tacón de aguja de 11 cm, con maldad y regocijo.
Entonces me giro, cambio la cara de bruja por una de mirada angelical y sonrisa inocente y le digo:
– ¡uy! perdón ¿te he pisado? Menudo frenazo dio el conductor. ¿Con los tacones te debí hacer daño, no?
Teníais que verles las caras de dolor contenido. A mi estas pequeñas venganzas cotidianas me alegran el día porque estoy convencida de que el colega ya no va a volver a restregarse a otra mujer por si le taladran el pie que le quedo sano.
¿Veis porque hay que ir en tacones y no zapatillas a trabajar?
El amor
¿Quién no se ha enamorado en el metro? Generalmente todos los pasajeros son muy feos. ¿Sorprendidos con este dato? Es verdad. A ver, contadme con cuánta frecuencia veis a alguien tan guapo que te enamoras. Yo veo un bellezón de esos cada 10 años jajajaja.
Para ir a trabajar cojo el tren a las 08:30. Hace un par de años tuve que cambiar mis horarios. Un día me dormí y descubrí que a las 08:45 había un “tío bueno” en la estación. Era guapo hasta decir basta.
Al día siguiente volví a la estación a esa hora y allí estaba él. Hacía el mismo recorrido que yo porque él trabajaba también en el Paseo de la Castellana. Empecé a coger el tren a esa hora.
A diferencia de los retrasos causados por las averías, la señora de la limpieza o las escaleras rotas por culpa del técnico, llegar 15 minutos tarde a trabajar sólo por ver a Adonis merecía la pena más que de sobra.
Desgraciadamente unos meses después dejé de verle, quizás le despidieron con la crisis.
Lectura recomendada: El estrés en los desplazamientos al trabajo
Pippi
27 febrero, 2015 @ 18:34
Cuando leo estas historias, es como si estuvieras conmigo en el metro de Atenas, de verdad.
Todo lo que escribes sucede aquí también.
Buen fin de semana, Cenicienta.
Holden
27 febrero, 2015 @ 18:44
Solo te voy a decir una cosa: si ves a un tio durmiendo en una esquina (casi siempre en la misma esquina del mismo vagón, salv excepciones que no voy a comentar porque me gusta parecer maniático pero no un loco obsesivo) con un pasamontañas y capucha, o capucha, gorro y braga tienes un 99,9% de posibilidades de estar mirándome.
Y lo del climatizador es para matarlos. No si usas la línea 5, pero han puesto unas pletinas que impiden abrir las ventanas en casi todos los vagones. Están muy bien cuando el climatizador funciona, ahora que como no funcione en pleno julio… fliping in colours. Una foto de las pletinas que evitan abrir las ventanas aquí, por cierto.
Holden
27 febrero, 2015 @ 18:49
No funciona el enlace. No entiendo la razón, pero no funciona el enlace. Y antes de matar a nadie, te lo dejo así y me relajo http://lafabulosagallinadegoma.blogspot.com.es/2014/01/el-peor-servicio-de-metro-de-la-historia.html AAAAAAAARG
Pedro Fabelo
27 febrero, 2015 @ 18:51
Jajajaja, me ha hecho gracia volver a escuchar la expresión "callados como putas". Creía que era exclusiva de aquí, de las islas, pero ya veo que no. Por cierto, ¿tienes idea de a qué viene? ¿Acaso las putas no hablan nunca? ¿Tienen voto de silencio o algo así?
Imagino que cuando dices que vas escuchando música por los auriculares y por eso te pierdes por los pasillos del Metro es porque vas escuchando el "Welcome to the jungle" de los GnR; un tema perfecto para el centro de Madrid en hora punta, por cierto. ; )
A los de la cebolleta mejor clavarles el tacón en otro sitio, ¿no? Así seguro que ya no se les olvida la lección. Un buen estrujamiento de bemoles y sanseacabó. Mano de santo, oye.
Muy divertida como siempre tu entrada, Erika. Y ya sabes, con los sinvergüenzas, mano dura, o mejor, tacón duro. ; ) Un abrazo.
J.C. SANCHEZ
27 febrero, 2015 @ 19:35
Muy. Bueno Eika. La verdad yo recuerdo una ocasión en la que volviendo en el tren una noche, digamos a altas horas de la mañana del día siguiente mejor, di la vuelta entera quedando en la otra punta en lugar de en la parada de mi casa porque me quede dormido jajajaja.
Con respecto al tema. Del amor, tengo yo un relato oír ahí en mi blog, muy parecido jajajaja, esta tan a la vuelta de la esquina, y cruzas con tanta gente que como no pensar que puede aparecer. Pues si, completamente de acuerdo.
Con los que arriman, perfecto eso, y un cepo si puede ser que salga del bolso y se agarre en su dureza a ver si así se entienden las situaciones desagradables.
Un beso.
Erika Martin
27 febrero, 2015 @ 19:40
¿En serio, Pippi? ¿tambien ocurre lo mismo en Atenas? jajaja qué curioso. Así cuando vaya no me extrañará ver a músicos en el metro, por ejemplo.
Muy buen fin de semana, querida.
Besos,
Cenicienta 😉
Cindy Groulx
27 febrero, 2015 @ 20:53
Bueno querida hermana, no hay manera de que echaría de menos tus historias, y cada vez que los leo no puedo entender cómo puede aguantar toda esa estrés. Pero me gusta la parte talones stiletto. Yo siempre llevaba un bolso con un montón de cambios en el mismo. Tengo una historia para eso también voy a decir en algún momento
Besos
Erika Martin
27 febrero, 2015 @ 22:23
De Campamento a Canillejas? Jo, lo tuyo es cruzarse Madrid entero. La línea 5 no la uso pero si un día me monto en ella, me fijaré a ver si te veo durmiendo en la esquina.
Impresionante lo que cuentas en tu artículo. Mal servicio no, lo siguiente. Y lo de la ventana ¡que vergüenza!
Erika Martin
27 febrero, 2015 @ 22:33
El otro día peluco y hoy lo de las putas. Pues fijate, pensaba que era jerga madrileña jajaja ya veo que no. A las putas las pagan por otras cosas, hablarán en su casa pero no en el trabajo, digo, no sé.
Como me conoces ya, Pedro. Welcome to the jungle es lo que escucho muchos días de camino al trabajo.
Haría eso que dices de clavar el tacón en otro sitio pero cuando vas tan apretado, no hay espacio para subir un poco la pierna y darles si quiera con la rodilla 🙁 Aunque tomo nota de la idea por si alguna vez lo puedo poner en práctica jeje
Gracias por leerlo y comentarlo. Gracias por estar siempre ahi. Un abrazo
Erika Martin
27 febrero, 2015 @ 22:44
Dormido en modo coma profundo, chico, ¿no acabaste en cocheras? juas juas
He leido ese relato que dices. Es una historia de amor parecida a la que comento yo arriba, aunque el protagonista de tu relato consiguió algo mas, ¡hablar con la chica!.
Dejo aquí el link por si alguien quiere leerlo:
http://escriviviendo.com/historias-en-un-autobus
Hey, un cepo el bolso es buena idea. Valdría también para los carteristas 😉
Un beso y que tengas muy buen finde!
Erika Martin
27 febrero, 2015 @ 22:50
Pues esperaré a que nos cuentes tu historia, Cindy, me gustaría mucho leerla.
Querida hermana, para aguantar el estres hay que tener mucha fortaleza mental y beber muchas infusiones relajantes (tila, pasiflora, etc)
Hugs and kisses!!
Jordi Luna
27 febrero, 2015 @ 23:42
La de cosas que te llegan a pasar, por el amor de dios!!! Muy entretenido como de costumbre, genial, Magnífico, y todo lo bueno que se te ocurra superErika. Me ha gustado esa mala leche con el tacón de aguja…jaja Tontos hay por todas partes. Aire fresco de cada viernes, besos y feliz fin de semana.
Erika Martin
28 febrero, 2015 @ 07:40
Es que esos que arriman cebolleta me ponen de muy mala leche, Jordi, no puedo evitar clavarles el tacón 😛
¡Aire fresco! Mil gracias por ser el presidente de mi club de fans. Muchos besos y que tengas muy buen fin de semana
Miguel Ángel
28 febrero, 2015 @ 09:20
Hace años que no monto en metro! Que recuerdos! Cada imagen pareciera que la extraes de mis recuerdos… Tan poco ha cambiado este submundo en todo este tiempo? Hasta me provocaste nostalgia de aquellas aventuras que tú con tu simpática narrativa haces que parezcan divertidas… Muy bueno Erika! 🙂
Jonh Madison.
28 febrero, 2015 @ 15:05
Lo de pasarme la parada me ocurrió hace poco, llegue hasta Terrassa escuchando a Miles Davis sin esterarme de nada, por supuesto, llegué tarde no, tardisimo.
Andreas Westhues
28 febrero, 2015 @ 17:59
Que bueno, Erika. Me he reído como siempre!!! Sólo la canción "El condor pasa" … he hecho clic y ahora ya no hay manera de quitármela de la cabeza … me he dado cuenta que es la misma que ponían en la zona peatonal en mi ciudad en Alemania, especialmente antes de navidades, o sea, de junio a diciembre.
Mirta Cristina
28 febrero, 2015 @ 18:01
Lo que es el Metro para vos es el subte para mi y pasan las mismas cosas, y en todo el mundo es igual! Me encanta la forma tan graciosa que tenes de contarlo, es lo mas! Un beso grande!!
Marigem Saldelapuro
28 febrero, 2015 @ 19:10
Hola,, te he descubierto de casualidad pero me has enganchado. Me encanta leer este tipo de anécdotas. Yo vivo en una ciudad dónde no tenemos metro, pero cuando estudiaba iba en bus y era de las que cambiaba el horario por ver a un tío bueno, el horario, la parada y lo que hiciese falta.
Y amí muchas veces me han dado tentaciones de poner AC/DC a todo volumen a los de Reggeteaon.
Un besín y me he reído un montón.
Por cierto, menudo control de las estadísticas, yo las mías no las miro casi nunca, ya lo sé, muy mal, pero es que me has sorprendido que controles los más y los comentarios,jeje.
Coral Páez
28 febrero, 2015 @ 19:55
Estupendo como siempre Erika la manera tan amena y divertida de contar las anécdotas que te ocurren. Me haces pasar un rato buenísimo leyéndote.
Ahora bien, uff yo no se si podría sobrellevar todas estas peripecias que cuentas (bueno lo de ver a “Adonis”, siii…jeje) pues claro en mi pueblo no hay metro y el viaje al trabajo lo hago en coche, en unos 20 minutos, poco trafico a las 6:30 de la mañana, escucho la música que me apetece, eso si a todo volumen para no dormirme, en fin un viaje relajado. Aunque con lo autentica y genial que eres narrando las andanzas que te ocurren, seguro que a un viaje así le encontrarías un punto divertido.
Un beso!!
Holden
28 febrero, 2015 @ 20:21
En fin, así es la vida 😛
Ricardo Mazzoccone
28 febrero, 2015 @ 23:42
Hola Erika.
Fantastica tu forma de contar. Sos muy graciosa y ocurrente.
Me gusta.
Veo que en todos lados es lo mismo. Y en Buenos Aires antes que la lucha por conseguir asiento está la lucha por subir al vagon del subte; cuando no hay mas lugar adentro, empiezan los que quedaron afuera a empujar tipo scrum de rugby y el de adentro que tenía la nariz a 5 cms del vidrio del otro lado del vagon termina con la cara inscrustada en el vidrio.
Beso.
Muchas gracias
Argonauta Dalianegra
28 febrero, 2015 @ 23:49
Madre mía, no dejas nada fuera del alcance de tu post, querida Erika!!! Y cuánto buen humor derrochas siempre, parece que llevases toda la vida en esto de ser bloguera, y sólo llevas un añito, yo llevo más de 6, pero tú me ganas en maestría por goleada, jeje. Siempre me divierto mucho con tus entradas, y ya sabes que yo soy la alegría de la huerta entre mis amistades también, pero no tengo tu genial inventiva, a ver si me das clasecillas, jeje. Te admiro también por lo de tus taconazos, yo tengo obsesión por ellos, y en mi vestidor hay como dos docenas, porque cuando veo unos que me gustan me los compro, pero luego sólo me sirven para ir a cenar o a algún sitio donde no tenga que caminar mucho o estar de pie, porque tengo unos pies de lo más blandorro y me matan, jaja, el día que me los pongo acabo con callos, jajaja.
Comparto y besines, aproveché a entrar hoy que no tuve que ir a trabajar, pero ya ahora me esperan días de ajetreo y no sé lo que podré estar por aquí por G+. Feliz finde, preciosa!!!!
Gnosis Rivera
1 marzo, 2015 @ 00:18
Definitivamente el mundo mundial está en todo el mundo!! jajajjaj, que frase tan loca!
muchas de las cosas que relatas ocurren tal cual aqui en Dominicana…Me encanta tu estilo relajado y fresco de redactar; puede ser largo, pero se disfruta letra por letra y eso es genial! Beso amiga…
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 00:55
Miguel Ángel,
deja aquellas vivencias en el recuerdo, por favor.No sé desde cuando no montas en metro pero te aseguro que la cosa está igual. Las líneas más modernas y con cobertura para el móvil pero lo demás sigue igual. No te pierdes nada jaja
Gracias y muy buen domingo!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 00:58
¿Desde Barcelona a Terrassa? eso es una tiradita ¿no? pero claro con Miles Davis en tus oídos normal que te despistaras. Siento que llegaras tarde pero me ha gustado saber que tu eres de los míos, de los que disfrutan cada acorde de una canción y se olvidan del mundo.
Gracias por tu comentario, John
Saludos
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:03
Hallo Andreas!!
Creo que es la única canción que saben tocar las bandas callejeras aquí o en Alemania y no solo en tu ciudad. En Frankfurt en la calle peatonal de las compras también la tocaban de enero a noviembre. jajaja
Espero que ya te la hayas podido quitar de la cabeza. Te habré fastidiado el sábado con la cancioncita dichosa, perdona.
Un abrazo
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:06
¿El subte? no lo sabía, Mirta. Pensaba que se decía igual en todas partes. Me ha gustado el dato ;).
Opino como tu, en todo el mundo pasan las mismas cosas en esos túneles con trenes ¿será la globalización? jajaja
Un beso grande, grande y un millón de gracias!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:15
Hola Marigem!!
jajaja genial eres de las mías, de las que cambia todo solo por ver a Adonis, ay, que bonito el amor.
El dia que puse a AC/DC en el cogote a aquel chico me quedé de un agusto ¡¡uff!! no te imaginas. Chica, hazlo tu también, ya verás, es hasta divertido jiji
No te creas que soy experta en estadísticas, es que la entrada anterior batió algún record en muy pocos días y me llamó la atención.
Un beso, guapa.
PD: cotillearé tu blog con trucos para sobrevivir a la crisis, que aún no lo conozco
http://saldelapuro.blogspot.com.es/
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:27
Ah! Mira, a Adonis sí que podrías sobrellevarle ¡qué lista! jaja
Tu viaje a trabajar sería algo así como:
a las 6.30 me meto en el coche con las legañas aún en los ojos. Salgo del garaje y todavía no han puesto las calles. En el cruce me pilla el semáforo en rojo que dura una eternidad. Pero vamos a ver, sino hay tráfico ¿porqué dura tanto? Continuo mi camino y ahí está él, el tonto de la bici que va por el centro de la calzada. Claro aquí no se puede subir al metro a estorbar al resto de pasajeros. Esa luz en el salpicadero qué es. ¡Noooo! se me ha pinchando una rueda y ayer me hice la manicura :O (continuará)
¿Te gustó?
Feliz domingo!!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:32
Hola Ricardo!!
justo acabo de aprender con el comentario de Mirta (ver mas arriba) que en BAs lo llamáis subte. Aquí empuja la gente también por entrar y efectivamente luego te quedas incrustado en el vidrio. Aunque hay países donde hay empujadores profesionales contratados por el subte. Creo que es en Japón.
Besos y mil gracias a ti por la visita
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:43
¿Cómo es el dicho? ah, si. A mal tiempo, buena cara. Hay que estar siempre de buen humor, que el malo solo sirve para amargarnos. Pero a ti tampoco te falta, que el descojone que tienes durante la semana con los comentarios en todos los idiomas pasando por el tufo de la camisa de isabel y el origen del detergente o las poesías que te salen por las rodillas, también es genial.
No, no mi blog todavía no ha cumplido un año. Eso será en abril. Aunque he aprendido a casporro esto del mundo bloguero jaja y aun tengo que aprender mas de gente tan grande como tu.
Si tuviera que estar todo el día de pie probablemente iría en manoletinas pero como estoy dandole a la tecla de mi olivetti todo el día, pues aguanto muy bien los tacones. Eso sí, cada 15 dias pedicura para que no me salgan callos jaja
Te echaré de menos estos días de ajetreo pero lo primero es lo primero psst no te mates a trabajar ¿vale?
Disfruta lo que queda de finde. Muchos besos, guapa!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 01:46
una frase rematadamente loca pero me encanta!! jajaja
Me salió largo sí, estaba inspirada. De hecho, suprimí una parte dedicada a los viajes en autobús. Bueno, lo aprovecharé para un futuro post.
Gracias por tu comentario, me motiva mucho.
Besos, amiga!!
Alexandra Proaño
1 marzo, 2015 @ 12:49
¡Muy bueno, como siempre, Erika! 🙂
Me copio lo del móvil y la canción de AC/DC para usarlo la próxima vez que tenga la mala suerte de ir al trabajo en metro. ¡Muerte al reggaeton!
¡Besos!
Carolina
1 marzo, 2015 @ 16:03
Hola Erika:)
Lo de la cebolleta me lo comentaba mi madre hablando de sus tiempos jóvenes. Cuando iba a las procesiones de semana santa algunos se arrimaban en exceso con la excusa de la multitud.
Besos 🙂
Paula Koval
1 marzo, 2015 @ 16:23
Hi, Erika,
It sounds to me just like riding on the Metro in Washington, DC. I did that for 25 years. It is exactly the same, including the broken escalators, farecards that don't work right, crowded trains, tropical and freezing air conditioning, onion breath, music, bicycles, baby coaches, and the smell of farts. You don't want to complain because if they fix something, they will raise the price of a ride. Flirting was fun and made the ride better. I did sleep at times, with my purse on my lap and me hunched over it like it was my baby! Have a good week!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 18:11
Hola Alexandra!!
claro, copiate lo del móvil y lo de AC/DC. Son trucos infalibles 😉 ¡Muerte al reggaeton!
Besos
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 18:20
Hola Carolina,
¿en las procesiones de semana santa también arriman cebolleta? ¡increíble! algunos son unos enfermos.
Gracias por tu tiempo y por el comentario. Me alegró tu visita.
Besos 🙂
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 18:31
Hi, Paula,
Great description! Are sure you were not in Madrid's subway? here is exactly the same. I cry laughing by reading that about the onion breath & the smell of farts hahaha. Fortunately you don't need to do that kind of rides anymore 😉
Have a good week you too, darling!
Argonauta Dalianegra
1 marzo, 2015 @ 19:00
No, si estaré por aquí, solo que algo menos, porque aunque tengo que trabajar, no tengo que pillar metro, jeje, y no porque en Oviedo no tengamos, sino porque currelo debajo justo de casa, jaja. Bueno, estando sentadita los tacones se aguantan, y luego vas en tu metro a casita, pero yo trabajo de pie, así que llevo algo de tacón para currar, pero tacón medio, y si voy de compras o a caminar, plano. Los taconazos sólo los pongo para salir y si no hay que caminar apenas, porque me salen durezas por todas partes, tengo pies de mantequilla. Pero a pesar de todo, no logro resistirme al encanto de unos zapatos guaposos y altoooosssss, y cada poco compro algún par, aunque debo tener como 5 sin estrenar, pero lucen tanto en el vestidor…
Leí un comentario de una seguidora tuya sobre el metro de Atenas, y sí, puede que a alguna hora haya jaleo o en verano que hay turistada haya más, pero yo estuve allí en febrero y se iba cómodamente, no como en el de Madrid, que es exageraooo. Cuando viajo, si hay metro, suelo utilizarlo (no lo usé en México D.F, pero porque allí tiene fama de peligroso y los taxis son regalados), y de todos los que vi, yo creo que el peor fue el de Praga, pero porque pasa por debajo del río y las escaleras mecánicas son casi verticales, y la gente te adelanta por ellas a toda velocidad, ya que su ticket tiene una hora de validez y abarca también tranvías y buses. Yo a veces me agarraba al reposamanos por miedo a que me tirasen escaleras abajo, jeje, en cuyo caso seguro que iría derecha a la morgue, jajaja.
Besines, preciosa y nos vemos, no me eches de menos, que si no entro a diario, al menos casa dos días por aquí andaré. Muacksssssssssss!
Coral Páez
1 marzo, 2015 @ 20:37
Espectacular!! Que relato tan divertido has hecho de mi trayecto al trabajo, jeje me ha encantado,mañana iré riéndome todo el viaje al acordarme de ello. Feliz semana!!
Oscar Bustamante Matías
1 marzo, 2015 @ 21:54
Gran entrada. Y eso que aun no le has dado a los ascensores! Me gusta mucho tu forma de contar las cosas, las entradas se hacen muy amenas. Sigue así de estupenda!! Besitos
Humoreo Luego Río
1 marzo, 2015 @ 22:02
Jajajajajajaja he vuelto a pasármelo genial, con tu segunda anécdota de transporte público madrileño.
No sabía que fueses tan vengativa, ¿Por qué te molesta la música de reggaeton fuerte? ¿No te gusta?
Jajajajajajaja Y al cocinero de la cebolleta… ¡¡¡Él solo lo hace para hacer buen caldo!!! Jajajajajajaja
¡¡¡Que odiseas vives en tu metro de Madrid, dan para un best-seller!!!
Un fuerte abrazo y cuídate ese asma. Las escaleras paradas no perdonan!!!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 22:17
¡uuff! el del reggeaton y el del caldo de cebolla me pillarían con el día cruzado jajajaja a veces yo también tengo mi puntito de mala leche jajaja
¿Best-seller? eso es dinerito. Hmmm vale, te dejo que voy a escribirlo 😉
Tranquilo, el ventolin me saca de todos los apuros, aunque me toque subir al Everest a paso de tortuga 😉
Besos, Juan Carlos, y muy buena semana!!
Erika Martin
1 marzo, 2015 @ 22:24
Leí tu entrada, Oscar. Tambien es muy buena y tienes toda la razón en lo que dices. La gente se mete en el ascensor y no deja utilizarlo a quien realmente lo necesita, es algo parecido a las señoras que matan por un asiento.
http://historiastrastudni.blogspot.com.es/2015/02/mas-historias-del-suburbano.html
Me alegra mucho que te guste el blog. Yo me estoy empezando a enganchar al tuyo 😉
Que tengas muy buen comienzo de semana. Besitos
Julia C.
1 marzo, 2015 @ 23:52
La de cosas interesantes que me estoy perdiendo por no tener que usar el transporte público a diario!! jajajaja. Realmente tus post conforman un manual estupendo para el usuario más avezado de mundo mundial 🙂
Por cierto, no sé si son políticamente correctas tus pequeñas venganzas o no, pero molan mucho!! 😉
Una entrada genial, como siempre, me lo he psado bomba.
Besitos guapa, y que tengas una buena semana!!
Oscar Bustamante Matías
2 marzo, 2015 @ 07:17
Gracias Erika! La verdad es que me parece increíble lo de los salidos, pero teniendo en cuenta la gran cantidad de descerebrados que hay por ahí, no me extraña que también los haya. Aunque me parece triste su actitud e insuficiente que no les hagas un agujero en el pie…
Lo del libro te lo empezarás a plantear cuando lleves suficientes entradas como para poder hacer uno sin apenas cambios. Y con la cantidad de seguidores que tienes seguro que lo vendías bien.
Buena semana corazón!! Estaré atento al Viernes!! 🙂
Alex Palahniuk
2 marzo, 2015 @ 09:28
En el metro se junta lo mejor de cada casa; a mí me sucede cuando viajo en tranvía que, o subo borracho para no aguantar a nadie, o mato a alguien.
Erika Martin
2 marzo, 2015 @ 19:13
Julia, te estás perdiendo unos viajes llenos de emociones y aventuras. Creo que deberías empezar a usar transporte público más a menudo jajaja
Te confirmo que mis pequeñas venganzas no son políticamente correctas pero me lo paso genial 😉
Gracias, gracias, gracias.
Un beso enorme y muy buena semana para ti también!!
Hilda Hurtado
2 marzo, 2015 @ 18:21
Hola mi querida Erika, jajaja me he reído mucho con esta entrada. Veo que ni loca cambias tus tacones, jajaja, pero me doy cuenta que son muy necesarios para el diario vivir de las mujeres. En cuanto a los artistas que suben al metro, te comento que los instrumentos de aire que usan (por lo general flauta y rondador), son muy difíciles de tocar, la persona que se atreve a hacer uso de ellos debe tener muy buenos pulmones y tienes razón en creer que usan un playback, porque el sonido es tan limpio y penetrante que es casi imposible creer que salga de un grupo de cañitas, atadas rústicamente con sogas. Te hago referencia a esto, debido al video que publicaste en la entrada, por eso deduzco a que te refieres. En cuanto a la canción que siempre tocan, opino que lo hacen porque es una canción dedicada al Cóndor (por el título que aparece en el video), esta ave es un ícono Andino, los Incas la llamaban Kuntur (idioma quechua), que significa ' La mas grande de las aves', luego castellanizaron el nombre a Cóndor, no sé si llegaste a leer el significado del título que le dí a mi nuevo blog, el que publiqué hace unos meses; lo titulé Willay Kuntur, para hacerle honor al Cóndor. Personalmente, tengo raíces indígenas y amo todo lo que tenga que ver con ellos, ya que aman la naturaleza y los animales, en algún momento de la historia fueron sus dioses y llegaron a respetar la vida. Los Incas, a diferencia de otras civilizaciones indígenas de América, fueron menos sangrientos. Hablando de sangre, también tengo sangre española, aunque de una manera menos directa, ya que la familia paterna de mi abuelo son de España. No sabía de tu asma, pero sé que es terrible quedarse sin aire, el año pasado tuve un ataque de asma leve y me recetaron las pompas, para regular mi respiración, aún las uso de vez en cuando, porque aunque no me diagnosticaron el asma en sí, debo de tratarme el pequeño problema, antes que se vuelva severo. Muchos besos y abrazos desde la congelada ciudad de NY, ayer tuvimos mas nieve y las temperaturas siguen bajas, estoy loca por que llegue la Primavera, este invierno ha sido súper cruel y ha registrado las mas bajas temperaturas en cien años. 😉
Erika Martin
2 marzo, 2015 @ 19:16
No me digas que en el tranvía también ocurren estas cosas, Alex. Pensaba que en el tranvía la gente era de otra pasta. ¡Vaya, que chasco me acabo de llevar con esa información!
No, no mates a nadie!
Erika Martin
2 marzo, 2015 @ 19:54
Hola mi querida Hilda,
después de leer el otro día que tu vas con zapato plano y luego te cambias, me quedé pensando: en NY seguro que no arriman la cebolleta habitualmente ¿me equivoco? Y en caso contrario ¿qué hacéis las neoyorkinas para defenderos? ¿les soltáis un guantazo en la cara, les dais con la rodilla? jajaja
No sabía que el nombre original de la canción es Kuntur. Me gusta mas que el de Cóndor.Había visto lo de Willay Kuntur pero no sabía a qué se refería. Te pido mil disculpas por mi ignorancia.
Me parece fascinante la historia de los pueblos indígenas americanos. Estudié antropología latinoamericana en la universidad (fue solo una asignatura) pero aprendí un montón de cosas sobre ellos. Lástima que llegaran los conquistadores y arrasaran con todo 🙁
Vaya! medio indígena, medio española ¡qué interesante!
Niña, cuídate mucho esas crisis respiratorias para que no vayan a mas. Yo empecé a tener asma hace muy pocos años a raíz de una bronquitis. Mi grado es severo pues durante una crisis mi capacidad respiratoria cae al 20%, por eso, digo lo de subir al Everest en este post ;). Hablé también de esta enfermedad en el post de la catástrofe que ocurrió en la oficina.
¿Nevando todavía? uuuuufff se está haciendo duro el invierno con esos récords de temperaturas, no me extraña que estés como loca por que llegue la primavera. Te mando un abrazo cálido desde Madrid y muchos ánimos, en nada podrás pasear por Central Park de manga corta 😉
Hilda Hurtado
2 marzo, 2015 @ 21:17
jajaaj así es mi querida, muy pronto llegará la Primavera, en cuanto a como nos defendemos las Newyorkinas? te explico, depende en sí. Hay mujeres que tienen un comportamiento mas calmado, a veces optan por retirarse de una manera brusca, para que el agresor note su enojo, a veces les reclaman en la cara lo que están haciendo y si quieren ir mas allá, presionan el botón del intercomunicador para emergencias, que hay casi en la mayoría de los trenes y dejan saber al conductor que hay un agresor sexual, así el conductor informa de esto a la central y en la próxima estación habrá elementos policiales para efectuar el arresto; hay otro grupo de mujeres, que son mas lanzadas y no les importa gritar, insultar o hasta golpear al agresor para defender su honra. Las demás actúan dependiendo de la situación, muchas optan por quedarse calladas. Es verdad que da tristeza que los conquistadores arrasaran con todo en América, pero bueno, así fue la historia, en cuanto al nombre del Cóndor, es verdad que suena mas bonito Kuntur, jejeje.
Bueno mi querida, gracias por el cálido abrazo, si que lo necesitaba, ya que hoy me quedé en casa porque estoy resfríada, me la he pasado a base de té, sopa de pollo, agua y analgésicos, ni loca quiero asomar mis narices por la ventana. Besos. 😉
Manu cueva
3 marzo, 2015 @ 12:07
Lo cotidiano es una gran aventura mucho mejor que las historias de super héroes. Eres super saludos.
Erika Martin
3 marzo, 2015 @ 20:34
la realidad supera la ficción, Manu.
Mil gracias por tu tiempo y por tu comentario, tus poesías sí que son super 😉
Saludos
Entre suspiros y un café
3 marzo, 2015 @ 21:28
Me parto leyéndote Eirka, ¡qué buena eres! Me he reído mucho con lo de los tacones en plan defensa personal contra cebolletas con malas intenciones… Me imagino sus caras y no me dan pena para nada. Y otra cosa en la que te entiendo perfectamente es que yo también soy asmática. Sólo quien lo vive sabe de qué hablamos y de la razón que tenemos cuando nos quejamos…
Un beso enorme Erika, y bienvenidos los tacones de aguja si son tu propia defensa personal 😉
Patri.
Ana Suárez
4 marzo, 2015 @ 00:30
Buenísimo, cómo me he reído. Lo de la música me ha encantado, yo les hubiera puesto el Highway to Hell y sí yo también tengo a veces mala leche como tú, es que si no…y lo del reggaeton pues es verdad verdadera, qué gente la verdad, me parece bien que les guste, pero por lo menos auriculares por Dios.
Y para las veces de alguno que se pega que también pasa aquí en el autobús, y alguna vez en Madrid en el metro, me vuelvo y les miro con una cara que no deja lugar a dudas o si estoy cansada como siempre llevo bolsazo lo pongo entre los dos con lo que algo se le clava en las costillas seguro y a continuación se separan. No me acuerdo donde creo que en Nueva York o Washington había carteles diciendo que si alguien te molestaba que lo denunciaras que no tenías porqué aguantarlo…si aquí hicieran lo mismo.
Mariano Manuel
4 marzo, 2015 @ 19:31
Después de leer y reír. He recordado una vez que camino de Conde de Casal para coger el Argabus, estaba tan dormido que baje en Pacifico, me di cuenta cuando mire y vi que no había nadie. Bueno había dos mas. Hacíamos todos los días el mismo recorrido desde Legazpi, ellos de bajaron por inercia al verme a mi. Las miradas de sueño se cambiaron, por "te mato". Y yo les mire y dije, "¿os empujado yo? No, pues joderos como yo estoy", desde aquel día nunca mas coincidimos en el vagón.
Erika Martin
4 marzo, 2015 @ 21:06
Sus caras son de circunstancias, a ver no pueden confesar que arrimaban cebolleta y yo tampoco diré porqué fue el pisotón, todo muy educado jajaja
¿Eres asmática? no lo sabía ¡vaya! Tienes razón solo nosotras sabemos lo que se siente cuando no puedes respirar ¡qué angustia!
¡vivan los tacones como arma de defensa personal! 😉
Genial que te hayas partido de la risa. Besos, guapa
Erika Martin
4 marzo, 2015 @ 21:12
Hola Ana, no me acuerdo ya de qué canción exactamente le puse a aquel chico en el cogote, solo que era de AC/DC. Es que qué manía tienen los del reggaeton de ir sin auriculares. Me pregunto, se quedarán sin batería en cero coma ¿no? con todo el ruido que hay alrededor y el volumen al máximo …
Buena técnica la de poner el bolso por medio, Ana. La verdad es que estos tipos están hasta en la fila de pagar del supermercado.
Es una gran idea esa de los carteles. Si lees el comentario de Hilda de mas arriba, verás que en NY tienen intercomunicadores en los vagones para avisar y que vengan a detener al acosador. No se andan con tonterías 😉 Ya podría ser aquí igual
Un abrazo!!
Erika Martin
4 marzo, 2015 @ 21:15
jajaja qué buena anécdota, Mariano, me parto. Aunque no sé porqué dejaron de "acompañarte", hombre, un error lo comete cualquiera. Seguro que ellos se han equivocado alguna vez bajándose en una parada que no era la suya ¡qué gente!
Un abrazo!!
PD espero la entrada y fotos del jabalí ¿eh?
Isidro Cristobal Del Olmo
5 marzo, 2015 @ 16:35
genial Erika Martin feliz semana un abrazo muy fuerte
Erika Martin
5 marzo, 2015 @ 18:01
que guay que te haya gustado, Isidro, tu opinión es importante para mi.
Vamos, vamos que ya no queda nada para el finde 😉
Un super abrazo!!
Álvaro (Memorias de una cinta VHS)
10 marzo, 2015 @ 20:28
Yo tengo la facultad de que la gente me hable y me cuente su vida en el transporte público. Dos personas han llegado a tomar líneas distintas de autobuses, en paradas compartidas, para seguir hablando conmigo.
Erika Martin
10 marzo, 2015 @ 20:34
Ay, Alvaro ¡qué mala suerte tienes! No sé si leíste la entrada sobre mi viaje a Sajonia. Si no fue así, te animo a que lo hagas y entonces entenderás porqué no puedo criticar a las personas que se te pegan y te cuentan su vida. Aunque yo nunca he cambiado de autobús para seguir dando la brasa a alguien ¿eh?
Un beso
http://anecdotasdesecretarias.blogspot.com.es/2014/12/sajonia-y-bohemia-1-parte.html
Daniel Ursúa Fernández
9 junio, 2016 @ 18:59
Que grande eres Erika! Tu blog ha sido un pequeño tesoro que ha molado mucho encontrar! Lo del tacón tiene que doler tela! y lo de la música al pesado de turno… jajajaja todos lo hemos pensado, la verdad es que lo de esa gente es el colmo de la desfachatez… y si quieres ver lo que es pelear por un sitio en el metro pasate por tres olivos en el cambio entre un vagón y otro… es de traca jajaja parece que los que van de pie tienen que empujar el metro!
Un abrazo!!!
Erika Martin
10 junio, 2016 @ 22:17
Muchas gracias, Daniel. Me hace mucha ilusión eso de que mi blog es un pequeño tesoro.
Menudas tragedias tengo con los tacones. Pero antes muerta que sencilla 😉 Un día me pasaré por esa estación, que lo mismo ver lo que hace la gente allí da para escribir otro post jeje
Un abrazo muy grande para ti y a disfrutar el finde!
Chaladura de jabones
28 septiembre, 2016 @ 22:05
Genial Erika. Me recuerda mis tiempos mozos cuando lo cogía todos los días para ir a clase. Ahora vivo en un pueblo y no lo echo de menos, ni siquiera un poquito. Abrazos.
Erika Martin
28 septiembre, 2016 @ 23:11
Hola Chaladura,
pasa de todo en el metro ¿eh? No me extraña que no lo eches de menos, sobre todo los empujones o ir aplastada contra el cristal.
Un abrazo, guapa