Un día de furia en la oficina
Todos nos levantamos de vez en cuando con el pie izquierdo. Ese día tenemos el humor torcido o simplemente no lo tenemos.
Sin embargo, mientras tú y yo vamos a la oficina con cara de pocos amigos y controlamos nuestras emociones, los jefes hacen todo lo contrario. Les encanta hacer ver a todos los empleados que ese día están de mala leche.
Qué hacen los jefes cuando se enfadan
Les encanta dramatizar y teatralizar su estado emocional. A veces parecen niños de 5 años con una rabieta.
Son muchas las formas que tienen de expresar su enfado. Todas con el objetivo de que te enteres que están muy enfadados:
- Portazos
- Golpes con el puño cerrado sobre la mesa de su despacho
- Gritos
- Malas maneras
- Respuestas con muy mala baba
- Miradas asesinas
- Lanzamiento de objetos al aire
Desde luego se merecen una nominación a mejor actor de Hollywood.
Imagínate, ellos dirigen una empresa líder a nivel mundial. Sus problemas son mucho más importantes que los tuyos. Al fin y al cabo, tú no tienes el designio económico del mundo en tus manos.
? La secretaria es la que siempre se lleva la bronca y los malos modos porque está en primera línea de fuego.
Es la que tiene que pasarle las llamadas, la que tiene que entrar a despachar, la que tiene que avisarle de que una visita ya ha llegado … y cada vez que lo intente hacer, oirá una respuesta brusca, sobrevivirá a una mirada asesina o entrará en el despacho del jefe con casco y escudo, como el de la policía antidisturbios, por si le arrojan un periódico u otro objeto.
Que aguantemos como campeonas a un jefe enfadado es algo que todo el mundo olvida y algo que nadie tiene en cuenta a la hora de valorar nuestras habilidades personales y profesionales.
Si tú eres otro directivo, mando intermedio o un empleaducho
Si tú eres otro directivo, mando intermedio o un empleaducho harás todo lo posible por no coincidir con el Gran Jefe cabreado a lo largo del día.
- No saldrás de tu despacho o no te acercarás por la zona noble.
- Si necesitas que te firme algún documento, se lo sueltas a la secretaria y huyes
- No irás a la cocina o al vending, si sabes que está él haciéndose un café
- Si estás miccionando y entra él, sales disparado del servicio.
Si eres secretaria
Si eres secretaria, te compadezco y te mando muchos ánimos. Solo tú y yo sabemos lo que es soportar a un directivo en un día de furia.
Entrar al despacho cuando tu jefe está así es como entrar en la jaula de un tigre que ha pasado tres días sin comer. Cada vez que lo hagas, te llevarás un buen zarpazo.

Sabes que no es nada personal contra ti, si no una rabieta de niño caprichoso y consentido.
Cuando pasa la tormenta, nunca te pide perdón por haber sido un grosero contigo ¿verdad?.
Ni siquiera el dinero compensa estos comportamientos. No es de extrañar que muchas compañeras de profesión se quemen al año o año y medio y pidan el cambio de departamento o presenten la dimisión.
En mi caso …
En mi caso, siempre aviso a mis compañeros de cómo está el patio y de que entraré en la guarida del tigre a llevarme un zarpazo solo por temas que puedan provocar una caída de acciones en la bolsa o la quiebra de la economía mundial. Todo lo demás puede esperar a mañana.
En cuanto a mis funciones, priorizo también:
✓ ¿Viajes? Como no se puede hablar con él, hago las reservas de vuelo y hotel que a mí me dé la gana. Pierde su oportunidad para elegir lo que más le guste.
✓ ¿Seguimiento a sus correos electrónicos? ¿No está siempre con que tenemos que ser todos proactivos y tener iniciativa? Pues, hale, a responder lo que me dé la gana también
✓ ¿Reuniones? Las cancelo y las paso a otro día. No vaya a ser que corra la sangre en el despacho o en la sala de juntas.
En los días que mi jefe está enfadado, he visto a la gente salir llorando del despacho.
✓ ¿Seguimiento de temas pendientes? Hago lo que puedo y si necesito consultarle algo, ya le preguntaré mañana, pasado o la semana que viene.
✓ ¿Visado de facturas y firma de documentos? ¡Puff! De esto no me libro. Tengo que entrar en el despacho.
Entrando al despacho …
Ahí está él. Trabajando, mirando la pantalla de su ordenador totalmente concentrado, serio… y con la yugular hinchada. Me acerco sigilosamente a su mesa, conteniendo la respiración y sin decir nada. Suelto el porta documentos delicadamente sobre la mesa. Me giro, enfilo hacia la puerta y cuando estoy llegado al umbral:
– ¡¡Erikaaaaaaaaaaaaa!!.
Ya está, me ha pillado. Pero si no he hecho ruido. Me vuelvo y pregunto lo más dulcemente que puedo:
– ¿Qué? – lo sé, lo sé. Se masca la tragedia. Me va a caer una buena
– Erikaaaaaaaaaa, ¿qué es esto?
– Documentación que no puede esperar. Por favor, ¿podrías firmarla? es que es urgente.
– Todo es siempre urgente ¡qué gente! ¿No sabéis priorizar?
Y continúa:
– Vamos a ver, una factura de material de oficina de hace un mes es ¿urgenteeeeeee?

Mira que he avisado a todos que hoy no está el horno para bollos y que solo me podían documentos super urgentes. Claro, esto me pasa por fiarme y no mirar lo que me dan antes de entrar en el despacho a jugarme la vida.
Vaya compañeros, menuda solidaridad.
Como está firmando, me quedo hasta que acabe, con la esperanza de no tener que volver a entrar más en el despacho a lo largo del día.
Lo malo de esar ahí es que su cabreo va in crecendo a medida que va avanzando con la carpeta:
– ¿Erika, se han gastado 500 euros en una comida de departamento?
– ¿2500 euros por un anuncio en prensa?
– ¿Pero tú has leído este contrato? No, no, Erika, esto no lo firmo ni en bromaaaaa.
Cuando empieza a subir la voz, le aguanto dos o tres preguntas, luego me doy la vuelta y le dejo con la palabra, o mejor dicho el grito, en la boca.
Le ignoro. Paso de él olímpicamente. Y lo hago:
- por no aguantarle
- porque no me contagie su estado de ánimo
- y especialmente, porque sé que le fastidia todavía más que no haga ni caso. La indiferencia duele más que mil palabras.
Lanzamiento de objetos
Un día le solté la carpeta de las firmas sobre la mesa. ¿Sabes qué hizo? La cogió y la estampó contra la pared. Por supuesto, no la recogí. Ahí se quedaron los papeles desparramados en el suelo el resto de la jornada.
Al día siguiente me encontré la carpeta sobre mi mesa con toda la documentación colocada y firmada.
Un día no le funcionaba el móvil. Tenía problemas con una actualización de seguridad y no podía leer sus correos. ¿Qué hizo? Arrojó el móvil a la papelera. Como ésta es de metal resonó e hizo tanto ruido que todo el mundo se quedó acojonado durante varios minutos en su sitio.
Si ha salido alguna mala noticia en prensa y él está enfadado, estampa el periódico contra la pared.
Llamadas telefónicas
No falla, cuanto más enfadado está tu jefe, más veces sonará el teléfono con llamadas de esos pesados que intentan hacerse pasar por amigos del gran jefe para que le transfieras la llamada y venderle una alarma de seguridad para su casa.
Si no le paso habitualmente llamadas de este tipo en días normales, mucho menos cuando está enfadado.
En resumen
Soportar a un jefe enfadado es una habilidad que tenemos las secretarias. Pienso que podría incluirse como riesgo laboral porque:
- a veces hacen mucho daño emocional las groserías y comentarios que hacen
- te juegas la vida cada vez que entras en el despacho. Imagínate si un día le diera por arrojar el abrecartas o las tijeras, en vez del periódico.
Tristemente ni jefes, RRHH o compañeros lo valoran ni lo reconocen.
Las secretarias no tenemos un plus en nuestro sueldo por aguantar gritos, malas formas y faltas de respeto. Por eso, dependiendo de la frecuencia e intensidad de los enfados, muchas compañeras de profesión terminan dimitiendo.
¿Le dan pataletas con frecuencia a tu jefe?
¿qué hace cuando está de mal humor?
¿da golpes, grita, lanza objetos contra la pared?
Imagen destacada del post: Jefe enfadado, vía Shutterstock
30 junio, 2014 @ 19:01
Me gusta lo que escribes aquí. saludos
30 junio, 2014 @ 19:15
wow, muchas gracias Kader. saludos
5 julio, 2014 @ 11:21
Y luego todo el mundo piensa que el trabajo de despachos es una bicoca.
¡¡¡Que estrés Dios mío!!! ¡¡¡Te felicito por el relato, bueno y entretenido!!!
5 julio, 2014 @ 13:36
gracias Humoreo 🙂
14 julio, 2014 @ 16:10
Hola Erika, solo tengo una cosa que decirte:
VAYA HUEVOS TIENES, reina!!!! 😉
En serio, es un horror tener que lidiar a diario con gente así, deberían ser conscientes que no están en casa, que trabajan con personas, asalariados, no esclavos.
Un abrazo
14 julio, 2014 @ 18:57
jajaja Juanan ¿sabes qué? estoy convencida de que estos tipos en su casa son unos "calzonazos" y cuando llegan a la oficina se comportan así porque es en el único sitio que pueden mandar. Lo malo es que muchas veces se pasan y la paciencia de los colaboradores se acaba.
Un abrazo
5 octubre, 2014 @ 17:13
jajaja muy buena +Erika Martin, me he recordado cuando mi jefe discutía con la Ex-Administradora de su negocio, ella lo sacaba de sus casillas, que hacia volar la mercancía por los cielos ( anillos de diamantes), yo no podía creer lo que veían mis ojos, todos esos diamantes volando por los aires. Jajajaja me he divertido, buen comienzo para mi día. Un abrazo.
5 octubre, 2014 @ 17:18
¿Arrojaba anillos de diamantes tu jefe, Hilda? ¡increíble! La verdad, es que a veces se enfadan tanto, que lanzan al aire lo primero que tienen a mano, sin pensar lo que es.
Un abrazo
14 agosto, 2016 @ 15:50
Waooo es increible lo qué sucede en una oficina no tenia ni la menor idea de que esto sucediera que horror para las secretarías y que valor para hacer este trabajo
14 agosto, 2016 @ 15:56
Hola Alejandra,
tristemente muchos jefes se comportan así. Una pena que nadie se acuerde de la secretaria que lo sufre ?
Gracias por el comentario y que tengas muy buen domingo
14 agosto, 2016 @ 19:47
Querida Erika, siempre que contas los problemas, es con tanta gracia, que se uno se olvida de la cantidad de de personas que trabajan a merced de loco maleducado. Esta claro que el que grita, nunca sera un líder!
Un beso grandee, feliz semanita!!
14 agosto, 2016 @ 20:43
Te aseguro que hay muchos locos de estos en la oficina, Mirta. Pero no vale la pena lamentarse, lo mejor es reírnos de ellos.
Efectivamente una persona así nunca jamás llegará a ser líder.
Muy buena semana para ti también y besote gigante. Abrazos
15 agosto, 2016 @ 00:02
La verdad es que para lidiar con personas así no se necesita solo paciencia sino cordura, como la que tu tienes, Erika. He leído algunas cosas sobre la capacidad de liderazgo y tengo que reconocer que estos perfiles de jefes y cargos equidistan bastante de sus premisas, al menos, en lo que es ideal y en sus principios. Otra cosa es la tiranía…uff!
Me ha encantado el post y tu capacidad para sobrellevar con destreza estos días negros que en realidad no son tuyos sino de tu jefe, pero lo pagan los demás. Menos mal que tienes un carácter excepcional y el buen humor no te falta.
Un beso, mi simpática amiga.
15 agosto, 2016 @ 13:35
Hola Marisa,
es que ya ni siquiera es liderazgo, sino algo más básico: modales y respeto. Para aguantar a este tipo de personajes se necesita paciencia y templanza en plan madre. Es lo mismo que cuando tu hijo pequeño quiere le compres chuches en el supermercado y tu le dices que no. Le dará la rabieta, la pataleta y montará el numerito … al menos yo me lo tomo así ? El bueno humor no puede faltar nunca
Estos son los pequeños detalles por los que no vale cualquiera para un puesto como el mío.
Un besote muy fuerte, guapa
26 agosto, 2017 @ 08:57
Hola, Erika, tu relato me ha hecho reflexionar. No es la primera vez que leo sobre estos comportamientos. Lo que no sé es por qué los toleramos. ¿Tan importante es el sueldo como para comprometer la salud emocional? Porque a mí me parece un error que te puede salir muy caro.
Opino que hay que indicarle los límites suavemente pero con firmeza. Veo que respondes desde el miedo y eso hará que cada vez él se crezca más. ¿De qué tienes miedo exactamente? Tu miedo es lo que alimenta sus comportamientos de desequilibrado.
Mi consejo: entra en el despacho cada vez que haga falta, háblale como si no pasara nada (en realidad no pasa nada) y si hace el idiota, házselo saber: indícale cuando debe bajar el tono, cuando está haciendo tonterías y cuando está resultando desagradable a ti o a tus compañeros. No te va a agredir, como mucho te despediría. Que no creo, pero sería lo mejor para tu salud emocional y tu autoestima.
Ese tipo de violencia verbal/actitudinal son malos tratos psicológicos, no me parece motivo de humor. Muchas veces generan daños emocionales que cuesta mucho superar o que son irreversibles.
En mi opinión estas actitudes que describes aquí no tienen nada que ver con ser jefe: es estar desequilibrado. Y que tú lo soportes tampoco me parece que forme parte de tu trabajo. Te invito a reflexionar por qué agachas el moño ante personas maleducadas o desconsideradas contigo. Creo que vales más.
Saludos y ánimos
27 agosto, 2017 @ 13:42
Hola Natalia,
Aunque lo cuente en plan gracioso, el tema de este artículo es muy serio. Dejo muchas reflexiones entre líneas:
– jefes que no tienen la más mínima noción de buena educación y normas de convivencia ni dentro ni fuera de la oficina
– jefes que no saben manejar sus emociones y hacen el ridículo comportándose como niños caprichosos pequeños
– tipos de dirección al estilo dinosaurio que destruyen el buen clima laboral y hacen que los empleados dimitan
– la presión y el estrés de los que están en el equipo del jefe, incluidas las secretarias (que estamos en primera línea de fuego y somos algo más que floreros). Algo que el resto de los compañeros de la oficina desconocen porque no pisan la zona noble habitualmente.
En cuanto a mí, lo pongo en el post, no tolero este tipo de comportamientos conmigo y directamente ignoro a mi jefe cuando tiene el día torcido. Porque ese teatrillo es para llamar la atención. Generalmente se comportan así los jefes inseguros y con baja autoestima. Por eso, sé que le fastidia mucho cuando hago como que no existe. Le hago sentir ninguneado.
Si tengo que entrar en el despacho, entro sin ningún problema. No le tengo miedo. Además ya le he dicho muchas veces que conmigo no funciona la política del miedo, esa de «¿a dónde vas a ir?» He trabajado en muchas empresas, así que sé que hay vida más allá de las 4 paredes de la oficina.
Sin embargo, hay gente a la que sí le afectan estos comportamientos directivos que, como bien dices, pueden llegar a ser maltrato psicológico en casos graves. Son causa de muchas bajas laborales por ansiedad y por depresión. Pueden afectar mucho a la salud mental, tal y como apuntas. No se puede consentir y hay que poner límites.
Mil gracias por tu comentario. Será muy útil para que más de uno (jefe o empleado) abra los ojos y se dé cuenta de que esa forma de dirigir una empresa no es normal.
Un abrazo muy fuerte
6 marzo, 2020 @ 00:07
Hola Erika,he leile todos los comentarios y las situaciones que expones y realmente me parecen un buen llamado a la reflexión, tanto para jefes cómo para empleados. A mí recién me han propuesto un empleo como secretaria(puesto en el que no tengo la más mínima experiencia) y la verdad que no se a que atenerme,tengo mis dudas y a pesar de que soy una persona bastante paciente no sé si seré capaz de desempeñar la labor,pero bueno al menos tus escritos me dan una noción. Un cálido abrazo
6 marzo, 2020 @ 16:36
Hola Reyna,
si te han propuesto ese puesto es porque han visto que tienes potencial para desempeñarlo. Cierto es que al principio intimida mucho estar en el equipo de los jefes, pero con el tiempo te das cuentas de que son personas como tú y yo … salvo cuando se enfadan jajaja que tienen que hacer el drama que he explicado en el artículo.
Te deseo mucho éxito como secretaria.
Abrazos