Los olores en la oficina
En todas las oficinas hay olores muy característicos, por ejemplo:
- el olor a cloaca cuando hay goteras o se rompe una tubería
- el de cuando alguien deja un regalito en el servicio y después no hay quien entre
La gama es amplia pero hoy te voy a hablar de los que más me molestan a mi jejeje:
- Perfumes
- Olores corporales
- Comidas
- Productos de limpieza
Los perfumes
Una cosa es echarse una gota y otra el bote entero. Da la casualidad que los que se echan el bote entero son aquellos cuyos perfumes son tan densos que te aturden y hacen que no puedas pensar con claridad. Es como si te anestesiaran el cerebro.
Esos perfumes de Carolina Herrera o Chanel no son para ir a la oficina. Tampoco ese de los chicos que huele a raíces de pino podridas (no sé qué marca es).
Durante el día uno debe echarse colonias fresquitas y ligeras. Los perfumacos deben reservarse para la discoteca. Allí con los bailes y el alcohol no atufas a nadie.
Siempre he pensado que los que abusan de la colonia y los perfumes son los herederos de la corte francesa del siglo XVIII.
No sé si sabes que los franceses inventaron los perfumes. Por aquella época no había ducha dentro de casa y la gente solo se aseaba una vez al año o en alguna ocasión especial. No quiero ni imaginar cómo debían de oler los pasillos de Versalles. El caso es que los gabachos crearon el perfume para camuflar su mal olor corporal.
Tengo una compañera que se echa tanto perfume que, por las mañanas cuando voy por el Paseo de la Castellana camino a la oficina, huelo su rastro. Tengo un olfato tan agudo como el de los perros.
El caso es que no puedo montar en el ascensor con ella y tampoco coincidir en una reunión o en el aseo. Su perfume me provoca crisis respiratorias.
Las colonias, perfumes y ambientadores despiden compuestos químicos volátiles que se quedan en suspensión en el aire. Cuando alguien con sensibilidad química, alergia, asma o EPOC inhala estos compuestos, se le cierran los bronquios y no puede respirar 🙁
Esta es la razón por la que en muchos países está prohibido el uso de colonias, perfumes y ambientadores en edificios públicos, hospitales, centros de trabajo y escuelas.
Nenuco huele muy bien y es para niños. Lo sé, lo sé. Pero las colonias infantiles también tienen mierdas químicas para crear la fragancia y que ésta perdure unos minutos, horas o todo el día.
Así que ten cuidado con la cantidad de colonia que le echas a tu hijo. Lo mismo esa dermatitis persistente y esos mocos que tiene tu hijo son debidos a la colonia y cremas perfumadas que le pones todos los días.
Por tanto, si eres de los que se echa el bote entero, piensa que lejos de oler mejor durante más tiempo lo que haces es:
- es atufar a los demás
- provocar crisis respiratorias
- que todos pensemos que no te has duchado desde hace una semana
Los olores corporales
1. ¿Quién no tiene un compañero que suda en demasía o con halitosis?
Tenerle cerca un rato es tolerable, pero cuando se sienta al lado tuyo todo el día aquello se convierte en una tortura.
Probablemente su sudor y su aliento sean un tema de salud. No es que no se duche o se cepille los dientes. Bueno ¿quién sabe? Lo mismo es un cerdo.
Probablemente lo hablarás con tu jefe de departamento, a ver si hay suerte y le dice que le canta el alerón. Vaya idea jajaja tu jefe no le comentará nada para evitar malos rollos.
Le soltará el marrón a RRHH por aquello de que es el departamento de gestión de personas.
Malas noticias. RRHH tampoco hablará con tu compañero porque es un tema de tu departamento y ellos están super ocupados leyendo curriculums y enviando whatsapps
En resumen, te toca a ti hablar con tu compañero y decirle que apesta.
Nunca me he visto en un situación tan delicada. No te puedo dar ningún consejo. Si hay alguien por aquí que sí ha pasado por ello, le animo a escriba abajo en los comentarios cómo resolvió el tema.
2. Olores en la sala de reuniones
Otra situación impactante es cuando acaba una reunión con +4 personas que haya durado al menos una hora.
Entras en la sala para preparar la siguiente reunión y cuando abres la puerta te da el bofetón de olor a humanidad en toda la cara.
Perfumes, sudor, halitosis y pedos. Sí, sí, como lo lees, la gente se tira pedos en la oficina.
Se creen que poniendo el aire acondicionado a tope, se va la peste. Pero no. El aire acondicionado de las oficinas no tiene sistema de purificación de aire ni ozono ni oxigeno ni leches. De las ranuras solo sale aire frío.
Si eres secretaria novata, te recomiendo que compres un buen ambientador para fumigar la sala después de una reunión.
Así evitarás que tu o los siguientes que entren en la cámara de gas sala se desmayen.
Las comidas
Quien se sienta cerca de la cocina de empleados, sufre cada día los olores de la comida de tupper recalentado de sus compañeros.
Cada vez que se abre la puerta, se escapa esa mezcla de chorizo, fritanga y pescado por todo el departamento.
Lo mismo ocurre con los que comen en su puesto de trabajo.
A una compañera mía le dio una temporada por comer repollo cocido con ajo en su mesa. No te imaginas qué peste.
Y es que cuando trabajas en un edificio tan inteligente que no puedes abrir las ventanas para ventilar, no hay forma de que esos olores se vayan. Se quedan pegados a las paredes, a tu mesa, a tu silla e incluso a tu ropa y te vas con ellos a tu casa por la tarde.
Terminas llenando tu mesa de ambientadores. La verdad es que esta solución es aún peor. La lavanda, el limón y la fresa se mezclan con el pollo y los macarrones de tus compañeros. Menuda mezcla explosiva.
Solo hay que ver la cara de los clientes cuando llegan a una reunión y pasan por la zona. Se quedarán con el recuerdo de que han ido a hacer negocios a un restaurante cutre o a un chiringuito de sardinas, en vez de en una empresa seria y profesional.
Por este motivo mi empresa cerró la cocina de empleados hace unos años. También quedó terminantemente prohibido comer nada en el puesto de trabajo. Para compensar nos empezaron a dar tickets restaurante. La idea era comer fuera de la oficina.
Lo malo es que algunos compañeros bajan a la calle, compran un bocadillo de panceta y después se lo comen en su sitio a escondidas para que no les pillen. En fin, queda la prueba incriminatoria en el aire. Todo el departamento huele a fritanga.
Al final el Comité de Dirección decidió abrir de nuevo la cocina para empleados. Eso sí, después de muchas horas y días reunidos para encontrar una solución al asunto. Madre mía, un poco más y casi contratan una consultoría externa a precio de oro.
Los productos de limpieza
No falla. A eso de las 16:30 aparece la señora de la limpieza con su carro y su cubo de lejía (lavandina) y amoniaco para dejar todas las mesas relucientes y desinfectadas.
Al igual que los perfumes y ambientadores en el extranjero, en España está prohibido el uso de la lejía y el amoniaco en muchos edificios.
Son productos tan fuertes que su uso continuado y la exposición a los mismos puede dañar los pulmones y está reconocido como riesgo laboral.
Soy asmática gracias a la señora de la limpieza de mi oficina.
Todo empezó con ataques de tos cada vez que ella aparecía por mi zona. Derivó en bronquitis crónica. Pero cada día me ponía peor.
Más de una vez acabé la tarde en urgencias. Al final tuve que hacerme espirometrías (medición de capacidad pulmonar) y pruebas de provocación bronco pulmonar (te provocan una crisis respiratoria).¡Voilá! Asma.
Pues sí, es que la señora de la limpieza de mi oficina mezcla agua caliente + chorrito de lejía + chorrito de amoniaco. Se cree que así limpia mejor todo, pero lo que está haciendo es la fiesta de la cloramina. ¿Qué es eso? Pincha en este link:
¿Sabías que la lejía fue utilizada como arma química durante la Primera Guerra Mundial?
No pienses que soy un bicho raro. Te propongo algo. Cuando estés trabajando y aparezca la de la limpieza, observa a tus compañeros. Ya verás cómo a más de uno le da ataque de tos, cuando la señora de la limpieza le planta el carro al lado de su mesa.
En mi caso hablé con Servicios Generales y ellos con la contrata de la limpieza. Se prohibió el uso de lejía y amoniaco en la oficina. ¡¡Bien!! 🙂
Sin embargo, la de la limpieza no ha hecho caso. Compra y paga de su bolsillo la botella de lejía y se la lleva a la oficina. Cuando le digo algo:
– Erika, ¿tu no limpias en tu casa?
– Por supuesto que limpio y desinfecto.
– Si no usas lejía dudo mucho que tu casa esté limpia – Vaya forma de llamarme “guarra” en mi cara.
– La lejía no limpia, solo desinfecta. Existen alternativas como pej el alcohol y otros productos ecológicos que valen para hacer las dos cosas.
El gran error de usar lejía para limpiar
No lo entiende. A mala leche, desde que se prohibió limpiar con lejía, echa tanta cantidad en el cubo que hasta sus propias compañeras le han llamado la atención también.
Es una batalla perdida. Servicios Generales me facilitó una mascarilla. Aunque lo que hago es irme a casa en cuanto ella aparece 😛 así tengo la excusa perfecta para salir antes de trabajar.
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ESCÚCHAME HABLANDO EN LA RADIO SOBRE ESTE TEMA 🙂
Haz clic en la imagen para acceder al programa
Josue A
16 septiembre, 2016 @ 19:46
Bueno Amiga que te puedo decir sobre este tema, pues también he trabajado en oficinas y hay de todo…
De este lado del charco cuando alguien llega oliendo a perfume y otras cosas más se dice que se ha dado un baño francés… jajaja… no se allá pero acá la verdad tienen fama de no bañarse con agua, si no es así envíen otros representantes para limpiar esa reputación tan mala que tienen.
Para los compañeros que les huele la axila cuando sudan, acá normalmente se les dice algo así como: «comprate un kilo de limones» la persona normalmente entiende que no es precisamente para hacerse una limonada… jajaja
Respecto a servicios generales y las personas de la limpieza, es mejor llevársela bien, es más no se como no llevaron un curso de química pues hay cosas que es mejor no mezclar, debería ser requisito, ¿no crees? Te recomiendo una máscara antigases como la de tu imagen al menos mientras limpian.
Respecto a la comida, ese si que es un gran problema, normalmente cuando llego a una oficina trató de adivinar que fue lo que comieron: fruta con yogurt y miel, tacos, tostadas … cuando les preguntas, te ven con cara de: no se que me hablas…. en una ocasión encontré una milanesa con frijoles dentro de un cajón del escritorio…. jajaja… esos olores a fritanga son inigualables.
Te envío un beso y un gran abrazo.
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 10:17
Hola Josue,
qué buena la expresión «se ha dado un baño francés». Nunca la había oído pero describe perfectamente la situación.
Me apunto de lo «cómprate un kilo de limones» por si acaso lo necesito en el futuro jejeje gracias por el tip.
Tanto los representantes comerciales y los que se echan el litro de colonia necesitan formación urgente en aseo personal. Las señoras de la limpieza en uso de productos químicos. Me consta que en España a muchas de la limpieza se les da formación en este aspecto. Pero supongo que muchas de ellas pensarán lo mismo que la de mi oficina: «me van a decir a mi cómo limpiar» y al final hacen lo que les da la gana.
Efectivamente uso mascarilla cada vez que aparece por mi sitio y sin mi inhalador no soy nadie. Lo malo es que a veces no me hacen suficiente efecto (cuando se pasa con el chorrito de lejía). Por eso me tengo que ir de la oficina.
¿Milanesa con frijoles dentro de un cajón? jajaja madre mía.
Besos y abrazos
Conxita Casamitjana
16 septiembre, 2016 @ 21:13
Erika,
Cuánta razón con esos «olores· en las oficinas inteligentes son terribles.
Es fácil sonreír mientras te leía pero sufrirlas es un problema, desde los perfumes excesivos que me ha hecho pensar que a mi ciertos perfumes muy intensos me dan por estornudar, lo cual es un problema pero puestos a preferir, lo siento pero prefiero estornudar que estar medio desmayada por esas pestes corporales de algun@s que no usan mucho las duchas.
Y sí, es un problema tener que decirle a una persona que necesita usar jabón y desodorante con más frecuencia.
Un saludo, me encanta tenerte de vuelta con nuevas entradas aunque ya sé que has estado «poniendo bonito» el blog que ya por cierto ya lucía estupendo.
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 10:31
Hola Conxita,
puestos a elegir es mejor desmayarse por olor de un perfume en vez de por el de una bomba fétida en la sala de reuniones. Si estornudas con algunos perfumes, amiga, tienes cierta sensibilidad a algunos de sus componentes. Lo bueno es que en tu caso no va a más. Las disneas que me dan a mi son horribles.
Es muy delicado decirle a alguien que huele mal, pero mira Josue y Mirta ya han dado un consejito para solucionarlo ?
Eres la primera que se ha dado cuenta de que he estado poniendo bonito el blog y algunos posts. Muchas gracias. Le he dedicado muchas horas y ahora como tengo los deberes hechos ya puedo ir poniéndome al día con tu blog y con el de los demás.
Un besote muy fuerte
Mirta
16 septiembre, 2016 @ 23:40
Hola Erika, que bueno que estas de vuelta!! Al parecer creo vos tenes, lo mismo que yo, olfato primario, lo que mas me molesta son los olores corporales de arriba hacia bajo y de todos los agujeros!! Los perfumes me encantan y no me hacen hacen nada, pero lejía y amoniaco, creo que me mataría!! En cuanto los olores a muerto (boca) cuando se acerca le tenes que decir, te apuesto que se lo que comiste anoche y ahí le nombras una comida muy fuerte con mucho ajo! Te aseguro que se va a dar cuenta jajajaja
Te deseo que tengas un muy bonito y soleado fin de semana!! Un abrazo grande, besos
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 10:38
Hola Mirta,
vaya! o sea que tu también tienes olfato primario. Muchas veces es una maldición tenerlo tan agudo ¿verdad? sobre todo cuando alguien abre un bote de lejia o amoniaco en los alrededores.
Los olores de los agujeros son los peores de todos sin duda. Muy bueno tu consejo para el de olor a muerto. Seguro que quien sea capta la indirecta a la primera.
Te deseo un cálido y soleado fin de semana. Disfrútalo mucho. Un super abrazo, besos
R. ORTIZ
17 septiembre, 2016 @ 11:09
Muy bueno Erika, lo malo es cuando te pasas de ambientador como el que echa fly para matar a una mosca y terminan todos por mirarte mal porque se ahogan, jajajaaj, ciertamente es horrible sobre todo para los que tenemos un buen olfato.
Besis y abrazos. ¡feliz finde!
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 11:46
Hola Raquel,
es que hay gente que se pasa o no llega. En cuanto a los insecticidas, estos también son muy tóxicos. Solo tienes que leer las instrucciones de uso. Normal que algunos se ahoguen jajajaja
Besos y abrazos. ¡¡Disfruta el finde!!
Celia Segui
17 septiembre, 2016 @ 12:39
Por favor, Erika, me partooo, jajajajajajjaja. Lo debes pasar un rato mal con tanto olorcito. Me has dejado muerta con lo de los pedos, jajajajaja, qué guarros!!
Besos y feliz finde.
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 13:49
No sabes de la que te libras trabajando por tu cuenta, Celia jajajaja
Hombre, no son pedos sonoros, que la gente disimula pero cuando de repente huele a mierda, eso solo puede significar que tu compañero se está podrido por dentro.
Muchos besos y feliz finde!!
ramrock
17 septiembre, 2016 @ 13:45
Bueno, siempre te puedes llevar ESTA mascota a la ofi, y sirve para echarle alguna de las culpas 😆 😆 😆 😆 😆
https://youtu.be/Vj_Sb_vUkkA
De todas formas ¿sabes que? que cuando no estaba prohibido fumar esto se notaba menos, pero claro, como el ser humano siempre lo arregla todo prohibiendo …
Yo me encendia mi «Celtas Cortos» 😆 😆 😆 y me montaba una barrera infranqueable.
Lovely weekend
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 21:57
Hablaré con el dueño para que me la deje llevar a la oficina.
Ostras!!! vaya tiempos aquellos en los que se podía fumar en la oficina. El olor a tabaco mataba el de los pedos, las colonias y todo lo demás.
Lovely weekend
Mª Carmen Fernández
17 septiembre, 2016 @ 18:11
Yo también soy asmática y me ha provocado más de un ataque un perfume, ambientador o producto de la limpieza. Y también debo de ser una guarrilla porque tampoco uso lejía en casa jaja.
Lo peor es que cuando dices que un ambientador o perfume te produce crisis te ponen de loca.
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 22:03
Así es, Mª Carmen, te toman por loca o que estás exagerando porque no te gusta el olor de su colonia super cara. Qué impotencia da cuando te estás asfixiando y te dicen «pero si es Chanel». Habrá que darle al inhalador 😉
¿No me digas que tu también eres guarrilla? jajaja
Gracias por el comentario. Buen fin de semana!
María
17 septiembre, 2016 @ 20:05
¡Ay! Yo soy súper maniática con los olores. Nunca llevo colonia, nunca nunca. Y cuando estaba embarazada y trabajando era horroroso, porque con el embarazo se me acrecentó esta manía de los olores.
Se te ha olvidado un olor que suele venir con los clientes, y es ese olor que hemos bautizado aquí como «retestinao». Es decir, me levanto por la mañana, y sin ducharme ni nada, me echo desodorante con perfume a todo trapo, me pongo la misma camiseta del día anterior, o si hay suerte cojo una nueva, y cuando llega a mitad de la mañana, ya he vuelto a sudar, y dejo un arma totalmente inequivoco, es un olor caracerístico. En el embarazo, los olía llegar desde la distancia. Por suerte, tenía buenas compañeras que me dejaban ausentarme para ir al baño mientras les atendían.
Un besillo
Erika Martin
17 septiembre, 2016 @ 22:38
Hola María,
pues me has sorprendido con eso de que tu nunca nunca llevas colonia. Yo también tengo días que tampoco me echo, concretamente cuando tengo la regla. No he tenido ningún embarazo pero he oído que se aguduza más el olfato canino que tenemos. ¡Vaya maldición!
Qué bueno lo del olor “retestinao” … es verdad, hay mucha gente que no se ducha y además se pone la ropa sudada del día anterior. Estoy convencida de que si les preguntas, irán de guays y ecológicos, en plan: es para ahorrar agua, no contaminar el medioambiente con los restos de detergente, etc. Hay gente muy cerda. Normal que tuvieras que ir al baño cuando aparecían por tu oficina. Apestan.
Un besote grande
Entre suspiros y un café
18 septiembre, 2016 @ 12:46
¡Qué bueno volver a leerte Erika! Me he reído mucho y quería añadir desde mi experiencia como secretaria: tabaco en las reuniones. ¡Sí, sí! Me he encontrado con cigarrillos dentro de botellas de agua, ceniceros improvisados y otras guarradas varias… Y por mucho que abría las ventanas de la sala y del estudio completo, el olor tardaba en irse. E imagínate cuando detrás venía alguna otra visita (cliente, entrevistas, familiar,…) y se encontraba que desde el rellano ya olía a tabaco… ¡Las miradas que lanzan no tienen precio!
¡Un beso enorme Erika! Muy feliz semana 🙂
Erika Martin
18 septiembre, 2016 @ 21:55
Hola, hola, sí he vuelto jejeje
¿tabaco en las reuniones, Patricia? Pero si esta super prohibido … es que ese olor además tarda mucho en irse ni abrir las ventanas ni ambientador. Tienen que pasar días hasta que se va la peste.
Me imagino las caras de los clientes, los que fueran a entrevistas y demás. Las miradas serían de alucinar o asesinas ¿no?
Un beso muy grande para ti y que tengas una semana fantástica.
Chelo
18 septiembre, 2016 @ 17:41
¡Hola Erika! aquí estoy de nuevo tras volver de mis vacaciones blogueras. Qué buen tema traes para alguien que, como tú, se considera «rastreator» con los olores, ¡no los soporto! en mi centro de trabajo, aunque no soporto los que se desprenden del microondas (que ni uso por culpa de esos alimentos que allí se calientan y recalientan), para mí los peores son los derivados de la falta de higiene personal, más habitual en personas a las que tengo que atender, que a los propios compañeros.
Pedías un consejo y te diré que trabajé en un juzgado con una compañera que olía fatal, a sudor pero un olor inexplicable, hasta el punto de que en las comidas que hacíamos nadie quería sentarse a su lado.
Un buen día, una compi muy apañada, era andaluza con salero, la cogió, se la llevó al baño y le dijo «mi arma, vete ya mismo a la farmacia y te compras un producto que hay para este problemilla que tú tienes. Yo también lo tuve (-mentira piadosa al canto-) y por eso quiero ayudarte». Y la chica no se molestó, al contrario, se lo agradeció.
En fin, que con buenas palabras todo (o casi todo) se puede decir.
Un beso, y encantada de leerte de nuevo.
Erika Martin
18 septiembre, 2016 @ 22:08
Hola Chelo- rastreator,
ya he visto que te has pegado unas buenas vacaciones en Escocia jejeje que guay. Lo leí en plan rápido en el metro y tengo pendiente volver al blog y comentarte.
Ya, entiendo lo que dices del mircroondas. Porque a parte de los olores, hay otro pequeño detalle: a ver quien es el guapo que mete allí su comida después de que otro haya calentado la suya sin tapa, pringando todo el interior con restos de la suya. Que asco, dioxx.
Oye, pues la estrategia de tu compañera andaluza es muy buena. Es verdad, yo creo que si se dice con buenas palabras y gracia ese compañero «pestoso» no tiene por qué molestarse. Gracias por el consejo.
Gracias y un besote
Chaladura de jabones
18 septiembre, 2016 @ 18:40
Hola Erika. Te comprendo perfectamente. La mezcla de lejía y amoniaco es una bomba. A mí me quita la respiración, me ahoga. Ufff, sólo de pensarlo me falta el aire. Un abrazo.
Erika Martin
18 septiembre, 2016 @ 22:13
Hola Chaladura,
la mezcla de lejía y amoniaco es super tóxica. De hecho fue una arma química en la 1ª Guerra Mundial. Es normal que te quite la respiración. Deberían dar más formación sobre esto a las señoras de la limpieza. Mientras tanto a los demás nos toca tirar del inhalador y las mascarillas y que nos tachen de locos por no soportarlo 🙁
Un abrazo muy fuerte
Juanan G.C.
18 septiembre, 2016 @ 19:17
Ayyyy que asco!!!! odio los olores y los has destacado todos, eres perversa 😀
Llevo toda mi vida trabajando en oficinas y se bien de lo que hablas, y eso que el olfato no es el sentido que tengo más desarrollado, así que imagínate la intensidad de un olor cuando yo me quejo, por entonces mis compis están ya verdes.
Yo si que he vivido tener que decirle a una compañera que su olor corporal era insoportable y sus supuestos problemas hormonales quedaron diluídos tras la charla, que misteriooooo.
Lo de los olores de comida son tremendos, pescado, espárragos, guisos… todo se junta en la cantina de la ofi y después de los turnos de comida pasar por allí es tremendo. Pero claro, peor es cuando vienen los que comen en el bar de menú del día y dejan ese tufo insoportable a frito. Para morirse. Desde que disfruto de mi reducción de jornada me he librado de estas experiencias y estoy en la gloria.
También hemos sufrido olor a tuberías atascadas, a mierda, a tabaco que se colaba por toda la ventilación…. una maravilla, jajajajaja.
Creo que voy a vomitar un rato.
Encantando de pasarme por tu casa de nuevo, espero que hayas disfrutado de Cadiz.
Un abrazo!!!
Erika Martin
18 septiembre, 2016 @ 22:32
Hola Juanan,
jajaja a veces soy un poco bruja 🙂
Si no tienes buen olfato cuando huelas algo, los demás ya deben estar desmayados ¿no? jajaja Y el olor ya tiene que ser la pera.
Que momento lo de hablar con tu compañera ¿eh? menos mal que luego que se solucionó.
jajajaja cierto, no hablé del tufo a fritanga de los que comen en el bar de menú del día (yo entre ellos). Cerca de mi oficina hay un bareto de esos con un olor tan característico que cuando vamos a comer allí, a la vuelta los demás dicen: «¡habéis comido en el bar X! ¡qué peste!»
Trabajas en una joya de oficina jaja lo tiene todo … bueno no sigo para que no te den náuseas otra vez. Por suerte tienes jornada reducida, que guay!
Disfruté mucho de Cádiz y eso que había vientos de Levante a 70 km/h. En la foto de la puesta de sol que puse en FB estaba lloviendo. Pero da igual, la playa es la playa. Tu supongo que sigues cuidando «tu forma» en el sofá con las paraolimpiadas ¿no?
Un abrazo fuerte!!
Juanan G.C.
18 septiembre, 2016 @ 23:18
Uy, no te creas, ahora que he vuelto al curro tengo que controlar los horarios… Y a parte, ver a toda esa gente, con esos problemas físicos y psicológicos darlo todo en el deporte, con su mermas y pienso en el esfuerzo se me pone un nudo en la garganta. Se que soy egoista pero sufro más que lo disfruto y prefiero dosificar, soy muy llorón y cada deportista paralímpico tiene detrás una historia que me llega muy adentro y me duele.
Ademas, ya he vuelto al running, ahora me toca a mí cumplir objetivos, jajajaja.
Buena semana!!!
#Jerby @ratonbloguero
19 septiembre, 2016 @ 08:07
Durante un tiempo, estuve vendiendo ozonizadores. Unos aparatos que materialmente se ‘comen’ los olores y dejan una sensación de ‘aire de montaña’. Pero no sé si se seguirán comercializando.
Erika Martin
23 septiembre, 2016 @ 22:46
Hola #Jerby,
qué curioso que hayas sido vendedor de ozonizadores. Supongo que siguen comercializándose. El aparato de aire acond que compré para mi casa lo lleva incorporado. Aunque si en las oficinas no cambian ni los filtros del aire por no gastar dinero, imagínate, tampoco se lo gastan en purificadores
Un abrazo, ratón
Maryasexora
21 septiembre, 2016 @ 18:20
Jajaja, menuda mezcla se crean a veces… Yo siempre he pensado que sería incapaz de trabajar en la sección de perfumería de ciertos grandes almacenes. Me da un poco de vuelco al estómago esa reconcentración en tan poco espacio de perfumes.
Besico
Erika Martin
22 septiembre, 2016 @ 11:33
Hola Mary,
te entiendo perfectamente, yo tampoco podría trabajar en una perfumería con tantos olores en tan pocos metros cuadrados jajaj
Besitos
Paula Koval
25 septiembre, 2016 @ 21:34
Erika, it is great to see you again. You were missed here. I have never had the misfortune of working in an environment so stinky that I could not tolerate it. Every place where I worked had a cafeteria where almost all employees had lunch. I never used the employee «kitchen» because I did not like eating from a petri dish. As time passed and I jumped jobs for more pay and benefits, I rode the bus and subway to work instead of driving. After an hour on public transit, especially in the snow or rain, damn near anything dry smelled better, so I had no reason to complain. I worked in organizations with those who had a medical problem with odors and, God bless them, they tried so hard to smell nice that my heart went out to them. As for those too lazy to bathe, I never felt badly about leaving a bar of soap on their desk.
Erika Martin
25 septiembre, 2016 @ 23:40
Hi Paula,
yes, I’m back. I closed the blog to enjoy the summer in the offline life, although I updated some old posts too.
Lucky you that you never suffered foul odours at work in any job. Some days it can be a nightmare.
hahahaha well done!! To leave a bar of soap on the desk of those workmates is a very good solution to finish with the problem.
Have a lovely week!
Miguel Ángel II
29 septiembre, 2016 @ 11:03
Cuanto tiempo sin visitar tu entretenida Oficina! En mi caso, como hago turno de tarde, a las siete aproximadamente empieza a emigrar el pelotón, con lo que la mayoría de aromas desaparecen paulatinamente. Es al salir al la calle cuando, gracias al trabajo de un conocida fábrica de yogures, necesitaría tu mascarilla. En serio, he dejado los lácteos desde que estoy allí. Gracias por el buen rato! Divertidisimo, como siempre!!!
Erika Martin
29 septiembre, 2016 @ 22:38
Hola Miguel Ángel,
me alegra verte de nuevo por aquí.
Supongo que el olor de leche fermentada no tiene nada que envidiar al de sudor de los compañeros o clientes. No me extraña que hayas dejado de tomar lácteos. Si te sirve de ánimo para que no te sientas solo en eso, te diré que yo también los he erradicado de mi dieta (aunque por intolerancia a la lactosa).
Gracias a ti por el comentario.
Un abrazo
Humoreo Luego Rio
26 marzo, 2017 @ 22:28
Creo que llevas razón en todo lo que dices. En cuanto a lo de limpiar con lejía, detesto cuando limpian los urinarios con lejía y no enjuagan suficientemente, luego entras a hacer tus necesidades y la mezcla que se produce entre el cloro y el amoniaco de la orina…
¡¡¡Dios, que olor más desagradable!!!
Erika Martin
27 marzo, 2017 @ 00:31
Hola Humoreo,
para algunas personas que huela a lejía es sinónimo de limpieza pero esa peste echa para atrás. Sobre todo si luego se mezcla con otros olores biológicos. Super desagradableeeeee
Gracias por el comentario, hermano. Te deseo una semana llena de humor y risas. Besos