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5 Comments

  1. Rosa
    19 febrero, 2020 @ 16:17

    Uy……ésos amigos de lo ajeno….!, me pasó ayer con un paquete de galletas. Lo dejé en el armario con una pinza muy mona que era de mi hijo cuando era pequeño. Pues alguien lo abrió, se zampó la mitad y me dejó el paquete abierto dentro del armario con la pinza dentro del paquete, ni siquiera lo cerró!. Pero te olvidas de nombrar la plancha de calentar sándwiches!. Vas a calentar tu sándwich y te encuentras la plancha de «aquella manera» porque la persona que la utilizó antes que tú se olvidó de llevarse el queso consigo….terrible!.
    Pasa hasta en las mejores empresas jejeje

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    • Erika Martin
      19 febrero, 2020 @ 17:32

      Qué desgraciado ese alguien que se comió la mitad de las galletas y dejó el paquete abierto. Menos mal que no te robó la pinza de tu hijo.

      Pensé hablar del (mal) uso del microondas, pero he preferido dejarlo para otro futuro artículo para no hacer este muy largo. Por cierto, nunca he trabajado en una empresa con plancha para calentar sándwiches. Aunque imagino que debe ser asqueroso encontrarte el queso de otro ahí. Me lo apunto para incluirlo en el post del microondas.

      Cierto, pasa hasta en las mejores empresas jajaja

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  2. Óscar
    20 febrero, 2020 @ 13:05

    Genial tu entrada, me he reído mucho. En mi anterior centro de trabajo estaba el gorrón de la comida, que yo diría que se lo hacía su mujer y no sabía ni lo que llevaba, jajaja. En plan, no gastaba en comida porque iba siempre de gratis. En la de ahora hemos tenido que hacer lo del rotulador y las pegatinas porque la nevera apestaba a podrido cada 15 días… Lo de ponerlo en tareas de la empresa de limpieza junto con las otras lindezas… Qué vergüenza y qué triste a la vez…

    Besitos corazón!!

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    • Erika Martin
      20 febrero, 2020 @ 19:27

      Hola Óscar,

      pues sí, es muy triste que haya que etiquetar la comida o recordar a la gente que tire lo podrido. A veces no sé si vamos a la oficina a trabajar o si vamos al jardín de infancia.

      Seguro que tu compañero gorroneaba a los demás porque su mujer le metía la tartera con la comida de sobras cocinada por su suegra para el almuerzo familiar dominguero jajaja

      Muchos besos

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  3. Sandra
    24 febrero, 2020 @ 08:40

    Nosotros al final tuvimos que pagar una hora más a la empresa de limpieza para que el último jueves de mes limpiasen la nevera porque yo ya estaba harta de tener que tirar comida podrida que nunca era de nadie y limpiar la nevera en navidad y verano porque estaba asquerosa. El microondas y el mantel de la oficina los vigilo porque comemos todos a la misma hora y según la mancha que haya, le doy el toque a la persona que la ha dejado para que la quite, si no lo hago yo no lo hace nadie, así que cuando volví de mis últimas vacaciones el microodnas estaba asqueroso 🙁
    Lo único bueno de mi trabajo es que nadie roba comida a nadie, si alguien necesita algo o bien baja a la calle a comprarse comida o o bien se pide (de manera puntual) a quien sabes que tiene galletas o fiambre, etc. y de buena gana lo comparten.
    Respecto a lo de la sangre azul… eso da para un libro. Nosotros decidimos dejar de dar vasos de plástico a los empleados porque somos menos de 20 personas en la oficina y se gastaban más de 100 vasos de plástico al mes y eso que yo hace mucho que no gasto ninguno. Les dimos tiempo y les avisamos para que se trajeran tazas de casa, pues los señores han decidido comprarse cada uno su tira de vasos de plástico/papel del supermercado porque les da pereza lavar las tazas.

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