Bette Nesmith Graham, la secretaria que inventó el corrector líquido
Hoy combino mi sección de Secretarias Famosas con la de Historia de Herramientas de Trabajo
Mi protagonista de hoy fue una secretaria que, harta de tener que escribir un documento entero cuando se equivocaba al mecanografiar una sola palabra, buscó una solución a su problema. Inventó el corrector líquido que tú utilizas día sí y día también.
Su invento le costó el puesto de trabajo. Una gran empresa rechazó adquirirlo porque no lo veía futuro. Además en este post :
- leerás técnicas de marketing que aún hoy siguen funcionando mejor que Google Ads.
- descubrirás que lo del salario emocional ya existía en los años ’60 y ’70. Los gurús de RRHH de ahora no son tan innovadores como se creen 😛
Bette Nesmith, secretaria
Bette Nesmith nació en Dallas en 1924. En 1942 se casó y tuvo a su hijo Michael. A su marido le tocó ir al frente en la Segunda Guerra Mundial. Cuando regresó de la guerra, se divorciaron.
Así que Bette se quedó sola con un hijo al que mantener.
Su madre le había enseñado arte y pintura, aunque con un niño pequeño, pensó que era mejor aprender secretariado. Al acabar sus estudios, comenzó a trabajar en un pool de secretarias en el banco Texas Bank & Trust.
En 1951 ya era la secretaria ejecutiva del Presidente del banco. Por lo visto, no se llevaban muy bien entre ellos.
El caso es que en 1956 el banco adquirió máquinas de escribir eléctricas de IBM, que eran toda una modernidad en la época. Ya no te partías los dedos al teclear.
Sin embargo, como Bette y sus compañeras no manejaban bien estas máquinas, cometían muchos errores al teclear. Esto significaba tener que escribir la página entera cada vez que se equivocaban en una palabra (no existía el “delete”).
Todos estos errores se tradujeron en tardar más en hacer las tareas, en que el trabajo pendiente se fuera acumulando y que se gastara papel a lo tonto.
La idea brillante
Bette, además, estaba muy preocupada porque pensaba que la iban a despedir. Así que se puso a pensar soluciones.
Se acordó de que los pintores tapan los errores pintando por encima. Así que decidió utilizar la misma técnica en la oficina para corregir sus pifias de mecanografía.
Empezó a hacer mezclas con pintura con la licuadora de su casa, hasta conseguir un líquido blanco que tapaba los errores y secaba rápido.
Metió su líquido en un bote de esmalte de uñas y comenzó a llevarlo a trabajar. Cada vez que se equivocaba pasaba el pincel por encima y problema arreglado. De esta forma, consiguió ponerse al día de sus tareas, dejar de estar estresada y de preocuparse por su puesto de trabajo.
Mistake Out
Sus compañeras se dieron cuenta de que el invento de Bette era genial y, como el gran jefe no dijo nada respecto a su uso, empezaron a encargarle botellitas para ellas.
Bette creó entonces una etiqueta con el nombre de su producto, “Mistake Out” (Errores fuera), que pegaba a los recipientes.
Poco a poco se fue corriendo la voz . Los encargos de secretarias de otras empresas, amigas y conocidas fueron creciendo. Aquello se le había escapado de las manos. De hecho, un proveedor de material de oficina le sugirió que se reinventarse y dedicase a producir y vender su producto.
La cocina de su casa se convirtió en un laboratorio de producción. Pasó muchas noches y fines de semana mejorando la fórmula de su producto. Prueba – error, prueba – error … incluso una vez salió ardiendo su cocina. Terminó trasladándose al garaje de su casa.
Su hijo, que era profesor de química, le dio algunos consejos para mejorar la fórmula. Un empleado de una tienda de pinturas la enseñó cómo hacer mezclas de pintura. Cerró contrato con otro proveedor para comprar los botes de emalte de uñas para rellenarlos con su líquido corrector.
Como cada vez tenía más encargos y no daba a basto, contrató a su hijo y a los amigos de éste para que la ayudaran a rellenar los botes con el líquido, con el etiquetaje y con la distribución. Les pagaba 1 USD a la hora.
Mientras, Bette se dedicaba a hacer llamadas comerciales a todos los proveedores de material de oficina de Texas. También envió una propuesta a IBM, quien respondió que no estaba interesada en su producto.
En 1957 consiguieron vender 100 botes al mes.
Liquid Paper
Aunque empezaba a tener beneficios, la realidad es que su mayor fuente de ingresos era su sueldo de secretaria, 300 USD. Este dinero lo invertía en comprar materiales para seguir fabricando su producto.
Debido a que la tasa de registro de patente costaba 400 USD, no pudo permitirse pagar la patente de la fórmula de su líquido corrector (basada en un polímero termoplástico pigmentado o en resina disuelta en un solvente volátil).
En su lugar lo registró como marca:
® Liquid Paper con marca nº 652928, en 1957
® Mistake Out, con marca nº 862236, en 1968
Esto le daba protección legal en caso de que alguien intentara robarle la idea y/o fórmula del producto.
Nuevos retos profesionales
Un día trabajando, se confundió al firmar en una carta. En vez de hacerlo con el nombre de la empresa, lo hizo con Mistake Out. Fue despedida de forma fulminante.
No hay mal que por bien no venga. De hecho, se alegró porque estaba agotada de ser secretaria de día y emprendedora de noche. El despido le posibilitó dedicarse full time a su negocio.
El triunfo
En 1958 fundó la empresa Mistake Out Company. Lanzó sus primeras campañas de publicidad:
- táctica del boca a boca
- recomendaciones de otras secretarias
- pagando anuncios en catálogos de material de oficina
Con ello consiguió que:
- 500 secretarias de todo EEUU la conocieran y empezaran a hacerle pedidos
- los proveedores recomendaran su corrector líquido
- General Electric le encargara 300 unidades en azul y en beige, que eran los colores de los formularios y documentos corporativos. GE se convirtió en cliente recurrente, lo que le proporcionaba ingresos regulares.
Este crecimiento hizo que el garaje se le quedará pequeño. Por eso, instaló una casa prefabricada en el jardín trasero de su casa, que convirtió en su centro de operaciones: fábrica, empaquetado y distribución.
En 1962 se casó con Robert Graham que era un comercial experimentado. Ambos recorrieron en coche el sur y el oeste de Estados Unidos. Cuando llegaban a una ciudad, cogían la guía telefónica local y llamaban por teléfono a todos los proveedores de material del oficina.
En 1965 las ventas ya iban por las 400 unidades a la semana. La empresa se trasladó de la casa prefabricada del jardín a un edificio independiente.
En 1967 iba como un cohete. Logró un volumen de negocio de un millón de dólares anuales.
En 1968 la empresa pasó a llamarse Liquid Paper Company. Bette dejó la presidencia a su marido y ella asumió la dirección del consejo de administración, así como las campañas de publicidad.
Abrió una fábrica de 1000 m2 con unos 20 empleados y una producción automatizada con la que llegaba a 10.000 unidades diarias.
Pocos años después abrió una fábrica en Canadá y otra en Bélgica … la empresa empezaba a ser líder a nivel mundial 😉
La gestión de la empresa
Muchos gurús de RRHH del siglo XXI, preocupados por la felicidad y gestión del talento, se creen que han inventado ellos el concepto de salario emocional. Sin embargo, es algo que existe desde antes de que ellos nacieran jajaja y la siguiente parte de esta historia es un magnífico ejemplo.
En 1975 Liquid Paper Company se mudó a un edificio de 3.500 m2, con espacios verdes para hacer las pausas de trabajo. Además sus 200 empleados:
- participaban en las decisiones corporativas (organigrama transversal)
- tenían guardería para sus hijos
- disponían de una biblioteca para formarse
En ese mismo año se produjeron 500 botellas al minuto. El corrector líquido ya era una herramienta de trabajo indispensable en todas las oficinas, así como para colegios y centros de enseñanza.
Las cifras en 1976 fueron:
✓ 331 empleados
✓ 25 millones de botellas al año
✓ 1 millón USD en publicidad y otras acciones de marketing en 31 países
✓ 1,5 millones USD en ganancias netas
Otro dato interesante sobre cómo gestionaba Bette la empresa es que ella siempre dio más importancia a la calidad del producto y no tanto a los beneficios económicos de las ventas.
Creó 2 fundaciones sin ánimo de lucro, con el objetivo de incrementar las oportunidades laborales y de emprendimiento de las mujeres. Proporcionaba asesoramiento y financiación tanto a proyectos empresariales, como becas a la formación.
Venta de la empresa a Gillette Corporation
A finales de los años ’70 el que ya era su ex-marido le clavó una puñalada trapera. Intentó cambiar la fórmula del producto con el objetivo de que Bette dejara de tener derechos sobre los beneficios económicos.
Pero como ella era accionista mayoritaria, en 1979, vendió Liquid Paper Company a Gillette Corporation por 47,5 millones de USD.
Pocos meses después falleció súbitamente a causa de un paro cardiaco. Bette tenía 56 años.
La mitad de su herencia fue destinada a sus fundaciones para continuar brindando apoyo y formación a mujeres emprendedoras.
Fuentes de información e imágenes:
Museo virtual Histórico de la Oficina Española Patentes y Marcas: Galerías temáticas
Wikipedia: Liquid Paper
Revista Digital Apertura.com: Mujeres que hacen
Inventive Kids: Bette Nesmith Graham
Invention and Tech: Bette Graham, Liquid Paper
Alicia
23 marzo, 2020 @ 15:48
Qué historia más chula, nunca había oído hablar de Bette Nesmith Graham, gracias Erika por contarnos estas «anécdotas» tan maravillosas.
Erika Martin
23 marzo, 2020 @ 16:26
Gracias a ti por leer el post, Alicia. Me alegro de que hayas descubierto aquí la historia de Bette Nesmith Graham y su invento. Un abrazo
Jordi Ferrís
23 marzo, 2020 @ 19:01
Qué buen post. Enhorabuena.
Erika Martin
23 marzo, 2020 @ 20:08
¡Muchas gracias, Jordi!
claudia
24 marzo, 2020 @ 18:35
Muy interesante la historia de Bete que para mí es una inspiración.
Erika Martin
24 marzo, 2020 @ 20:10
Hola Claudia,
cuando leí la historia de Bette, me quedé fascinada. Desde luego sus habilidades personales y profesionales son una inspiración y modelo a seguir por todos.
Un abrazo
Oscar
28 marzo, 2020 @ 12:09
Muchas gracias por estas lecciones que nos das, Erika. Besitos
Erika Martin
29 marzo, 2020 @ 13:08
Gracias a ti por estar al tanto de mis nuevas publicaciones, Óscar. Cuídate
Carmen Díaz Soloaga
20 abril, 2020 @ 13:05
¡Qué inspirador! Me encantan estas historias de mujeres que triunfan a base de tesón y esfuerzo. Muchas gracias por contarnos cosas tan chulas.
Erika Martin
20 abril, 2020 @ 16:15
Gracias a ti por leer el post, Carmen, me alegro de que te haya gustado.
La verdad es que la historia de la protagonista del artículo es todo un ejemplo de proactividad, resolución de problemas, emprendimiento y dirección de empresas y equipos. ¡Muy inspirador!
Cuídate, abrazos virtuales
Melvis Sarduy
1 septiembre, 2024 @ 00:36
Que historia linda. Gracias por compartirla. No se me había ocurrido pensar en el invento de un ‘corrector’ yo fui de las mujeres que tuvieron que teclear cientos de cuartillas sin un solo error, y sin corrector.
Erika Martin
1 septiembre, 2024 @ 17:17
Hola Melvis, gracias por leer y comentar el artículo.
Sí que fue muy exigente tu trabajo para tener que teclear sin un solo error. Supongo que con la llegada de la computadora, la cosa cambió radicalmente.
Saludos