Vivir sin móvil
Pocas horas después de comenzar el Año Nuevo, mi móvil murió y me quedé desconectada de la vida desde Año Nuevo a Reyes.
Digo vida porque el día a día se complica bastante sin un smartphone. No pienses que tengo nomofobia. Todo lo contrario, soy de la generación que creció sin móvil, smartphone e internet, siempre he odiado el whatsapp y continúo utilizando la agenda de papel.
La tragedia de quedarte sin móvil
Mi teléfono llevaba unas semanas haciendo el tonto con la batería. Unas veces se cargaba y otras no. El mismo 01 de enero se apagó ya nunca volvió a encenderse.
Como soy un poco Mary Kondo, no guardo dispositivos antiguos en casa. Así que no tenía otro móvil para usar temporalmente. Además descubrí que la línea del fijo tampoco funciona y no sé desde cuándo porque ¿quién utiliza el teléfono fijo? Menos mal que la fibra óptica no me ha fallado, si no me hubiera quedado incomunicada del todo.
El colmo de la tragedia fue que el 26/12 hice un pedido online en Primor y estaba a la espera de recibirlo en casa. Basta que salgas a comprar el pan o tirar la basura para que justo en ese momento aparezca el mensajero. Es decir, hasta que no me llegara el paquete, no podía salir de casa para ir a un servicio técnico a reparar el móvil.
En estos días de encierro en casa me he dado cuenta de lo difícil que es vivir hoy en día sin un smartphone, a pesar de que en internet encuentres muchos artículos de gente romantizando con lo guay que es no tener móvil.
Gracias a la transformación digital, hay muchas cosas que solo las puedes hacer con el móvil en la mano.
La alarma del despertador
Lo primero que eché en falta estos días sin móvil fue la alarma del móvil.
Recuperé un reloj despertador a pilas del año de maricastaña. Sin embargo, el volumen de la alarma es muy bajo en comparación con el del móvil y no lo oía cuando sonaba.
El WhatsApp
No me gustan los chats y tampoco el whatsapp. Llámame rara, pero prefiero hablar por teléfono y mantener una conversación de viva voz en tiempo real. Uno habla y el otro responde al segundo.
En WhatsApp tecleamos rápido y los mensajes están mal expresados o son confusos, el auto-corrector hace lo que le da la gana, falta información … y la otra persona no entiende o lo hace al revés. Los emojis ayudan pero aún así surgen muchos malentendidos.
Esa manía que tienen algunas personas de enviar 25 notas de voz seguidas … En cuanto recibo 4, les fastidio y les llamo por teléfono jajaja Sí, sé que estás pensando que soy un poco dinosaurio. Pues sí, estoy de acuerdo contigo en este punto.
Confieso que he sido feliz estos días sin los mensajes y las notas de voz. Ha sido un descanso mental.
Por cierto, si eres de la generación mute o de esas personas que solo se comunica vía WhatsApp, debes saber que cuando tu móvil no está conectado a internet, no puedes leer ni responder mensajes en la versión escritorio del ordenador.
El email y las páginas web
No he echado de menos no poder leer el correo electrónico en el móvil porque casi siempre lo miro en el ordenador. Tengo presbicia y, aunque el móvil lo tengo configurado con letra grande, leo todo mucho mejor en la pantalla del ordenador.
Algo parecido pasa con las páginas web. Muchas no son responsive y tampoco están pensadas para gente con problemas de visión (letras no escalables, botones enanos, enlaces muy juntos unos de otros o imágenes sin descripción).
En cualquier caso, si estás fuera de casa y no tienes móvil, tampoco tienes internet. Así que olvídate de consultar cualquier cosa en Google y entrar a alguna página que aclare alguna duda que tengas en ese momento.
Las Redes Sociales
No quiero ni imaginarme cómo será no tener móvil para las/los que tienen adicción a las redes sociales. Si eres influencer o te pasas el día haciéndote selfies o grabando vídeos para subirlos a Instagram y TikTok, también lo vas a pasar un poco mal. No solo no tienes móvil ni internet, tampoco tienes cámara para hacer fotos y vídeos.
En mi caso tampoco ha sido problema. El 90% de mis publicaciones están programadas desde el ordenador. He podido ver las de los demás desde el ordenador. Como no he salido de casa, no me ha surgido la necesidad de hacer fotos a escenas y lugares chulos (que esto sí que lo hago con frecuencia).
Trámites con la Administración Pública
Aquí empiezan los problemas serios.
Si no tienes certificado digital y operas con clave pin o clave permanente, no puedes hacer gestiones con la administración pública porque te envían por SMS un código para poder acceder y gestionar el trámite que sea. Incluso si estás haciendo el trámite en la web, te mandan un SMS para completarlo.
De modo que sin móvil, tendrás que pedir cita previa para ir presencialmente a hacer la gestión. Espero que tengas teléfono fijo para poder llamar … ¡¡qué tontería!! Hacienda, la Seguridad Social, el SEPE, el Ayuntamiento: ninguno responde el teléfono.
No te quedará más remedio que ir en persona a intentar solicitar esa cita. Tendrás que hacer una cola de varias horas en la calle y te aburrirás como una seta porque sin móvil no podrás entretenerte enviando notas de voz por WhatsApp, no podrás quejarte en Twitter sobre el tiempo que llevas haciendo cola en la calle, ni escuchar música o podcasts.
Tu banco
Como los bancos no quieren que los clientes pisen sus sucursales, tienes que hacer todas tus gestiones en el ordenador y/o con la app que te has descargado en el móvil.
¿Tienes que hacer una transferencia bancaria? Entras en la web, rellenas todos los campos, pones tu firma digital y … ¡oh, sorpresa! Para completar el pago, te envían un código por SMS. Si no introduces en la web ese código, no puedes acabar la transferencia ¿No tienes móvil? Pues no puedes hacer transferencias.
Si no sabes hacer transferencias en el cajero, tendrás que pedir cita a tu gestor para ir presencialmente y que te cobre una tarifa por realizar la gestión. Ya sabes, la Banca siempre gana.
Monedero electrónico
Hablando de dinero, sin móvil no puedes hacer bizum.
Tampoco podrás hacerte la/el moderno pagando la compra en el supermercado con la app del banco, la de la tienda, el Google Pay o el Apple Pay.
Tendrás que dar un paso atrás en la modernidad digital y pagar con la tarjeta de plástico de toda la vida o bien pasarte por el cajero, sacar dinero y pagar en metálico como en siglos pasados.
Tarjeta virtual sanitaria
¿Qué me dices de las citaciones de la vacuna Covid? Si quieres auto-citarte, tienes que entrar en la app de la tarjeta virtual sanitaria, buscar fecha, hora y centro, y confirmar.
Un día antes de la vacuna, recibes un SMS con el recordatorio de la cita. Este mensaje incluye un enlace que al clicarlo abre una ventana con un código QR que debes enseñar a tu llegada al centro de vacunación.
Una vez vacunada/o ¿dónde tienes el Pasaporte Covid? Pues en la app de la tarjeta sanitaria 😛 Si alguien te lo pide, tienes que abrir la app, seleccionar carnet de vacunación o certificado covid digital de UE, esperar unos segundos para recibir por SMS con un código numérico que debes escribir en la opción elegida para que aparezca el código QR en la pantalla del móvil y enseñárselo a quien te la ha solicitado.
Te sugiero que guardes el papel que te dieron al vacunarte. Si un día te quedas sin móvil, será la única forma de acreditar que estás vacunada/o y también si te has hecho pruebas diagnósticas y que lo lleves en el bolsillo. Lo sé, eso de gastar papel no es sostenible porque se talaron unos cuantos árboles y la tinta posiblemente sea cancerígena. Pero si no tienes móvil y estás en una ciudad en la que te piden el pasaporte covid para entrar a cualquier sitio, lo práctico es volver a los tiempos de los dinosaurios y llevar el pasaporte en papel.
¿Necesitas algún medicamento de tu receta electrónica? Pues no vas a poder utilizar la app de la tarjeta virtual en la farmacia. Tendrás que llevar la tarjeta sanitaria de plástico de toda la vida. Tampoco es sostenible, pero si no tienes móvil …
Citas médicas
Tienes que descargarte la app de la cita médica de tu Comunidad Autónoma para evitar hacer una cola de 2 horas en la calle para pedir cita con tu médico porque los del centro de salud nunca jamás responden el teléfono.
Unos minutos después de pedir tu cita vía app con atención primaria (médica/o, enfermera/o), atención hospitalaria o para el test covid, llega la confirmación por SMS. Unos días antes de la cita te envían por SMS el recordatorio.
Confieso que estas citas las pido siempre en la web y me envío la confirmación por email porque alguna vez me ha pasado que he llegado al centro de salud y resulta que no estaba en la lista de pacientes de ese día. Tener la confirmación del email me ha servido para acreditar que sí estaba citada.
Tarjeta transporte público
La verdad es que utilizo la tarjeta de plástico de Renfe y la de plástico de la EMT y Metro para mis desplazamientos en transporte público. Pero si tú eres de los que tiene el Abono Transportes en el móvil, imagínate, no puedes usarlo y pierdes días que ya has pagado hasta que vuelvas a tener móvil.
Moverte en coche
Google Maps
Confieso que soy de las que baja la ventanilla del coche y pregunta al primero que pasa por la acera. Además de viejuna, no pierdo la ilusión de acabar algún día en Roma.
Aparcamiento
Soy la típica rubia con media neurona que no sabe utilizar los parquímetros de la calle y la boba que se tiene que bajar del coche para sacar/introducir el ticket en la barrera de entrada/salida de los aparcamientos.
Dejé de hacer el ridículo el año pasado gracias una app que me descargué y que va de maravilla.
Cuando aparcas en la calle, abres la app, eliges distrito, zona azul/verde y el tiempo. El pago se carga al monedero virtual de la aplicación.
Cuando llegas a un aparcamiento, la cámara de entrada lee la matrícula de tu coche y sube la barrera. Al salir no pasas por caja. La cámara de salida vuelve a leer la matrícula, sube la barrera y te hace el cargo al monedero virtual.
Como he estado en casa esperando el paquete de Primor, no he tenido que aparcar en la calle o en algún aparcamiento público en estos días.
Alquilar coche, moto, bici o patinete
¿Eres de los que se mueven por la ciudad alquilando un coche, una bici o un patinete? Olvídate, no puedes abrir la correspondiente app porque no tienes móvil.
Lo mismo para los Uber, cabify … siempre te quedará levantar el brazo, parar un taxi y pagar una pasta por el desplazamiento.
La cartera virtual
Nos hemos acostumbrado a llevar en el Wallet las entradas al cine, teatro, conciertos, billetes de tren, tarjetas de embarque, etc. Mola tanto esto de ser digital. Además así eres ecológico porque no gastas papel ni tinta. Hasta el día que te quedas sin móvil y entonces o imprimes o no entras en el evento que sea, en el tren, en el avión …
Productividad laboral
¿Se te olvidó la contraseña de Google Drive, office.com, trello, Slack, canva o cualquier otra plataforma de este tipo? Según como tengas configurado el acceso a tu perfil, puede ser que te envíen por SMS un código para verificar que eres tú y restablecer tu contraseña.
Conclusión
Vivir sin móvil va más allá no de poder publicar videos en TikTok, fotos en Instagram o quejarte por todo en Twitter. Nos hemos acostumbrado a usarlo para todo.
No solo eso. La Administración Pública y las empresas privadas exigen que realices tus gestiones, citaciones, reservas, pagos, reclamaciones, etc. mediante apps, SMS, códigos QR, WhatsApp y DM en redes sociales.
La pandemia ha acelerado toda esta transformación digital porque en muchos sitios no quieren que usuarios o clientes pisen sus instalaciones. Ni atenderles por teléfono. Que cada cual resuelva sus asuntos en las webs, las apps o haciendo varias horas de cola en calle, sin importar el calor en verano, el frío en invierno, si eres adulta/o mayor, estás lesionada/o o tienes algún tipo de discapacidad.
Mi consejo es que hagas copia de seguridad de tu móvil con cierta frecuencia por si de repente muere, lo pierdes o te lo roban. Sin darte cuenta tienes un montón de datos sensibles ahí guardados. Tener esta copia te ayudará a recuperar todos tus datos y apps cuando tengas smartphone reparado o tengas que comprarte uno nuevo.
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Jordi Ferrís
17 enero, 2022 @ 18:45
Qué cierto todo lo que cuentas. Recuerdo cuando lleve a mi hijo al aeropuerto. Se iba a Milan a ver a unos amigos. No llevaba ni un duro en metálico, ni el billete en papel… Nada. Todo en el móvil. Qué valiente. Yo siempre llevo el billete en papel (dentro de una funda transparente de folios, claro) y euros en metálico, por si las moscas. En fin, que lo has descrito fantásticamente, como siempre.
Erika Martin
17 enero, 2022 @ 20:55
Pues sí que fue valiente tu hijo llevándolo todo en el móvil. Es lo que tiene ser nativo digital.
Soy como tú, Jordi, cuando viajo también llevo un sobre de plástico transparente con copia de todas las reservas en papel por si pierdo el móvil o por si me quedo sin datos de internet en el móvil (que no me gusta conectarme a los wifi públicos).
Muchas gracias por leerme.
Inés
17 enero, 2022 @ 20:41
La verdad es que no somos conscientes de lo mucho que dependemos del móvil, aunque sólo sea para hacer gestiones…
Y muchas veces pienso que las que somos de una generación en la que los billetes de avión te los traía el mensajero en un sobrecito, si desapareciera internet, seríamos capaces de seguir haciendo nuestro trabajo, más despacito y no tan inmediato claro 😉 A veces hasta echo de menos esos tiempos!
Erika Martin
17 enero, 2022 @ 21:06
Hola Inés:
en general se asocia la dependencia del móvil a estar mirando todo el tiempo las redes sociales, pero no, hacemos todo tipo de gestiones con él.
Había olvidado aquella época en la que un mensajero traía los billetes de avión para los jefes, jajaja. Si desapareciera internet, nosotras seríamos capaces de seguir sacando el trabajo adelante (es lo bueno de ser migrante digital) 😉 Supongo que para los nativos digitales sería muy complicado adaptarse al mundo analógico.
Eran tiempos muy «primitivos» pero con muchas menos «urgencias» y estrés porque todos sabíamos que las cosas no eran inmediatas. Quizás teníamos más paciencia que ahora.
Erika Aguerri
18 enero, 2022 @ 13:04
Ha sido a la vez divertido y aterrador. Yo también entro en conflicto muchas veces con mi dependencia impuesta al móvil. Lo mio es una relación amor-odio con tintes masoquistas.
Tengo dos trucos: el primero es guardar todas las contraseñas encriptadas en una nube privada, así como copia una en pdf de documentación importante y el segundo es tener un teléfono…¡que sólo llama!, suena a locura pero en vacaciones cambio la SIM y puedo seguir llamando (soy de las tuyas) y si necesito hacer alguna gestión seguro que alguien me presta el ordenador.
Erika Martin
18 enero, 2022 @ 22:23
Hola Erika:
genial cómo describes la dependencia que tenemos todos con el móvil y lo del «amor-odio con tintes masoquistas».
Muchas gracias por tus trucos. El primero lo hago yo también (copia de documentos importantes en la nube y en pen drive). El segundo me lo guardo, tener un teléfono de reserva puede salvarnos la vida en caso de emergencia o simplemente para hacer detox digital en vacaciones.
Saludos
Vanessa Calonge
8 febrero, 2022 @ 21:02
¡Buenas!
Totalmente de acuerdo que aunque pensemos que no somos dependientes, hay cuestiones que sin un smartphone ya son imposibles. En mi caso he empezado 2022 queriendo dar atrás a la tecnología y aunque muchas cosas podría ignorar (aunque sea joven, no estoy enganchada y tengo conductas de la generación boomer :D), como bien indicas en tema bancos y servicios públicos (incluyo Administración como otros servicios de salud u organismos) ahora mismo te obligan a tener smartphones por narices.
Haciendo por tanto que la idea de vivir sin teléfonos inteligentes sea una utopía. O directamente seas un anarquista que ignores todos los avances y vivas fuera del sistema ^^u
Un abrazo fuerte y un escrito muy bueno e interesante.
Erika Martin
8 febrero, 2022 @ 22:53
¡Hola Vanessa!
siempre te he admirado por toda la dedicación que pones en tus proyectos digitales y lo activa que eres en redes porque además del trabajo que supone, también hay que dedicarle mucho tiempo. Así que entiendo que eches el freno con tanta tecnología. A veces es necesario ser un poco anárquica 😉
Me encanta lo de «conductas de la generación boomer» jajaja
Te contaré que el otro día fui en persona a cambiar mi contrato en Movistar. Para hacerlo me pidieron que me descargara la app, pero me dio problemas con la clave y no había forma de entrar. Le pregunté a la persona que me atendió que sino podía imprimir el nuevo contrato para firmarlo a boli. No veas la cara que puso y qué drama. Ella porque eso ya no se hace y yo porque porque me sentí dinosaurio. Después de una hora y con la ayuda del «gurú» (el experto en tecnología de la tienda) consiguieron enviarme el contrato por email y que pudiera firmarlo en una pantalla de esas como las que hay en Correos.
Vivir sin teléfono inteligente es una utopía, como bien dices. Cada vez se pone más difícil ser anarquista porque en cuanto tengas que hacer alguna gestión …
Muchas gracias por tu comentario, Vanessa. Un abrazo muy grande.
Óscar
9 febrero, 2022 @ 17:49
No me creo que seas tan toba, ni vieja, ni nada de eso que dices… Más que nada porque te conozco y sé todo lo que vales!! Es cierto que ponen las cosas muy complicadas para poder funcionar sin móvil, pero yo también soy de la vieja escuela y aún llevo cosas importantes en papel, por si acaso… 😛 Besitos!!
Óscar
9 febrero, 2022 @ 17:50
Toba no, boba… 😛
Erika Martin
9 febrero, 2022 @ 20:14
Hola Óscar,
genial eso de llevar las cosas importantes en papel, así están a salvo de hackers. Yo también lo llevo así 😉 y es en esos detalles en los que a veces me siento mayor. Ojo, que eso no es negativo porque cuando te quedas sin móvil o sin internet, sabes cómo desenvolverte en la vida (preguntando a alguien cómo llegar a un sitio, pagando en metálico o con tarjeta, llamando desde el fijo para hablar con alguien, etc.)
Con el coche sí soy boba jajaja ya te contaré anécdotas la próxima vez que nos veamos.
Muchos besos
Samarcanda
11 febrero, 2022 @ 12:00
Hola Erika.
Es un drama. Yo lo veo sobretodo con mi madre, de casi 70 años, que para hacer cualquier cosa, requiere de mi ayuda, cuando ella toda la vida ha hecho todo tipo de trámites y gestiones por su cuenta y sin problema, y ahora se siente súper inútil. Se pone súper nerviosa con todo, y lleva fatal lo de tener el móvil en todo momento.
Habría que poner en su situación a todos los listos de la burocracia y los bancos. ¿Ellos no tienen abuelos? En esta sociedad que tiende a automatizar todo, nos deshumanizamos a pasos agigantados. Qué barbaridad.
Erika Martin
11 febrero, 2022 @ 13:33
Hola Samarcanda:
No son solo los bancos y la Administración Pública, también las empresas. Hoy todo va vía app y chatbots, y como tengas una duda y necesites orientación e información (contratar algo, reclamar una factura, cambiar el número de cuenta del banco, etc.) te lo tienes que gestionar tú misma y buscar información en Google porque nadie te contesta al teléfono y les fastidia atenderte en persona.
Normal que tu madre se sienta frustrada. Parece que no tienen abuelos ni empatía y que los clientes o usuarios (de cualquier edad) les importan una mi**
Una pena que se haya deshumanizado todo.
Saludos