Comer en el trabajo: la nevera
Hace tiempo te conté anécdotas de lo que supone comer de tupper todos los días en el trabajo.
Hoy vengo a hablarte de algunas malas costumbres en el uso de la nevera del comedor de la empresa. Hábitos que generan muy malos rollos entre los empleados.
Robo de comida
Típico, llegas por la mañana a la oficina. Metes tu bolsa porta alimentos en la nevera. La dejas en alguna balda donde haya hueco. Cuando regresas a la hora del almuerzo y sacas tu bolsa, te das cuenta que pesa menos que cuando la dejaste por la mañana.
La abres y ¿qué descubres? Pues que alguien se adelantó y se comió tu sandwich y/o tu postre.
Es lo malo de las bolsas porta alimentos. Todas tienen la misma forma y color. Normal que alguien confunda la tuya con la suya, jajaja … oye, como en los aeropuertos. Todas las maletas son negras, azul marino y marrones, con un tamaño parecido. Es fácil que algún despistado se equivoque y se lleve la tuya.
Siempre me he preguntado si no se darán cuenta de que lo que están comiendo no es la comida que se prepararon ellos en casa.
Bueno, no es que se confundan, es que tienen mucha cara dura. Además son unos egoístas porque dejan a su víctima sin comer.
Este es uno de los comportamientos que más malos rollos y conflictos generan en cualquier oficina.
En 2016, se realizó una encuesta sobre los hábitos de los trabajadores en el comedor de la empresa. Resulta que 3 de 4 empleados es víctima de un robo de comida.
Aquella investigación arrojó más resultados interesantes:
- Al 71% de los encuestados le han robado alguna vez comida
- El 35% confesó que era ladrón de comida
- El 73% de los millennials han sido víctima y el 48% son ladrones
- Los hombres roban más que las mujeres
El porcentaje de ladrones cae al 18% entre los trabajadores mayores de 50 años. Este dato no me sorprende. ¿Quién trabaja a esa edad? Ya sabemos todos que a partir de los 45 años ya no te contrata nadie. Tu valía profesional se mide por tu año de nacimiento, no por tus habilidades, experiencia y conocimientos acumulados … si no lo decía, reventaba.
La jornada laboral es un otro factor para que se produzcan más o menos robos. Cuando se curra más de 41 horas semanales, hay mayor número de robos (42%) y de víctimas (81%). A ver, es que trabajar da hambre y si te pasas tantas horas calentando la silla, te ves obligado a buscar alimento y cargar energías de alguna forma ¿no?.
Debes saber que ya se han inventado tarteras con contraseña y con candado para evitar que los amigos hambrientos de lo ajeno, se coman tu comida. Si eres víctima habitual de estos robos, solo tienes que ir Amazon y comprarte una.
Alimentos caducados
Hay otro tipo de alimentos que nunca son consumidos por sus legítimos propietarios y tampoco son objetivo de los cacos.
¿Quién no ha visto yogures y zumos caducados, bolsas de ensalada podridas o fruta mustia?
Parece que los soltaron ahí a criar vida. Quizás sea un proyecto de investigación científica de la NASA ¿Quién sabe?
El caso es que esa capa de moho que cubre los alimentos va creciendo y conquistando poco a poco su espacio. Si el envase no está bien cerrado, se irá extendiendo por el interior del frigorífico y contaminando otros alimentos.
Viernes limpieza
La oficina es un sitio lleno de marqueses, duques, condes y reinas. La nobleza da por hecho que hay una criada detrás que se encarga de:
- tirar a la basura todos los alimentos caducados
- recoger y limpiar todo lo que ensucia
Existe una minoría de personas que pega un post it en la puerta de la nevera, diciendo algo como “Por favor, mantén el frigorífico limpio”.
¡Qué inocentes! ¿De verdad esperan que los nobles realicen estas tareas tan desagradables? No, hombre, no. Se les caen los anillos.
Muchas empresas han capitulado ante tanta sangre azul. Por eso, en el contrato con con la empresa de limpieza aparecen los siguientes puntos:
- limpiar las mesas de los empleados
- limpiar los resbalones resecos de la taza del váter y los charcos de meadas
- limpiar y vaciar la nevera un día a la semana, generalmente los viernes a las 17:00
Por supuesto, en el comedor, no falta un cartel bien grande avisando. Basta que no lo pongan para que alguien quiera comerse su yogur caducado y al no encontrarlo, eche silicona en la cerradura del despacho del CHO a modo de venganza.
Otras empresas meten este punto de civismo básico y limpieza en el manual del empleado noble.
☞ Al lado del frigorífico encontrará un rotulador, etiquetas y cinta adhesiva para que su Alteza Real pueda poner su nombre en su tartera y anotar la fecha de caducidad en el envase.
☞ No se coma la comida de los demás.
☞ Se ruega hacer uso equilibrado de las baldas y cajones para que los demás puedan almacenar también sus envases en el frigorífico.
☞ No introduzca alimentos calientes en la nevera. Podría afectar a la temperatura interior y conservación de otros alimentos.
☞ El termostato debe estar a unos 10 grados. Esta temperatura ralentiza la aparición, crecimiento y propagación de bacterias y otros seres vivos microscópicos.
El frigorífico es un magnífico ejemplo de que lo importante está en el interior 😛
Rosa
19 febrero, 2020 @ 16:17
Uy……ésos amigos de lo ajeno….!, me pasó ayer con un paquete de galletas. Lo dejé en el armario con una pinza muy mona que era de mi hijo cuando era pequeño. Pues alguien lo abrió, se zampó la mitad y me dejó el paquete abierto dentro del armario con la pinza dentro del paquete, ni siquiera lo cerró!. Pero te olvidas de nombrar la plancha de calentar sándwiches!. Vas a calentar tu sándwich y te encuentras la plancha de «aquella manera» porque la persona que la utilizó antes que tú se olvidó de llevarse el queso consigo….terrible!.
Pasa hasta en las mejores empresas jejeje
Erika Martin
19 febrero, 2020 @ 17:32
Qué desgraciado ese alguien que se comió la mitad de las galletas y dejó el paquete abierto. Menos mal que no te robó la pinza de tu hijo.
Pensé hablar del (mal) uso del microondas, pero he preferido dejarlo para otro futuro artículo para no hacer este muy largo. Por cierto, nunca he trabajado en una empresa con plancha para calentar sándwiches. Aunque imagino que debe ser asqueroso encontrarte el queso de otro ahí. Me lo apunto para incluirlo en el post del microondas.
Cierto, pasa hasta en las mejores empresas jajaja
Óscar
20 febrero, 2020 @ 13:05
Genial tu entrada, me he reído mucho. En mi anterior centro de trabajo estaba el gorrón de la comida, que yo diría que se lo hacía su mujer y no sabía ni lo que llevaba, jajaja. En plan, no gastaba en comida porque iba siempre de gratis. En la de ahora hemos tenido que hacer lo del rotulador y las pegatinas porque la nevera apestaba a podrido cada 15 días… Lo de ponerlo en tareas de la empresa de limpieza junto con las otras lindezas… Qué vergüenza y qué triste a la vez…
Besitos corazón!!
Erika Martin
20 febrero, 2020 @ 19:27
Hola Óscar,
pues sí, es muy triste que haya que etiquetar la comida o recordar a la gente que tire lo podrido. A veces no sé si vamos a la oficina a trabajar o si vamos al jardín de infancia.
Seguro que tu compañero gorroneaba a los demás porque su mujer le metía la tartera con la comida de sobras cocinada por su suegra para el almuerzo familiar dominguero jajaja
Muchos besos
Sandra
24 febrero, 2020 @ 08:40
Nosotros al final tuvimos que pagar una hora más a la empresa de limpieza para que el último jueves de mes limpiasen la nevera porque yo ya estaba harta de tener que tirar comida podrida que nunca era de nadie y limpiar la nevera en navidad y verano porque estaba asquerosa. El microondas y el mantel de la oficina los vigilo porque comemos todos a la misma hora y según la mancha que haya, le doy el toque a la persona que la ha dejado para que la quite, si no lo hago yo no lo hace nadie, así que cuando volví de mis últimas vacaciones el microodnas estaba asqueroso 🙁
Lo único bueno de mi trabajo es que nadie roba comida a nadie, si alguien necesita algo o bien baja a la calle a comprarse comida o o bien se pide (de manera puntual) a quien sabes que tiene galletas o fiambre, etc. y de buena gana lo comparten.
Respecto a lo de la sangre azul… eso da para un libro. Nosotros decidimos dejar de dar vasos de plástico a los empleados porque somos menos de 20 personas en la oficina y se gastaban más de 100 vasos de plástico al mes y eso que yo hace mucho que no gasto ninguno. Les dimos tiempo y les avisamos para que se trajeran tazas de casa, pues los señores han decidido comprarse cada uno su tira de vasos de plástico/papel del supermercado porque les da pereza lavar las tazas.